Un hombre fue condenado a 3 años de prisión por haber incumplido con una orden de restricción de acercamiento a su expareja, robarle el celular y golpear a uno de los policías que fueron a arrestarlo.

Miguel Gastón Ledesma es el protagonista de una casa compleja de violencia de género. El hombre había sido condenado en 2016 y en 2023 por diferentes delitos, pasó un tiempo en prisión, y mantuvo desde prácticamente desde el inicio una relación tóxica y agresiva con quien era su pareja, y madre de sus tres hijos, con la que además tuvo una orden de restricción de acercamiento impuesta por el Juzgado de Paz de General Alvarado.

En un juicio abreviado en el Tribunal N° 3, el juez Juan Manuel Sueyro condenó a Ledesma a 3 años de prisión por los delitos de violación de domicilio, dos casos de desobediencia, lesiones graves agravadas por ser cometidas en perjuicio de un miembro de la fuerza policial y robo simple. Además, se le impuso que reparara el daño causado y le abonara 150.000 pesos a la víctima.

Si bien hubo acuerdo entre las partes en la calificación del delito, en el juicio abreviado hubo discrepancia al tratar la reincidencia de Ledesma, si correspondía o no. Para la fiscal Ana Caro, correspondía una sanción complementaria, mientras que para el defensor no.

El juez Sueyro decantó por la postura del defensor y argumentó que antes de ocurrieran los hechos de esta causa, Ledesma había sido condenado el 7 de noviembre de 2023 a 6 meses de prisión de efectivo cumplimiento, que se cumpliría de manera efectiva el 2 de mayo de 2024. Sin embargo, los hechos que se juzgaron en este juicio abreviado ocurrieron el 29 de abril de 2024.

“Con tales antecedentes, sin dificultad, se puede advertir que Ledesma no había cumplido pena efectiva cuando cometió los delitos de desobediencia y lesiones agravadas. Con ello, no procede la declaración de reincidencia que propuso la parte acusadora. Tampoco corresponde tal declaración en función de la condena recaída, pues desde aquella sanción de cumplimiento efectivo transcurrió un plazo superior al contemplado por la norma, ya que en enero de 2016 se le impuso 15 días de prisión”, explicó el juez en la sentencia.

En la condena de 3 años sí se tuvo en cuenta el contexto de violencia de género. “El Estado Argentino ha asumido compromisos internacionales para perseguir la violencia contra las mujeres y la valoración propuesta es reflejo de esa obligación”, explicó Sueyro.

De esta manera, el vencimiento de la actual pena contra Ledesma vencerá el 28 de abril de 2027, ya que permanece privado de su libertad desde el 29 de abril de 2024.

Un contexto de violencia de género

Gastón Ledesma y su expareja tienen tres hijos en común y la relación es conflictiva, tóxica y violenta. La mujer relató a la policía que desde hace tiempo se siente hostigada, abrumada por la conducta violenta del condenado y que tema en todo momento por su integridad física o la de sus hijos. La víctima, además, dijo llegó a llamar más de una vez al 103 para pedir ayuda, porque se encuentra integrada al sistema de alerta ciudadana.

Allegados a la pareja ratificaron el contexto de violencia de género. Incluso dijeron que a Ledesma lo han visto merodeando siempre por la casa de la víctima y que en numerosas ocasiones intentó forzar las aberturas para ingresar.

Ante estas situaciones, desde el Juzgado de Paz de General Alvarado habían ordenado una restricción de acercamiento, vigente al momento de los hechos por los que fue juzgado. Además, la víctima también denunció que Ledesma la seguía a donde iba y se quedaba en la vereda para controlarla. “No me deja vivir”, explicó la mujer.

El 14 de febrero de 2024, a las 9.30, Ledesma ingresó a la casa de su expareja en Miramar, ubicada en calle 50 al 1400, donde ella vive junto al hijo menor de ambos. Pese a conocer que se encontraba vigente la orden de prohibición de ingreso, el hombre ingresó, insultó a la víctima e intentó robarle el celular para revisarlo, lo que no pudo concretar por la intervención policial.

El 29 de abril la historia se repitió. Cerca de las 8 de la mañana Ledesma trepó por el medidor de luz para llegar a la terraza de la casa de su expareja. Allí caminó por los techos y se metió por una puerta en la vivienda. Al escuchar los ruidos, la víctima llamó a la policía, ya que se imaginaba que se trataba del violento otra vez.

Ledesma, al ingresar a la casa, insultó a la ex y le recriminaba sobre su vida social y le exigía volver. La situación no pasó a mayores gracias a la llegada de la policía, que arrestó al hombre y lo sacó de la vivienda.

Mientras Ledesma estaba demorado, con las manos en el capot del patrullero, otro móvil policial acudió al lugar y uno de los efectivos lo intentó calmar, ya que se notaba que estaba nervioso, violento y que confrontaba con todos entre gritos e insultos.

Mientras un policía intentaba calmarlo, Ledesma se agarró fuerte de la defensa del patrullero, tomó impulsó y le pegó un violento cabezazo en el rostro, con el que le rompió el tabique. El efectivo tuvo que ser trasladado al hospital municipal de Miramar, donde constataron que tenía fractura de los huesos de la nariz.

Tras el ataque, Ledesma fue detenido y trasladado a la Unidad Penal 44 de Batán, donde se encuentra alojado desde entonces.