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Cultura 26 de diciembre de 2016

Ignacio Esains, autor de “Yo quiero ser un YouTuber”: “El que alcanza la fama es que porque es distinto”

Sugerencias para los jóvenes que intentan meterse en el terreno de los youtubers: originalidad, búsqueda, humor y necesidad de atención, los factores que mueven a este fenómeno.

250215 Los argentinos 25 DE FEBRERO DEL 2015 de febrero del 2015

“Yo quiero ser YouTuber”, el libro del escritor y guionista televisivo Ignacio Esains, brinda consejos para los que quieran iniciar o mejorar el camino de buscar la celebridad a través de esa plataforma de Internet, a la vez que desentraña los secretos de la fama de los youtubers más famosos de la red.

A la cabeza de los más “likeados” en habla hispana se encuentra el chileno Germán Garmendia (1990), con 26 millones de suscriptores que miran sus videos de no más de siete minutos donde él es la única figura y con su inconfundible locuacidad acelerada, que no le teme al ridículo, comenta Esains en su libro editado por Altea.

Más atrás se ubican los españoles ElRubiusOmg, Vegetta777, las mexicanas Lady16Makeup y CaeLike, y el connacional Werevertumorro; por Venezuela se encuentran Dross y Whatdafaqshow; y finalmente el colombiano Jaramishow.
A nivel local, los argentinos cuentan con Deigamer (1992) y sus 13 millones de suscriptores. Samuel Luque, su verdadera identidad, no respeta un solo formato y sus seguidores disfrutan de ver cómo compone e interpreta raps, crea personajes a los que le da voz y husmean en su vida privada.

“Mi experiencia en este terreno comenzó a mediados de los 90 con la cultura ‘fanz’ (fanzine), animé, video juegos, juegos de rol. Conocía el mundo en el que se movían los adolescentes que gustaban de estas artes. Luego comencé a trabajar la prosa y me metí en la TV, fui ‘Story Enter’ (responsable de la estructura narrativa de un programa) en tres temporadas de “Gran Hermano”, luego me interesó el guión y trabajé en las novelas de Pol-Ka ‘Padre Coraje’ y ‘Soy gitano'”, comenta Esains.

El autor recuerda que luego se dirigió a Ecuador y trabajó en novelas y en el reality “Combate”. Volvió al país y nuevamente se contactó con antiguos socios pero esta vez “metiéndonos, de manera amateur, en la generación de contenidos en video”. Así fue como comenzaron a subir videos y cada vez “hacíamos cosas más elaboradas. Llegamos a tener un noticiero de 30 minutos con humor al estilo Capusotto, o sea muy lo que hacen ahora los youtubers”.

-¿Por qué crees que este fenómeno se extendió mundialmente? ¿Será que los chicos ven que es una manera fácil de llegar al éxito y al dinero?

-El sueño de ser rico y famoso siempre está rondando pero lo que quieren los chicos, como cualquier chico desde el principio de los tiempos, es atención, que los escuchen, buscar su propia personalidad. En los primeros capítulos hablo de los mayores referentes y busco no solo mostrar sino motivar, tratar de que no busquen imitar a otro sino encontrar lo que les hace bien. Luego sí les brindo herramientas para mejorar el contenido: qué pueden ofrecer, cómo descubrir habilidades, encontrar la voz que van a utilizar en la redes, cómo armar un estudio, el video y aprender a transmitir en vivo, entre otros consejos.

– ¿Qué tienen de diferente los youtubers que generan tanta atención?

-Lo que le gusta a la gente es que no existe la barrera de la TV. Son artistas completos, tienen el control de lo que ofrecen. Ellos graban, editan, suben sus videos, no tienen marketing, todo lo hacen solos. Lo más populares tienen un público popular, son convocantes y libres de decir lo que tienen ganas.

-¿Creés que es por la edad que no conocen de limites?

-No, no creo. Trabajé con chicos de TV de la misma edad que son más de la vieja escuela. Ellos esperan que los demás los conviertan en youtubers, que les generen los contenidos. Hay de todo.

-¿Qué opinión te merece nuestro “tuber” argentino?

-El cordobés Deigamer me parece genial, porque crea personajes y hasta los musicaliza. Es bastante competente.

-Pero los youtubers no solo se quedan con venderse en Internet, sino que exploran nuevas maneras de llegar a otro público, ¿no?

-Sí, no se quedan sólo con Youtube. DeiGamer editó una historieta muy buena; también Dross, quien es comunicador social, lanzó una novela de ciencia ficción “Luna de Plutón”. Y el Rubius con “Virtual Hero” y “El libro troll”, por solo nombrar algunos que saltaron al papel aunque sea por algunos instantes.

-¿Cuál creés que es el futuro de estos personajes?

-Creo que el fenómeno va ir creciendo y cambiando, sobre todo la plataforma que aún está en conflicto, porque es parte de Google. Y lo importante es la masividad, no le sirve tener “divas” con 50 millones de visitantes; a Google le conviene tener muchas cuentas de un millón de visitas, porque mañana esas cuentas se borran del canal o migran a otras plataformas y pierden. Ahora Facebook salió a competir. Está tratando de generar un espacio en video más amigable para ofrecer contenidos y tentar a los nuevos youtubers.

-Todos tienen las mismas herramientas, ¿pero a qué se debe el éxito de unos y el fracaso de otros?

-El que alcanza la fama es que porque es distinto. Algunos porque son atractivos, simpáticos y tienen sus seguidores. Pero hay otros como el salvadoreño Power Flow, que es una especie de personaje de dibujo animado: es acelerado, sus videos son locos y no tiene pudor de reírse de sí mismo. Aún los chicos como Lucas Castell o Julián Serrano que son muy populares no tienen la personalidad prefabricada como los de Cris Morena, que saben qué responder porque conocen de marketing. Los youtubers no, ellos aparecieron en el canal para ser ellos mismos y eso no van a cambiar nunca.