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Policiales 17 de julio de 2024

Habló el tripulante que se salvó del naufragio: “Sentí que me moría y volví a nacer”

Impactante testimonio de Nicolás Banza, el único de los tres hombres que se salvó tras el naufragio de la lancha Proa Al Sol II. Declaró tres horas ante la Fiscalía Federal y luego dialogó en exclusiva con LA CAPITAL.

Nicolás Banza habla en exclusiva con LA CAPITAL al salir de la Fiscalía Federal.

Por Bruno Verdenelli
[email protected]

Nicolás Banza (37) lleva más de tres horas en la oficina de la Fiscalía Federal. Contesta todas las preguntas que le hacen y vuelve a sentir que el tiempo no pasa. Lo mismo había llegado a pensar el sábado a la noche, cuando se salvó de morir en el mar tras el naufragio de la lancha en la que había ido a pescar a 30 millas náuticas de la costa de Mar del Plata.

Hasta el momento, es el único sobreviviente del hundimiento: los otros dos hombres que iban con él, su amigo Iván Kohen y el capitán Martín Parodi, permanecen desaparecidos.

“Sentí que me moría y volví a nacer”, dice finalmente Nicolás al salir del edificio de Independencia 3179. Se trata de un testimonio exclusivo que logra LA CAPITAL, después de tres días de intentar rastrearlo.

Lo acompaña su padre, Néstor, que viajó específicamente desde Buenos Aires, ciudad de la que la familia es oriunda. “Él vive acá desde antes del último verano, cuando se vino a ayudar a la novia que es marplatense y al padre de ella en un hostel que tienen en la calle San Martín”, había revelado antes el hombre.

De las conversaciones con ambos y las visitas al Club de Motonáutica y la sede de la Prefectura Naval Argentina (PNA), este medio se encuentra en condiciones de reconstruir el hecho, luego de varios días de múltiples averiguaciones.

Pero antes, Nicolás explica la emoción y la confusión que aún siguen apoderadas de su mente. “Sentí una sensación muy fea, pensaba que me moría a cada rato… Vi cómo se hundía una persona al lado mío”, señala. Y agrega: “No quisiera que nadie pase por eso, no se lo deseo a nadie”.

Ángel de la guarda

No lo duda Nicolás. Como único sobreviviente del naufragio, cree que fue un milagro. “Recién me di cuenta de que ya había pasado cuando el helicóptero tocó tierra. Pero durante las cuatro o cinco horas que estuve en el agua, pensaba cada dos minutos que me moría… Si no era de hipotermia era porque se me hundía el barco o porque no me iban a salvar”, expresa, aún sorprendido.

El milagro, asegura Nicolás, fue obra de un ángel: “Estoy acá gracias a Dios y a mi hermano que está en el cielo. Falleció hace seis años y él fue el que me tiró la soga. Eso siento yo”, remata.

El sobreviviente del naufragio sale de la Fiscalía Federal junto a su padre Néstor.

El sobreviviente del naufragio sale de la Fiscalía Federal junto a su padre Néstor.

La explicación de cómo llegó a estar a bordo de la Proa Al Sol II es sencilla. Le gustaba pescar y había salido antes “dos o tres veces” con Iván Kohen, a quien conocía desde que había llegado a Mar del Plata. En cambio, de Martín Parodi, el capitán de la embarcación, no era amigo.

En rigor, el timonel no era el dueño de lancha, sino que la misma pertenecía legalmente a su padre Gustavo, quien hace tiempo se separó de su madre, Barby -así la conocen en el club-, y se fue a vivir a Colombia, donde formó nueva pareja y montó un complejo turístico.

Las personas consultadas en la institución ubicada sobre la costa marplatense ratifican los dichos del presidente Carlos Contartese que publicó LA CAPITAL en las últimas horas. Los Parodi eran “gente de mar” y hace más de una década que tenían amarrada su embarcación en el muelle.

Antes de adquirir usada la Proa Al Sol II, habían sido propietarios de una lancha más pequeña. “Esa la vendieron para comprar esta que se hundió”, revela un habitué del club.

El sitio en el que solía estar amarrada la lancha Proa Al sol II, ahora desocupado, en el Club de Motonáutica.

El sitio en el que solía estar amarrada la lancha Proa Al sol II, ahora desocupado, en el Club de Motonáutica.

Vale recordar que Contartese había indicado a este mismo medio que la Proa Al Sol II “tenía el motor nuevo”. “Ellos se lo cambiaron por un Yamaha de 200 caballos de fuerza hace poco”, repitió en varias notas la máxima autoridad de la institución.

Para el experimentado navegante de 81 años “era casi imposible que se hundiera, pero el mar tiene estas cosas”. Se trata de una lancha de 6,90 metros de largo, con cabina, que se fabrica en un astillero de Mar del Plata ubicado en la zona de Alvarado y Champagnat. Su valor, nueva, es de alrededor de 40 mil dólares.

Embarcación idéntica a la que se hundió el sábado: se fabrican en un astillero de la zona de Alvarado y Champagnat y cuestan alrededor de 40 mil dólares.

Embarcación idéntica a la que se hundió el sábado: se fabrican en un astillero de la zona de Alvarado y Champagnat y cuestan alrededor de 40 mil dólares.

Durante la última recorrida por el muelle, Contartese añade: “Martín era era un timonel avezado, era uno de los mejores pescadores del club. Estoy en contacto permanente con su padre, que está en Colombia, y con su mamá, que está destruida”.

Investigación

La Justicia Federal, a través del fiscal Santiago Eyherabide, inició una investigación para determinar cuáles fueron los motivos del naufragio de la Proa Al Sol II. Si bien pudo tratarse de un accidente por un desperfecto técnico de la embarcación, de haber existido negligencia humana la responsabilidad penal recaería sobre el capitán.

Sin embargo, al permanecer desaparecido Parodi, timonel autorizado de la lancha, la causa podría ser archivada. Más si se tiene en cuenta que, hasta ahora, no habría irregularidades documentadas, puesto que desde el Club de Motonáutica y la Prefectura adelantaron que el propietario, Parodi padre -jubilado de Telefónica-, contaba con la documentación requerida en regla.

Aunque eso no es todo. Desde el sábado a la noche, cuando se conoció la noticia del hundimiento, se explicó que la Proa Al Sol II estaba autorizada para navegar como embarcación deportiva. Pero existe una firme sospecha de los investigadores de que, en realidad, Parodi habría llevado a Kohen y a Banza “a pescar en cantidad”. Es decir, de comprobarse eso, habría incurrido en un delito, debido a que esa es una actividad comercial con otros fines distintos al ocio y que, como tal, tiene que estar reglamentada por cuestiones de seguridad. Dicha situación, entonces, podría implicar ramificaciones del proceso judicial.