Un día como hoy, 30 años atrás, el jueves 20 de febrero de 1992, Mar del Plata sufrió un fuerte temporal que se recuerda por una foto icónica: el estadio mundialista cubierto de agua, convertido en una pileta de natación.

Hubo graves daños y unos dos mil evacuados, según registra la crónica de LA CAPITAL de aquella jornada, en la cual cayeron 235 milímetros de lluvia en catorce horas, los máximos valores del siglo. “2.000 millones de toneladas de líquido sobre la ciudad”, se consignó en aquel día en el que se desbordaron arroyos y lagunas y decenas de casas quedaron bajo el agua.

El temporal generó cuantiosas pérdidas económicas, hubo varios heridos por quemaduras y barrios como el Puerto, el Faro, Batán y Sierra de los Padres fueron los más perjudicados.

El estadio Mundialista actuó como una verdadera represa, con ocho metros de agua en su interior, y Punta Mogotes también se convirtió en otro reservorio líquido.

La inundación fue tremenda. La imagen del Griego es más que evidente.

En lo referente al Minella, poco después de las 16.30 de aquel jueves, el intendente del estadio, Alejandro Martínez Viademonte, se disponía a abandonar el lugar, como si se tratara del capitán de un barco que se hunde. “Se perdió todo, se perdió todo, incluso la sala de máquinas, que se encuentran siete metros y medio debajo de la calle”, refería con tristeza y resignación.

Las compuertas de la Laguna de los Padres fueron rebasadas en las primeras horas de la noche. Bomberos y buzos trabajaron sin descanso, mientras el intendente Mario Roberto Russak recorría los sectores más castigados y los centros de evacuados.

Las autoridades sanitarias, en tanto, informaban que no había camas disponibles en los hospitales locales, como consecuencia de la gran cantidad de personas que debieron ser atendidas tras el espectacular temporal de lluvia.
El obispo de Mar del Plata, monseñor José María Arancedo, también se acercó a confortar a alguno de los damnificados por el diluvio.

Evacuados y mucha ayuda de vecinos, como trasladar a una persona mayor de un lado al otro.

El panorama en numerosos barrios fue desesperante. “Nunca se vio algo así”, coincidían en destacar los dirigente vecinales.

Presidente y gobernador

El sábado 22 de febrero, el gobernador de la provincia, Eduardo Duhade inspeccionó desde el aire las zonas más críticas. Ya estaba trabajando en la ciudad el ministro de Salud bonaerense, José Pampurro, al tiempo que miles de marplatenses, sin dejar sus casas, esperaban la ayuda solidaria.

El domingo 23, en tanto, quien llegaba a la ciudad era el presidente, Carlos Menem, quien sobrevoló las zonas inundadas. “He quedado impactado por lo que he visto”, refería antes de reunirse con el intendente Russak, el presidente del Concejo Deliberante, José Luis Pérez y los diputados Pablo Vacante y Alberto Albamonte.

El negocio de un barrio marplatense quedó rodeado por la gran cantidad de agua.

Además, Menem insistía en que la ciudad sería sede de los Panamericanos en 1995, tres años más tarde, a propósito de las controversias planteadas en torno a ese importante acontecimiento deportivo.