Desde hace años, elige cada enero para estrenar nuevo espectáculo, con el que recorre ciudades y pueblos de la Argentina. Este año, eligió volcar en “Alpargato” las nuevas historias que viene coleccionando desde hace un año. El Gato Peters -de él se trata- se presenta en Mar del Plata todos los viernes en la sala Melany del Radio City-Roxy (San Luis 1750): allí aparecen los relatos campestres que forman casi su archivo personal. Además, en el escenario está acompañado por su hijo, que desarrolla el rol de presentador, canta y realiza trucos de magia, al tiempo que el show también se apoya en material audiovisual.

“El espectáculo está logrado de modo que la gente se pueda identificar con los temas”, dijo el humorista, en una entrevista con LA CAPITAL. “Alpargato es humor para los de a pie, como lo llamo yo, siempre digo que son historias parecidas pero renovadas, desde el interior del país y desde mi experiencia de vida que he transitado por la ciudad en tiempos universitarios y después en el interior donde siempre he vivido”, cuenta sobre el reciente estreno.

Cada historia -indica- aparece a partir del poder de observación y el de la escucha. “La gente me hace llegar sus relatos, me esperan en la puerta de los teatros, hago más de 140 presentaciones por año, una por pueblo, o sea, yendo de pueblo en pueblo y a ciudades del interior y siempre hay gente esperándome para contarme algo. Más todo lo que llega por las redes”.

“Tengo todo el año para que ir depurando, alineando y eligiendo, (las historias) las pruebo para que, sobre fin de año, decanten en un nuevo espectáculo. Así llevamos treinta espectáculos estrenados”, relata.

-¿Hay interacción en las redes sociales con sus seguidores y seguidoras?

-Sí, totalmente. Pensá que yo soy alguien que lleva muchos años en esto y no pertenezco a la farándula, es más vivo en el interior y participo muy poco de los medios masivos de comunicación. Sin embargo, en cada pueblo, en cada ciudad del interior siempre hay gente para ir a nuestro espectáculo. Seguimos vigentes y seguimos dando vueltas y eso yo se lo tengo que agradecer a las redes, que hoy es el boca a boca de estos tiempos.

-¿Y dónde aplica el poder de observación?

-La observación casi que es una deformación profesional, a veces uno se desafía con un tema, a veces las historias llegan pero a veces uno se desafía: “Pero, caramba, cómo cambiaron las heladeras, voy a escribir sobre las heladeras, cómo han cambiado, como es la nueva denominación”. Así puedo hablar de los autos, de los talleres mecánicos o de otros temas, en tiempos de cambios tan vertiginosos uno desarrolla un especial sentido de la observación, que en nuestro rubro es supervivencia.

-¿Qué nueva historia incorporó, qué puede adelantar?

-Este espectáculo es un monólogo personal donde se van encadenando historias. Empiezo hablando de un homenaje a la patria chacarera, a los que producen en el interior del país los alimentos y voy explicando didácticamente por qué he sido docente muchos años. Le cuelgo anécdotas ocurrentes de los actores que trabajan en esos procesos y después hablo del almanaque como un elemento que ha desaparecido en las cocinas de las casas. También hago una autocrítica en relación a los nuevos valores de la cultura y toda está esta movida que hay que nos ha enriquecido y ante la que hay que deconstruirse y reconstruirse. Yo hago una autocrítica muy fuerte de lo equivocado que hemos estado muchas veces. Y eso también da para para la risa. Siempre la intención es que la gente se encuentre en alguno de mis relatos.