Guillermo Barrantes: “Los mitos y leyendas no necesitan ser verosímiles para existir y perdurar”
El escritor recorre un grupo de leyendas magníficas de América: Guatemala, Uruguay, México y Argentina, entre otros países. La aventura maravillosa de contar los orígenes de otro modo.
Leyendas populares de América Latina que pasaron de boca en boca y de generación en generación y que hacen a la historia de los pueblos se concentran en el nuevo libro del escritor y guionista Guillermo Barrantes, “Cuentan que hace mucho, mucho tiempo…”.
Con ilustraciones de Patricio Oliver, el libro hace un repaso por la leyenda guatemalteca “La creación del mundo”; la mexicana “La sombra del alma”; la uruguaya “Un trozo de luna”; y la argentina “Una huella en el cielo”, entre otras.
Barrantes dice, en entrevista con Télam, que buscó que el libro “fuera una especie de cosmogonía, que se iniciara con el origen del mundo y terminara con el fin de los tiempos”.
-¿Cómo surgió la idea de escribir un libro sobre leyendas?
-Fue a partir de la unión de dos cosas: mi pasión por los mitos y las leyendas, y la propuesta de la editorial. La idea de profundizar en los relatos tradicionales de los pueblos originarios de Latinoamérica prometía una aventura maravillosa.
-¿Por dónde pasó la investigación para el libro?
-Algunos de los mitos y leyendas que integran el libro ya los había investigado cuando tuve que escribir sobre ellos en notas periodísticas y columnas radiales o televisivas. Pero para profundizar en cada uno de ellos recurrí a bibliotecas especializadas, libros que guardo en la “mitocueva” y el apoyo de internet, sobre todo con lo que tiene que ver con libros históricos digitalizados y páginas oficiales de cada uno de los países y etnias abordadas.
-¿Hubo alguno que te haya llamado especialmente la atención?
-Muchos. La que abre el libro, por ejemplo, habla sobre la creación del mundo según los quichés, un pueblo maya. Y es una concepción del gran origen muy interesante. Se habla de hombres de barro y hombres de madera previos a nosotros, que vendríamos a ser hombres de maíz. Y sobre el final, la justificación que se le da a la gran cantidad de misterios que hay en el planeta es asombrosa.
-¿Hubo mitos que desconocías totalmente?
-La leyenda del pueblo kallawaya sobre vampiros en el altiplano boliviano fue uno de esos hallazgos que le dan valor a todas las horas y horas de búsqueda. Lobizones, pies grandes, duendes, sirenas, eran seres que esperaba encontrar en esa Latinoamérica mágica. Pero no me imaginaba estar enfrentando a un vampiro.
-¿Es fácil adaptar leyendas al vocabulario de los chicos?
-No. Sobre todo porque no pensé solo en los chicos o jóvenes sino también en los padres que les leen a sus hijos. La idea es que todos la pasen bien en esta aventura. Además busqué que las adaptaciones no perdieran la esencia de las versiones originales.
-¿Cuál leyenda te sonaba más verosímil?
-Lo interesante de los mitos y leyendas es que no necesitan ser verosímiles para existir y perdurar. Mientras sean buenas historias, dignas de ser contadas en los fogones nocturnos, serán parte de la tradición oral del pueblo que las adopte, e incluso esa misma tradición las perfeccionará con el paso del tiempo. De todas maneras podríamos decir que “Un trozo de luna”, la leyenda charrúa, es la más terrenal, aunque su final no está exento del toque fantástico que tanto me gusta.
-¿Y cuál es la más delirante o imaginativa?
-La de los tehuelches sobre el origen de las ballenas es un delirio… ¡por eso me gusta tanto! Imaginate a la primera ballena que existió, con patas, pastando con los demás animales, y con un cosmos propio dentro de su estómago. Y ese es solo el comienzo.
-¿Hay puntos en común entre este libro y los anteriores?
-Creo que el punto en común más notorio es con la saga “Buenos Aires es leyenda” en la que con Víctor Coviello desarrollamos específicamente mitos urbanos. Mientras “Buenos Aires es leyenda” es un fogón urbano que arde en la esquina de cualquier barrio, “Cuentan…” es otro fogón pero en medio de una selva, un bosque o un valle, donde se juntan los primeros habitantes de nuestro continente a narrar historias sobre los orígenes de las cosas.
-¿Te pasó algo extraordinario mientras escribías?
-En este libro aparecen muchos animales, la mayoría haciendo cosas realmente extraordinarias. Y durante la escritura del libro recibí la visita, en casa, de un búho. Fue difícil no sentir que su función era supervisar cuánto estaba revelando acerca del mundo secreto de las aves míticas.
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