Monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, aseguró que el contexto de la Semana Social, que comenzará mañana y se desarrollará hasta el domingo en Mar del Plata, está “signado por la preocupación acerca de la pobreza y la fragilidad laboral”, así como por el calendario electoral.

¿Cómo evalúa el contexto social y político de esta Semana Social que viviremos en Mar de Plata?

El contexto social está signado por la preocupación acerca de la pobreza y la fragilidad laboral. Ambas cuestiones son vividas con angustia y dolor en muchos hogares. El contexto político está muy marcado por las candidaturas con vistas a las PASO.

El tema de este año es muy del compromiso que pide Francisco tanto a la Iglesia Católica como a los grandes líderes del mundo: “La amistad social y el cuidado de la casa común”. Es más lo que nos une que lo que nos divide. ¿Cómo lo encararon desde la Pastoral Social Nacional?

El tema lo hemos trabajado y definido con el equipo organizador. Como señala su pregunta, está en sintonía con las enseñanzas de Francisco sobre la cuestión ambiental. Otro de los ejes centrales, vinculado al cuidado de la casa común, es la necesidad de buscar modelos alternativos de desarrollo que sean amigables con el planeta y solidarios con los pobres.

¿Por dónde habría que ir para encauzar positivamente la construcción de la amistad social en nuestro país?

La amistad social se construye en la medida en la que superamos la mirada “amigo-enemigo”. Hace falta optar por el bien común por encima de los intereses individuales o sectoriales. El sentido de pertenencia al mismo pueblo es lo que debe privilegiarse. Por eso decimos que es más lo que nos une que lo que nos divide.

Los movimientos sociales, muy caros en el corazón del Papa argentino, son habituales interlocutores de la Pastoral Social, incluso desde antes del pontificado de Francisco. ¿Cómo es su relación con ellos y qué observa en su trayecto y evolución?

La relación de la Pastoral Social con los movimientos sociales es muy buena, aunque nueva, porque algunos se han ido conformando hace pocos años. Con otros que vienen trabajando hace más tiempo, su vínculo se promovió en otras instancias eclesiales, como por ejemplo movimientos de indígenas o campesinos. Me parece que van logrando un protagonismo importante al visibilizar algunas situaciones de injusticia, así como también en la participación y promoción de políticas públicas.

En noviembre usted termina su período como presidente de esta Comisión Episcopal de Pastoral Social. ¿Cómo evalúa estos seis años y qué sueña para lo que sigue en su servicio a la Iglesia argentina?

Estos dos períodos han sido muy intensos y fecundos. A partir de la elección del Papa Francisco en marzo de 2013 ha habido un ritmo sostenido de reuniones, encuentros, entrevistas. También ha sido muy importante el rol de la Comisión Nacional de Justicia y Paz con quienes hemos trabajado de modo coordinado. La encíclica ‘Laudato Si? sobre el cuidado de la casa común fue un gran impulso. Los vínculos con los movimientos sociales dinamizaron campos nuevos de trabajo. Sueño que podamos llevar adelante “ser una Iglesia pobre para los pobres” y en eso encontrar nuestra alegría.