Con una propuesta que combina lo acústico y lo eléctrico, mediante un viaje por los variados paisajes sonoros rioplatenses, con variados instrumentos, pero con el protagonismo del piano y la percusión aérea, Hugo Fattoruso y Aldana Barrocas vuelven a Mar del Plata este sábado 20 de agosto. Con su Ha Dúo, que está camino a celebrar diez años y tres discos, se presentarán a las 21 en la sala Payró del Teatro Auditorium.

“La música en vivo emociona más que cualquier disco”, enfatiza el prestigioso artista uruguayo en una charla con LA CAPITAL en la que reconoce que su objetivo es la “prolijidad” que ofrece al público. También habla de su pasión por el piano, sobre el cual sostiene: “me ha permitido conocer lugares, artistas, es mi sobrevivencia”.

Antes de su llegada a la ciudad y mientras espera la concreción de las visas de trabajo que les permitirá concretar una gira por Japón pendiente desde la pandemia, Fattoruso expresa su “emoción” por volver a “la ciudad en la que nació Astor Piazzolla”. “Es impactante” -dijo-, al tiempo que recordó que en Mar del Plata ha compartido presentaciones con “excelentes músicos”. La diferencia, según sus palabras, es que este regreso encuentra “un Ha Dúo más maduro, más fortalecido por la práctica”.

“Lo que hace Albana es bastante particular, trabaja con percusión aérea y con cosas electrónicas y me ayuda a cantar, así que tenemos un color de voz femenina que es muy bienvenido“, define. En ese contexto, puntualiza que “lo cantado está llevado a la poesía, lo cantado expone la letra en la melodía compuesta para ese tema. Es una combinación de cosas fuertes. La voz es uno de los elementos potentes de nuestra presentación”.

“Nuestro objetivo es la prolijidad. En vivo, la música siempre te emociona mucho más que en un disco. Un disco es una referencia para escuchar, pero el vivo impacta, en cualquier banda y cualquier estilo de música. Por ejemplo, los tambores de candombe: no hay estudio que registre el sonido, el impacto, por más experiencia que tengan los ingenieros de sonido”, asegura al continuar hablando sobre la experiencia de la música en vivo.

La música es parte intrínseca de la vida de Fattoruso. Sus primeras presentaciones fueron con su padre Antonio y su hermano Osvaldo, en casa, improvisando con elementos que tuvieran a la mano. Cuando era adolescente, integró Los Shakers: entonces, “solo sabía cuatro o cinco acordes de guitarra”, reconoce. Pero luego incursionó en el piano, instrumento que “estudié de verdad”.

Por eso, define que el piano es, para él, la herramienta que le ha permitido “conocer lugares, artistas, es mi sobrevivencia”. Asimismo, asegura que “ser músico es una responsabilidad muy grande. Un músico es siempre una especie de embajador de su país, vaya donde vaya, y es un privilegio poder llevar nuestra música donde quiera que vayamos”.