Gilad Sharon: “Mi padre no desencadenó la Segunda Intifada”
Gilad Sharon ofreció una entrevista a la Agencia EFE en la casa de campo familiar.
por Laura Fernández Palomo
HAVAT SHIKMIN, Israel.- Guilad acompañaba tal día como hoy hace veinte años a su padre, el mítico Ariel Sharon, en su polémica visita a la Explanada de las Mezquita, un provocador gesto considerado el origen de la Segunda Intifada. Pero él niega en entrevista con EFE que ese fuera el detonante, sino solo “una excusa”.
Con contundente desdén, reconoce que no cree a los palestinos porque “solo buscan la destrucción del Estado judío” y considera que el segundo levantamiento palestino (2000-2005) no fue un movimiento popular, sino un plan ideado por Yaser Arafat, al que califica de “terrorista”.
En la casa de campo familiar del Neguev, donde Ariel Sharon elegía dormir casi todas las noches cuando era primer ministro en lugar de en su residencia oficial de Jerusalén, Guilad recuerda a su padre como un “líder natural” que aún hoy “aman los israelíes” y “respetan los palestinos”.
Lo dice con convencimiento, pese a que la respuesta que lideró su padre a la Segunda Intifada y el coste humano palestino siga generando críticas. Guilad, que sirvió como reservista en 2001, no olvida los continuos atentados en autobuses israelíes de aquellos años y defiende que ante “los terroristas, hay que disparar, no hablar”.
Hoy intenta hacerse un hueco en el partido que su padre creó y luego abandonó, el derechista Likud, y asegura que rechazó ser parte de la otra formación que Ariel fundó más tarde, Kadima, porque tendía “demasiado a la izquierda”.
– ¿Cree que la visita de su padre al Monte del Templo (Explanada de las Mezquitas) fue el detonante de la Segunda Intifada?
– Por supuesto que no. Es bien sabido que (Yaser) Arafat era un terrorista y había planeado esa ola de terrorismo hacía tiempo. Era su costumbre.
– ¿Por qué su padre decidió visitar la Explanada en ese momento?
– Subí con él. En ese momento Ehud Barak (primer ministro en las negociaciones de paz de Camp David) estaba dispuesto a entregar a los palestinos el Monte del Templo contra la voluntad de los israelíes. Cuando ves los resultados de las elecciones desde entonces, ves que (los israelíes) no estaban dispuestos a renunciar a nuestra capital (Jerusalén, cuya parte este está ocupada y anexionada). Con la visita, mi padre expresó el sentir de todos los judíos, tanto religioso como sobre nuestro derecho.
– ¿Cómo la vivió?
– Fue una visita muy corta. Me sentí muy descontento por la violencia que vi y el odio de los árabes. Arrojaron piedras, estuvieron hostiles. Si hubieran podido, nos habrían herido, pero fuimos con las Fuerzas de Seguridad. Me molestó que necesitáramos esa protección en un lugar donde los israelíes tenemos derecho a ir.
(Nota: Israel considera Jerusalén este, anexionado en 1980, territorio soberano. Pero la comunidad internacional lo considera territorio palestino ocupado y no reconoce soberanía israelí sobre la zona).
– ¿No esperaban esa reacción?
– No, en ese momento no. Luego descubrimos que fue una excusa para empezar una ola de violencia mayor que estaba planeada desde antes.
Foto: EFE | EPA | Atef Safadi | Archivo.
– ¿No cree que la Segunda Intifada fue un movimiento popular palestino?
– Por supuesto que no. La mayoría de los ataques los llevaron a cabo las fuerzas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que eran las que pagaban.
– Usted estuvo en la reserva del Ejército esa época, ¿cómo se vivía en Cisjordania?
– Serví en Ramala en enero de 2001. En ese momento, cuando recibíamos instrucciones para abrir fuego era muy complicado, necesitabas tener a un abogado a tu lado… y cuando ves a un terrorista, debes disparar, no hablar tanto. Ese es el Ejército que (mi padre) cogió y lo convirtió en un gran Ejército que completó la operación Escudo Defensivo (2002) y desde entonces entramos (en Cisjordania), arrestamos y evitamos el terrorismo.
– ¿Fue una operación controvertida con un alto coste humano?
– No lo creo. La gente parece olvidar que todos los días un autobús israelí explotaba matando a gente, niños, ancianos.
– ¿Cómo cree que la Segunda Intifada cambió la mentalidad en Israel, política y socialmente?
– El terrorismo palestino no es nuevo. Mucha gente en Israel pensaba que se podía alcanzar la paz con los palestinos y entonces entendió que no quieren vivir junto a nosotros, sino reemplazarnos. Que nos matarían a todos si pudieran. Estamos luchando contra grupos terroristas extremistas. Tenemos en una mano la espada y con la otra continuamos construyendo una gran nación.
– ¿Los millones de palestinos son terroristas? ¿no hay ningún socio?
– No les creo. Si volvemos a noviembre de 1947 con la resolución de Naciones Unidas que decidió crear dos estados, uno árabe y uno judío: ¿qué hicieron? Ni siquiera lo consideraron o se sentaron para ver si tomarlo o no. El problema real es que los árabes no aceptan el derecho de los judíos a tener una tierra aquí. Pero ahora estamos viendo buenas señales con los países del Golfo (acuerdos de normalización con Baréin y Emiratos).
– Que piden también el fin de la ocupación israelí
– No creo que haya ocupación. Nunca vamos a abandonar Judea y Samaria (nombre bíblico de Cisjordania) no solo porque es nuestro, sino porque es peligroso. Mira (ahora) Gaza, después de habernos retirado (Ariel Sharón lideró la descolonización de Gaza en 2005).
– ¿Se arrepintió su padre de haber salido de Gaza?
– Por supuesto que no. Cuando tienes dos malas opciones, tienes que elegir la menos mala.
– Sigue los pasos de política de su padre en el partido que él abandonó, el Likud.
– Que él creó.
– ¿Por qué no en Kadima (hoy extinto), el partido que luego fundó su padre al salir del Likud?
– Me ofrecieron entrar en Kadima cuando era un gran partido, pero no lo hice porque había demasiada izquierda. No era el partido que creó mi padre. Creo que en Israel debe haber solo dos grandes formaciones, una el Likud y otra que podría ser el laborista u otra similar.
– ¿Cuáles son sus aspiraciones políticas?
– Quiero ser elegido e influir porque me preocupa el país. Siento que somos parte de un largo cambio de (una tierra de) hace miles de años y que tenemos otros miles por delante.
– Su padre no tenía la mejor relación con Benjamín Netanyahu, y ahora usted está en la formación que lidera. ¿Quisiera reemplazarlo?
– En política no tienes que ser amigo cercano de todo el mundo, por supuesto que hay una parte personal, pero mi padre sirvió con Netanyahu, trabajaron juntos y consiguieron muchas cosas. Yo no estoy en la arena política para hacer amigos. Mi padre era un líder natural.
– ¿Cuál es su propuesta para resolver la situación con los palestinos?
– Tenemos dos límites que no podemos cruzar: Judea y Samaria (Cisjordania), que nunca abandonaremos, y que no podemos acoger a millones de palestinos (refugiados) que quieren destrozar Israel. Dentro de esos dos límites soy flexible. (Los palestinos) pueden tener un estado si nosotros controlamos la seguridad.
Guilad adelanta a su padre por la derecha y confía en que “la mejor escuela política” que ha tenido con él le sirva para aportar a un futuro de Israel en el que no otorga confianza a los palestinos.
“No hay ocupación” asegura, y niega que hubiera algún tipo de rebelión, lo reduce todo a “terrorismo”, mientras el mundo recuerda uno de los peores episodios de este largo disenso que costó la vida hasta las secuelas del 2007, según la ONU, a más 4.200 palestinos y más de 1.000 israelíes, la mayoría civiles.
EFE.
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