Amparándose en “la paz social” y en la necesidad de “evitar conflictos” con los vecinos que se opusieron al circo en plaza Pueyrredon, el intendente Carlos Fernando Arroyo volvió a demostrar qué lugar ocupa la cultura en su agenda.
Algo que quedó largamente evidenciado con el vaciamiento de un área que hasta el año pasado tenía capacitadores en los barrios, una Comedia Municipal, varios programas vigentes, dos teatros con programación local, una hemeroteca que se podía consultar…
Pero el intendente no sólo demostró qué lugar ocupa la cultura en su agenda. También que le importan poco y nada los mecanismos democráticos: la ordenanza había sido sancionada por el Concejo Deliberante en pleno, con todos los bloques a favor, por unanimidad. Por si queda alguna duda: los representantes de todos los partidos, puestos allí por los marplatenses, estuvieron de acuerdo.
El intendente la vetó, entendiendo -según el secretario de Gobierno-, que había que evitar “cualquier tipo de conflictividad social”, ya que en la plaza Pueyrredón “se recibió una masiva oposición de los vecinos”.
¿Qué entiende el gobierno municipal por “masividad”?… La realidad es una sola y las fotografías no mienten: apenas un grupo de personas en contra. Una multitud a favor.
¿Será, quizá, que en General Pueyrredon, el Ejecutivo gobierna para la minoría?