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Arte y Espectáculos 21 de julio de 2024

Gabriela Acher: “Creo que hacer reír es una linda forma de hacer el bien”

La humorista llega a Mar del Plata con su unipersonal. En "Qué hace una chica como yo en una edad como esta", desmenuza, en clave de humor, temas que atraviesan a todas las generaciones.

Gabriela Acher disfruta del teatro y las redes sociales, con sus textos humorísticos.

Diez años después de su última visita, la experimentada actriz, humorista y guionista Gabriela Acher vuelve a Mar del Plata. Esta vez, está presentando su unipersonal “¿Qué hace una chica como yo en una edad como esta?”, con el que divierte a mujeres y hombres por igual.

Antes del show de este viernes 26 de julio, a las 20, en la sala Melany, la autora e intérprete de los monólogos, conversó con LA CAPITAL, de cómo el paso del tiempo es un tema inoxidable, de cómo divertirse ha influido en la extensión de la juventud, de la importancia de las redes de contención, de su capacidad de reinventarse en la búsqueda de la felicidad, de su relación con las redes y su mirada antinostálgica de la vida: “Para mí, siempre, lo mejor está por venir” aseguró.

La reconocida artista uruguaya, que fue ícono de la televisión y participó de inolvidables ciclos de humor -incluso uno propio coescrito con Maitena-, mantiene un contacto muy fluido y directo con su público, de la mano de sus divertidos textos -primero concebidos como libros y luego pasados al lenguaje teatral- con los que apuesta a hacer reír y reírse, a más no poder. Como en su vida.

“Estoy desesperada por volver a Mar del Plata y encontrarme con la gente de allá, llevar este espectáculo que presento como una charla TED -para estar a la altura de los tiempos- semicientífica, en la que desarrollo una teoría que dice que las mujeres de hoy, a fuerza de divertirse más que sus madres y abuelas, han logrado correr el gen del envejecimiento 20 años, por lo tanto, los 60 son los nuevos 40, los 50 los nuevos 30, los 40 los nuevos 20… y las de 20 todavía no nacieron (risas)” aseguró, advirtiendo a “las de 40: hoy en día, están en su máximo esplendor y no lo saben”.

“Salir del lugar de víctimas en el que nos encierran a las mujeres”

-Eso de divertirse ¿Es clave?

-Totalmente clave. Por eso yo siempre levanto la bandera del humor, porque el humor ha sido un salvoconducto extraordinario para mí en la vida, para salir del lugar de víctimas en el cual siempre nos encierran a las mujeres. No importa el tipo de dificultad que estés atravesando, si conseguís reírte de ella, le ganaste. Entonces yo propongo eso todo el tiempo.

-Hablás de la menopausia y hasta hace un tiempo era como una especia de fecha de caducidad…

-Eso y, afortunadamente, otras cosas, han cambiado muchísimo. Algunas que son modelos de publicidad a los 50 están espléndidas, divinas, pero bancándose los calores que es inevitable. Y en ese sentido doy ánimo, las ventajas que trae. Ya no tenés que volverte loca cada 28 días, podés tener una locura permanente (risas). Están todos los temas de las mujeres incluidos, no hay ninguno que se haya soslayado. Y la menopausia es uno de los temas fundamentales. Termino diciendo que yo tengo nostalgia de la menopausia.

-¿Cuánto creés que haya influido el hecho de que se hable de muchas cuestiones que nos atraviesan a todos, pero que antes se vivían mucho en soledad?

-Ayuda muchísimo. Primero, la red que hemos creado las mujeres entre nosotras, la información que nos estamos dando permanentemente, ayuda. Yo siento que desde que hago el unipersonal estoy haciendo la parte más satisfactoria de toda mi carrera, porque en el unipersonal el otro actor es el público. Entonces estamos conectados con el público de una manera que yo nunca logré antes en los 50 años de televisión, porque allá la respuesta del público era en diferido. Acá estamos todos riéndonos al unísono de lo mismo. Se ríen de mí, pero se ríen de ellos porque se reconocen completamente en todo lo que yo digo. Hay una comunión. Hay una sensación de mucha humanidad, de hermandad, porque el paso del tiempo nos toca a todos, no hay nadie que quede afuera de eso.

-¿Cómo es tu relación con la tecnología, la generación de contenidos para redes sociales para mantener un vínculo con el público?

-Por supuesto que lo hago. Primero, porque la tecnología me ganó la cabeza junto con mi hijo. Cuando él era chico se enamoró de la computadora y yo con él. En ese momento hicimos un trato: yo le compraba lo último en tecnología, pero a cambio me tenía que asistir hasta el fin de mis días. Y la verdad que el trato fue maravilloso, porque me enseñó todo, por lo tanto, me manejo fantásticamente con la tecnología, es maravilloso porque estoy conectada como nunca antes en la vida.

-¿Te da nostalgia alguna de las etapas, tus comienzos? La época con Tato, antes los ciclos en Uruguay…

-No soy nostálgica, siempre estoy mirando para adelante. Siempre lo mejor está por venir, a lo mejor es mi manera de fantasear. Pero sinceramente, los 50 años de televisión fueron súper gratificantes, me dieron mucha popularidad, hicieron que me acercara mucho a la gente, pero no se comparan con lo que es ahora en el unipersonal, este contacto tan carnal que tengo con el público, es mucho más cariñoso, mucho más cercano. A partir del momento que empecé los unipersonales, bastante tarde, lamentablemente, es el trabajo más gratificante que he hecho, por lo tanto no tengo ninguna nostalgia por lo anterior.

En Tato gané el Martín Fierro, Canal 13 me dio un programa propio que escribimos con Maitena que se llamó “Hagamos el humor”. Pero para ese entonces yo tenía un hijo chico en casa. Pasaba 12 horas por día, sábado y domingo inclusive, fuera de casa y ya no disfrutaba tanto. Para mí la televisión es para mujeres sin hijos (risas), tema de debate del feminismo. Porque todo el tiempo de tu vida dentro de un canal de televisión, sin saber si afuera era de día o de noche y con un hijo chico en casa que yo no veía, no era feliz.

Gabriela Acher, toda una vida observando la realidad a través del humor.

Gabriela Acher, toda una vida observando la realidad a través del humor.

-Y pudiste reinventarte, de alguna manera…

-Tuve la suerte, la bendición de tener el talento suficiente como para ir adaptándome, para dejar la televisión y empezar a escribir los libros, porque yo sé que no todo el mundo puede. Y de cada libro sacar un unipersonal y tener esta satisfacción que tengo ahora que es indescriptible. Todos mis unipersonales duraron 15 años porque hago pocas funciones por semana, una o dos como mucho, entonces eso se prolonga en el tiempo. Y por suerte la Argentina es un lugar muy grande, hay mucha gente, el público se renueva como decía Mirtha, de modo que este espectáculo todavía tiene mucho jugo.

-Y no es un tema que vaya a perder vigencia.

-Al contrario, para variar, estoy adelantada.

-¿Qué opinión tenés con respecto al paso del tiempo? ¿Natural o con ayuditas de tratamientos de cirugías estéticas?

-Cirugías no, porque hay mucha “mutante” por ahí. Yo escribo mucho de las mutantes, lo único que falta es que yo me convierta en una. Pero sí, hay que ayudar, por supuesto, no solo en lo estético, en la salud. Yo me cuido como loca, tomo solo agua, no fumo, no como nada de lo que me gusta. Para tener una buena vejez hay que llevar una vida de m… (risas)

-Hay un sacrificio, entonces.

-Sí, pero vale la pena porque quiero vivir más años, quiero ver crecer a mi nieta, quiero seguir haciendo reír a la gente, porque tengo motivaciones de toda índole para seguir estando.

-El humor te ha acompañado a lo largo de toda tu vida. Hoy en la actualidad en el país, ¿Qué valor tiene?

-Más importante que nunca en la vida. El humor se nutre de lo que está mal. No existiría el humor en un mundo perfecto. El humor existe para descomprimir el dolor de la existencia. El humor te salva, hace correr la cámara del sacrificio y ponerla en un lugar más distante desde el cual te podés reír y eso ayuda extraordinariamente. Es otra de las cosas que la ciencia ha descubierto y ha confirmado. Por supuesto que para eso tiene que pasar cierto tiempo, es difícil que te suceda en el momento mismo, pero yo ya lo he visto suceder y me doy cuenta de que cuanto más angustia, más necesidad del humor existe. Para eso estamos. Yo me cuido porque quiero seguir estando bien para seguir haciendo reír a la gente porque siento que es una linda forma de hacer el bien.