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Cultura 15 de enero de 2019

El infinito en Grandes libros, pequeños lectores

De Pablo Bernasconi. Buenos Aires, Sudamericana. 2018

Por Elena Stapich*
Se trata de un libro que no se dirige a lectores de una edad específica y que, seguramente, no los encontrará entre los niños, aunque tal vez sí entre los adolescentes. Su estructura se arma a partir de definiciones poéticas, metafóricas, imaginarias, del concepto de infinito: “Es el manual de instrucciones que hace funcionar el sol y las estrellas.” En las páginas de la derecha están las definiciones y en las de la izquierda aparecen las ilustraciones, con el inconfundible estilo Bernasconi: dibujo, foto, collage y un uso intensivo de las maniobras retóricas, especialmente de las metáforas.

Hay, además, un personaje que se asoma por la puerta troquelada en la tapa y que aparece y desaparece a lo largo del libro: el rey (o príncipe), versión bernasconiana de Hamlet, obra de la que proviene el epígrafe: “Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito.” En la novela Cáscara de nuez, de Ian McEwan, el autor utiliza el mismo epígrafe, pero incluye las palabras que completan la oración: “…de no ser porque tengo malos sueños.” Una versión más sombría, sin duda.

Como otros libros anteriores, este, si no es infinito, al menos es inagotable, por la cantidad de detalles a descubrir, por las capas de significado que se superponen. Tal vez algunas de las definiciones resultan más “redonditas” que otras y hasta es posible que el libro hubiera ganado si se hubieran excluido dos o tres de ellas. Pero, en su conjunto, será bien recibido por los lectores. Especialmente, por los fanáticos del autor que, a esta altura, ya son muchos.

* Integrante de la ONG Jitanjáfora