Las excavaciones que se realizan en un terreno de Colón casi Alvear para la construcción de un edificio dejaron al descubierto una antigua bóveda que se hallaba enterrada a varios metros de profundidad.

El hallazgo se produjo a pocos metros del lugar donde se encuentran las denominadas “cocheras del chalet Zamboni”, una edificación con apariencia de castillo que data de 1891.

Uno de los arquitectos a cargo del actual emprendimiento edilicio fue consultado por LA CAPITAL pero negó la existencia de tal descubrimiento.

Recientemente, LA CAPITAL publicó un artículo sobre las “cocheras del chalet Zamboni”. Pocas horas después, algunos de nuestros lectores comenzaron a enviarnos fotografías de la singular bóveda que quedó a la vista durante las excavaciones que se realizan en un terreno contiguo al “castillo”.

Lo que lleva a observarse es una cámara de forma esférica construida de ladrillos prolijamente revocados. También pueden verse dos ductos en la parte superior o techo. Es de suponerse que esa cámara tendría otra mitad, completando una semi esfera, que habría sido destruida durante la excavación.

La “cochera del chalet Zamboni” era antiguamente una de las dos construcciones que ocupaban un cuarto de manzana en Colón y Alvear, frente a Villa Ortiz Basualdo (Museo Municipal Castagnino). La otra era el chalet llamado “Villa Margarita” que se hallaba en la esquina, donde hoy se encuentra el hotel Imperio.

A principios de la década del 40 el predio fue dividido en varios terrenos que, a su vez, fueron vendidos.  Ramón Columba –propietario de la editorial que publicaba la famosa revista El Tony- compró el castillo y lo transformó en vivienda. Antiguamente había sido empleado como cochera de carruajes, caballeriza y dependencias de servicios. Por su parte, el chalet de la esquina fue demolido y en su lugar levantaron el hotel Imperio.

El castillo es, desde fines de la década del ’50, el domicilio de una familia marplatense que no tiene ninguna vinculación con el terreno lindero donde hoy están construyendo un edificio.

Es muy probable que la bóveda recientemente descubierta cumpliera algún tipo de función cuando Villa Margarita, sus cocheras y sus parques ocupaban ese cuarto de manzana. La escasa información reunida hasta el momento nos impide saber qué utilidad tenía esa cámara subterránea.

LA CAPITAL consultó a uno de los profesionales que figuran en el cartel de la obra –el arquitecto Martín Marcenaro-, quien negó la existencia del hallazgo e indicó. “Yo ya terminé el sótano”.