India y Pakistán fuera de control
Oficiales de policía retiran un cartel durante las protestas en Jammu, Cachemira, India. Foto: EFE | EPA | Jaipal Singh.
por Raquel Pozzi
Tras la revocación del estatus especial de Cachemira por parte de La República de la India, que reclama todas estas tierras bajo el nombre de Jammu y Cachemira, la zona más militarizada del mundo vuelve a tornarse en una amenaza global por la incorporación de un tercer actor: La República Popular de China. La titánica guerra comercial emprendida por Donald Trump y Xi Jinping, abre diferentes escenarios que vigorizan conflictos históricos. Entre India y Pakistán la tensión no es sólo por Cachemira, Islamabad cedió en 1963 a China la región de Gilgit-Baltistán, convirtiéndose en una ruta central de conectividad en la nueva Ruta de la Seda en el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC).
La administración de Narendra Modi efectivizó una de las promesas en campaña con las que ganó holgadamente las elecciones 2019: eliminar los privilegios constitucionales de Jammu y Cachemira, único Estado indio con mayoría musulmana en la frontera con Pakistán.
La delgada línea de control
En la “Línea de control” en Jammu & Cachemira, frontera militar entre la India y Pakistán de más de 700 km de largo y legado de la guerra de 1971 indo-pakistaní, crece la tensión.
En los distintos puntos de LoC (Line of Control) se llevan a cabo enfrentamientos militares entre los dos estados aun cuando se presume que el mismo atenuaría la intensidad con la mediación internacional.
El histórico conflicto entre la República de la India y la República Islámica de Pakistán en el mes de mayo fue el epicentro de los ataques realizados por militantes pertenecientes al “Ejército de Mahoma” Jalish e Mohammad en Pulwana (territorio indio); en respuesta a los referidos ataques, la IAF (Fuerzas aéreas indias) embiste el campamento Balakot en la LoC.
A pesar de los intentos de Nueva Delhi de aislar diplomáticamente a Islamabad, la situación reavivó los rencores históricos entre indios y pakistaníes por el control de Jammu y Cachemira. Es importante tener en cuenta que no sólo se trata de los dos estados mencionados con importante potencial nuclear sino también la presencia en la escena de la República Popular de China como otro actor subliminal que desanima la idea de una resolución vertiginosa.
Es preciso destacar que el actual conflicto estalla por escaramuzas del JeM (Ejército de Mahoma) pero la región es eruptiva por la presencia de los talibanes en la frontera Afganistán-Pakistán como también por minorías separatistas musulmanas que habitan en la región autónoma Uigur (Xijiang) en el Noreste de China. Es significativo destacar que la región de Cachemira limita con India, Pakistán y China poseyendo una población aproximada de 13 millones de habitantes cuya mayoría profesa la religión musulmana, actualmente la zona está dividida entre los tres estados mencionados: Pakistán controla los territorios del Norte y Azad Kashmir (región noroccidental), India ocupa las zonas centrales y meridionales (Jammu y Cachemira) y China controla la región nororiental (Aksai Chin y el Valle de Shaksgam), en términos porcentuales India controla casi el 50 % del territorio, 37 % Pakistán y el resto es supervisado por la República Popular de China.
Más allá de las tres guerras libradas por India y Pakistán en 1947, 1965 y 1999 también es preciso señalar la guerra entre China e India en 1962 por diferencias en la demarcación de fronteras. Además de la variable política es ineludible destacar el aspecto geográfico de la región en cuestión ya que la región de Jammu y Cachemira es una de las más escarpadas del mundo por las cadenas montañosas de Pamir e Indu Kush que conectan directamente con el Himalaya como también la de Karakoram y Jir Panjal donde las alturas rondan en los 8.400 metros lo que explica el aislamiento, incomunicación y diferencias culturales. Debido a ser un territorio tan escarpado el recurso hídrico torna a la región importante por el control de los ríos: Indo, Jhelum, Chenab, Rabi,Sutlej y Beas. La dependencia económica agrícola de Pakistán genera la necesidad de contar con el recurso hídrico, indispensable para el desarrollo de su economía a pesar de los numerosos tratados firmados que garantizan el equilibrio del dominio hídrico en la región.
Pasado y presente
Generalmente cuando referenciamos a Cachemira se tiene en cuenta sólo el Valle de Cachemira, pero el conflicto incluye otras regiones no menos importantes, como la región del Poonch y el estado autónomo de Azhad Kashmir; las áreas del norte en Gilgit y Baltistán y la región budista de Ladakh. Estas áreas estuvieron controladas por el imperio Mongol en el siglo XVI, luego invadida por los afganos entre 1726-1819 cuyo jefe fue el Sij Ranjit Singh para convertirse en territorio cedido por los británicos a principios del siglo XIX a la dinastía de los Marajá o Maharajá (rey) Singh.
El primer Marajá de Cachemira fue Gulab Singh quien “recibió” de los británicos la región de Jammu & Cachemira en 1857. El Imperio británico concede el control de esta región a la dinastía Singh basándose en intereses estratégicos que tenían que ver con el temor de la infiltración comunista de rusos y chinos en plena guerra fría, aunque muy seguros la lealtad de los Singh para proseguir con la dominación británica en el resto de Asia.
Es conveniente analizar también que el verdadero potencial geo-económico lo constituían las dos rutas comerciales más importantes ubicadas en la cadena montañosa de Karakoram, esas rutas eran Ladakh y Gilgit que fueron repartidas entre India y Pakistán después de 1947, quedando Ladakh para India y Gilgit para Pakistán, estas rutas comerciales eran muy importantes por el acceso a la región autónoma del Tibet y a la República Federal Democrática de Nepal.
Finalizado el dominio británico en 1947, sobrevolaba la Teoría de las Dos Naciones: “Unión de la India y Dominio de Pakistán” pero la separación religiosa entre musulmanes e hindúes demostrarían la imposibilidad de coexistencia de las dos naciones. La región de Cachemira era gobernada por el Marajá Hari Singh en 1947 quien en el contexto de una revuelta pakistaní prefirió la ayuda militar de la India firmando a cambio un instrumento de adhesión de Cachemira a la India, estallando la guerra automáticamente. Dejaremos de lado en esta columna el conflicto limítrofe entre India y China en 1962, pero si referenciamos que por consecuencia de la misma el año 1971 determinó la creación del Estado Independiente de Bangladesh y la firma del Acuerdo de Simla.
Fuera de control y miedo nuclear
Tanto India como Pakistán cuentan con un arsenal de ojivas nucleares importantes que los ubica entre el 6to y 7mo lugar con 130 a 140 ojivas nucleares (variando según fuentes) entre los diez países más importantes del mundo. Ambos estados ejercen estrategia de disuasión, por un lado Pakistán considera indispensable invertir en armamento nuclear debido a la asimetría en número de militares con respecto a la República de la India y por otro lado India evalúa el peligro que significaría si los grupos radicalizados Jalish e Mohammad; Tehrik e Taliban Pakistán (TTP) y Al-Qaeda se apoderasen del armamento nuclear de Pakistán.
Entre las armas nucleares de Islamabad y Nueva Delhi también debe considerarse el potencial nuclear de Beijing sin embargo el verdadero problema radica en la comunidad internacional que si bien acuerdan en acercar la partes, en general las relaciones internacionales de las potencias más importantes se encuentran enredadas en sus propios conflictos, por lo tanto como sucedió en otras oportunidades la resolución de esta disputa tiene su propio límite y es el temor a la escalada nuclear en la Línea de control donde Pakistán e India se hallan fuera de control.