“Hay que sacudir la enseñanza, no se puede seguir como hasta ahora”
"No podemos reducir el aprendizaje al rendimiento", aseguró Carina Lion, especialista en educación, que estuvo en la ciudad dando un curso.
Carina Lion.
por Albertina Marquestau
¿Por qué seguimos enseñando igual? ¿Para qué tenemos largos currículums cuando la mitad de esa información está en la red? ¿Qué perfil de estudiante formamos y para qué sociedad? ¿En qué contexto enseñamos? Para Carina Lion las preguntas no cesan, por eso considera que repensar la educación es una tarea que no se puede demorar más y requiere de la inteligencia colectiva y el apoyo de las autoridades.
“No podemos enseñar más todos los currículums larguísimos actuales porque la mitad está en internet y la otra no sirve más”, aseguró Lion a LA CAPITAL.
Doctora en Educación, especialista en Formación de Formadores, licenciada y profesora en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras, Lion también es docente en la cátedra Tecnología Educativa y en la maestría en Tecnología Educativa de la UBA. Invitada por la Subsecretaría de Asuntos Pedagógicos de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Agremiación Docente Universitaria Marplatense, dictó el curso-taller “El aprendizaje mediado tecnológicamente” y reflexionó sobre la educación de hoy y de mañana.
– El aprendizaje mediado tecnológicamente es un camino en el que transitamos pero ¿cómo estamos parados frente a eso?
– La cuestión creo que pasa por cómo aprendimos nosotros y cómo lo están haciendo hoy los jóvenes. Yo trabajo la enseñanza, pero para eso hay que entender qué cambios hubo en el aprendizaje y si las tecnologías los atraviesan. Lo que estamos viendo es que hay un “atravesamiento” de las tecnologías, las investigaciones están marcando que no se aprende igual cuando uno está conectado y además hay desafíos que son nuevos para el docente. Por ejemplo, si parte de la información hoy está en las redes y los chicos acceden fácil, ya no hay un lugar de transmisión del saber. Sino que hay otro lugar diferente como sociedad también y como adultos. Debe haber un cambio de foco que tiene relación con estas modificaciones que atraviesan a los sujetos por esta mediación tecnológica. Entonces, hay que jerarquizar la información que es relevante, ver los nuevos campos de conocimiento, al igual que las profesiones. Hay parte de estos cambios que están atravesados por la profesión y lo más curioso es que una de las profesiones menos impactada es la enseñanza. No hay un geógrafo que no trabaje con imágenes satelitales, sin embargo el docente de geografía no lo hace. Entonces acá hay algo que tenemos que tomar porque no hay vuelta atrás, porque estos cambios atravesaron la forma de construcción del conocimiento. La enseñanza no puede no sacudirse, no puede no haber una incomodidad pedagógica y seguir enseñando como si nada.
-Y tampoco se puede seguir enseñando con la idea del aula y del edificio que tenemos…
– Sí. El otro tema vinculado con esto son los edificios y las aulas que siguen igual cuando en realidad las tecnologías tienen una ubicuidad y conexión permanente. Hay una idea que es cada vez más fuerte que es que el aula está en diferentes lugares, no solamente en un edificio. Entonces, la cuestión edilicia de los bancos, del pizarrón, de mirar todos al mismo lado, todo está en un escenario que no es el contemporáneo de cómo se aprende hoy. Desde la anécdota cotidiana de cómo está planteada el aula, hay un sacudón que tiene que ver en los modos en que se construye el conocimiento hoy que tiene que atravesar la enseñanza como sucede con las profesiones.
Avances y retrocesos
– ¿Por qué cree que no se avanza? ¿Hay miedo del docente de meter las manos en la masa, de accionar y cambiar?
– Cuando vos tenés una tecnología hay mucho de ensayo y error en la enseñanza cuando en realidad ahí viene en parte el temor, o sentirse que no tenemos las herramientas para hacerlo. Y también hay una realidad que lleva tiempo y esfuerzo todo el tema de la tecnología ya que hay que mirar, buscar, elegir. Hay una cuestión que me parece que ya no es de temor sino institucional, que el docente tiene cierta presión de cumplir currículums y, a su vez, este es muy amplio. Además debe haber un apoyo institucional para permitir el cambio. Pero eso no necesariamente empieza por el docente, hay líderes, gestores, directores y toda una comunidad que tiene que repensarse y pensar el currículum que hoy se necesita. Justamente una de las cuestiones del aprendizaje mediado es que uno puede delegar ciertas funciones cognitivas, y entonces ahí surge la pregunta: ¿Qué tiene que retener el estudiante? Todo es imposible e inútil porque parte de ese saber está en las redes, entonces repensar el currículum, decidir cuál es el núcleo duro de una disciplina, repensar los perfiles profesionales en función de la realidad social y de las profesiones hoy. Hay un montón de cuestiones que atraviesan al docente y que no son sólo de él, sino que es un colectivo repensando. Pero además hay otras cuestiones que son profundas, no podemos enseñar todo ese currículum que estamos enseñando hoy porque es inútil, o las profesiones como lo hacemos hoy de 6 ó 7 años de carrera. Todo eso genera temor, pero es una toma de decisión necesaria.
– Estos cambios ¿tienen que hacerse colectivamente?
– Sí, por supuesto. Hay toda una idea que desarrolló Pierre Levy de inteligencia colectiva pero me parece que tiene que ver con esto de compartir documentos, de coescribir, coproducir, el aprendizaje siempre en última instancia es individual pero vos pasar a eso a partir de un trabajo social y colectivo. Y como colectivo docente creo que tenemos una responsabilidad ética y social de revisar nuestro rol y pensar todo esto que digo. ¿Seguimos enseñando igual con gran cantidad de información, para qué joven, para qué sociedad, en qué contexto, qué escuela? son preguntas que nos llevan a volver a pensar la educación.
– Pero las autoridades ¿no parecen estar en esa sintonía?
– Sí, totalmente. Una de las cosas que trabajo con más dolor es que reducimos aprendizaje al rendimiento. Entonces nos importa cómo le fue al alumno, cuánto se sacó, los estándares y los exámenes internacionales, pero el aprendizaje es otra cosa, es algo más amplio y también está lo vivencial. ¿Qué huellas dejamos en los estudiantes? Los alumnos la información la van a tener, pero qué hay de las experiencias que uno realmente puede generar que hacen que un estudiante que atravesó el sistema educativo diga aprendí algo y esto es una huella que me queda… no es mucho, no son muchas las vivencias y experiencias. Y si hay algo que las tecnologías traen, es esta cuestión de meter las manos en la masa, experimentar y vivenciar. Y esto se pierde con la cuestión del saber más formal.
Recomendaciones
– ¿Qué le recomienda a los docentes que hagan para hacer frente a este desafío?
– Lo que digo en los cursos que damos es que no van a encontrar herramientas porque las mismas van a cambiar, entonces hoy está de moda una y mañana otra. Hay cosas que nos van a maravillar, impactar y la tecnología va a ir por delante siempre y nuestra capacidad de teorización irá un poquito rezagada. Entonces si yo enseño solamente herramientas estoy dando poco. El tip que doy es: revisemos el rol, repensemos la enseñanza con colegas, con una comunidad, probemos una clase distinta y después se la contamos a un colega y vemos si podemos cambiarla, etc. Vamos por parte, pero por lo menos no dar la misma clase y reconocer que hay un cambio en esas maneras de aprender y enseñar y tomarlo por ahí. Además se puede incluir un video juego, una simulación, una herramienta de lo que sea, pero en principio es la enseñanza la que se tiene que reconcebir y recontextualizar.
– ¿Esto está en mano sólo de los docentes, porque las autoridades no parecen plantearla como tema de agenda?
– Creo que los planes y los programas de inclusión del Estado fueron como un antes y un después. No es lo mismo después de Conectar Igualdad porque instalaron la necesidad de algo, pero luego hay que tomar la posta y hacerse el compromiso. También hay algo que no es políticamente correcto, que es que no alcanza con una capacitación, porque eso no te cambia el aula. El cambio educativo como vemos, tiene temas que exigen un esfuerzo a largo plazo entonces no solamente se trata de incluir tablets o netbooks, sino que hay que repensar el currículum, la evaluación, la institución, los espacios escolares, todo esto exige otro tipo de compromiso. Y esto lo dice alguien que viene a dar un curso y no creo en la cosa mágica. Los docentes que están acá se encuentran motivados y quieren repensar su rol pero también hay que pensar en esta linealidad que se plantea entre capacitación y cambio.
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