Argentinos del Sud inauguró su cancha con un triunfo. No generó muchas. Pero les sacó un enorme provecho para imponerse 3-0 a Talleres en una tarde de fiesta y emociones.
por Sebastián Arana.
Para un club de fútbol su cancha es su casa. Y una casa es mucho más que un lugar. Es un lugar cargado de significados. Porque hay esfuerzo detrás de cada metro de alambrado. Porque cada ladrillo encierra una historia. De los presentes. Y también de algunos ausentes muy queridos. Como “Titi” Merlo, uno de esos indispensables que suelen sostener a los clubes, cuyo nombre lleva la villa deportiva que Argentinos del Sud inauguró ayer.
El club de la Avenida Paso jugó como local por primera vez en sus 85 años de historia y vivió una fiesta. Con reconocimientos para sus jóvenes futbolistas que con tanto fervor asumen el compromiso de representar a su club. Pero también para los dirigentes históricos. Y para los que ya no están y desearon jugar en casa con la misma pasión que quienes pudieron ver el anhelo cumplido.
Para completar la fiesta, hubo triunfo. Y holgado. Mucho más en la red que en el juego. El mérito de los de Cristian Suárez, esta vez, fue la contundencia. Llegó cinco veces a fondo y metió tres. Como si fuera poco, los hizo todos en momentos claves.
El primero, de movida, a los 2′. Centro de Tornaroli y Facundo Chaves, defensor de Talleres, le puso la cabeza para descolocar a su arquero.
El segundo, letal, en la última jugada del primer tiempo. Tiro libre de Tornaroli, mala cobertura de Farid López, Bianchi se evade y cabecea libre de marcas para anotar el 2-0.
Y, para liquidar a Talleres, Echeverz, cuando empezaba el complemento, aprovechó una vacilación para definir en una jugada rápida.
Demasiado para el equipo de Daniel Ayala. “Livianito” en las dos áreas. Hasta cuando estuvo en cancha Iván López, su mejor jugador, expulsado a los 7′ del complemento.
Argentinos del Sud, en tanto, disfrutó de su fiesta. Y comprobó ayer lo que sospechaba. Que ganar en casa tiene otro sabor.