Gabriel Goity: “Lo que más me gustó de Cyrano es que no se victimiza”
El reconocido artista habló del clásico y del reconocimiento a "los grandes valores perdidos". En medio de la temporada con el clásico de Edmond Rostand, destacó que la "militancia cultural" es trabajar mucho para brindar buen teatro popular al público.
Una historia de amor, de aventuras, de lealtades y traiciones, de secretos. Una gran producción con 30 artistas en escena. Una escenografía que transporta a los principales escenarios del gran clásico, un vestuario con gran despliegue de época. Cyrano de Bergerac hace temporada por primera vez en Mar del Plata, con Gabriel Goity al frente de un importantísimo equipo artístico y técnico, que incluye a María Abadi, Daniel Miglioranza, Fernando Lúpiz, Larry De Clay, Mariano Mazzei, Iván Moschner y un gran elenco del Teatro San Martín.
La obra se presenta de jueves a domingos, a las 20.30, en el Teatro Tronador de Mar del Plata.
“Estoy pletórico” dijo el artista a LA CAPITAL, en una charla en la que, a través de las temáticas del gran clásico, habló de la actualidad, de la “militancia cultural”, de la vigencia de las temáticas que aborda y, también, de la sorpresa que su Zambrano, de “El Encargado”, tiene preparada para su público.
“Hace ocho temporadas que no venía y volver con esta obra, con todo lo que significa para mí, no te podés imaginar la alegría enorme que tengo. La palabra alegría me queda corta, estoy pletórico, estoy buscando en el diccionario la palabra que contenga la satisfacción que siento con Cyrano de Bergerac” aseveró.
-Vienen del San Martín, un teatro oficial, a una temporada comercial, con un grupo de más de 30 personas, más técnicos, músicos…
-Es una coproducción del San Martín y del Tronador, que apostó y recibe a los actores y todo lo que tiene que ver con la logística de este gran espectáculo. Mi condición fue: “si vamos, vamos todos”. Lo mismo que la gente vio nacer en la sala Coronado, más de 130.000 personas. Sabés que en los teatros oficiales son temporadas de tres meses.
Nosotros tuvimos todo el año, nueve meses, que también es inédito. Y me interesó el hecho de no pensar las cosas como temporadas y creo que lo interesante es apostar a Mar del Plata como una plaza de teatro siempre. Por eso vinimos en octubre y seguimos hasta marzo, hasta Semana Santa. Ni en mis fantasías, incluso las más atrevidas, había soñado tanto.
-Están ustedes con Cyrano, está también Otelo y está Habitación Macbeth. ¿Que tienen hoy en día los clásicos para estar en temporada?
-Lo que pasa es que no se hacían y es un tipo de teatro donde no hay lugar para impostores. No alcanza con simpatía, con ser relajado, con tener seguidores en Instagram. Para el clásico necesitás actores que sepan, que hayan estudiado, que estén preparados, que tengan voz, cuerpo. Está buenísimo que vuelvan los clásicos. Siempre van a tener aceptación porque son grandes obras, lo que pasa que para hacerlas hay que trabajar mucho más. No alcanza con el ángel, el encanto, además tenés que ensayar mucho, hay que trabajar mucho, así que celebro que se estén haciendo esos títulos.
No es casualidad que Juan Palomino, compañero de muchos años, Pompeyo Audivert y yo que nos conocemos hace muchísimos años y todos venimos del teatro estemos haciendo cosas que me parece que es lo que hay que militar. Esta es la resistencia cultural que hay que hacer: triplicar los esfuerzos, porque sin duda los tiempos no son los mismos. No quiero ser despectivo con ningún tipo de género, pero obviamente que los clásicos necesitan mucho más tiempo, mucha más dedicación, mucho más aprendizaje, mucho más estudio y la gente lo celebra porque salen encantados.
-En el caso de tu Cyrano, ¿como fuiste construyendo todos los matices del personaje?, porque es el buen amigo, el enamorado, el poeta, pero también es un poco soberbio un poco peleador…
-Con mucha pasión. Tiene mucha magia, es uno de los grandes personajes que cualquier actor de teatro quiere hacer. Lo trabajé con una pasión enorme porque es una gran posibilidad. No todos los actores tienen la posibilidad de hacerlo y hay que animarse a hacerlo porque exige todo eso que vos decís, los diferentes matices, entonces cada función es como un estreno básicamente, una fiesta.
-El texto en verso ¿tiene su dificultad?
-Es hermoso. Tiene la dificultad de estudiarlo, sin duda y eso trasladarlo a que ustedes se sienten y lo aprecien e implica que tenés que estudiar mucho y meterle el alma porque, como siempre digo, lo más fácil es aprender de memoria, que tampoco es fácil, pero lo difícil es transmitir con ese texto, las emociones que conlleva.
-Las temáticas que aborda han trascendido los tiempos y tienen vigencia ¿Cuál es la que para vos prevalece más?
-Son clásicas las problemáticas. El prejuicio sigue estando. No hemos avanzado en eso. Hay como un discurso formal de que respetamos a todo el mundo, pero no es así. Por un lado, formalmente no está bien decir ciertas cosas y no las decimos, pero después por atrás decimos, ‘esta gorda de cuarta’, es así de hipócrita. Incluso eso sigue estando y por eso se reconocen los clásicos y reconocemos en los clásicos nuestras actitudes. Y es muy rico porque habla también de la no victimización, eso es lo que a mí me gustó. Cyrano no se victimiza. Él va para adelante y su nobleza de amor, que si no le toca a él se la ofrece a otro, que se juega por sus amigos, por su causa, está delante de todos, es protector, esos grandes valores perdidos.
-Su amor no es egoísta.
-No. Pone a la otra persona por encima de él mismo. ‘Podría darte toda mi felicidad, aunque no sepas nunca que te la he dado’. Ese es amor verdadero. Las relaciones de hoy son patologías. Nosotros creemos que amar es poseer a alguien y estar controlando. Pero el amor, justamente, es dar, estar y dar. Por eso me apasionó cuando lo vi a los 16 años y además interpretado por uno de los más grandes actores que hemos tenido, Ernesto Bianco. Fue la primera obra que vi y yo fui también con el prejuicio de una obra clásica y entré de una manera y salí de otra. Cuando vos entrás de una manera y salís de otra, es porque viste teatro, si no, no viste teatro. Eso es el verdadero hecho teatral, por eso el teatro es superior al cine, a las series. Hay mucho impostor, mucha gente, pero está bueno hacer estos espectáculos para que también el público vea las diferencias que existen y pueda reconocer lo que realmente es un trabajo serio como corresponde.
-Si bien es una tragedia y tiene un mensaje de esa tragedia, también tiene mucho de comedia. Vos tenés experiencia en los distintos tipos de comedia.
“Cyrano”.
-Tiene muchos matices de comedia y lo que tiene de maravilloso es que tiene comicidad. Comicidad, comedia, drama y tragedia. Todos los géneros están en esta obra, por eso es difícil. Hay que trabajar mucho, por eso es glorioso este personaje, este tipo de obras. Todos tienen que tocar las cuerdas como corresponde, porque al primero que desafina, se nos cae la partitura.
-Por eso festejaron 150 funciones. Cuando originalmente eran tres meses.
-Sí, Imagínate lo que es eso, la gloria, es histórico. Yo creo que pocos clásicos han alcanzado esa cantidad de funciones, y pensamos seguir mucho más.
-Hace casi un año se estrenaba en Mar del Plata una película súper independiente, El Banquete, en la que trabajaste. El encargado sigue, cine, tu sueño de Cyrano. ¿Búsqueda?
-Bueno hace 48 años me dedico a esto y no he parado nunca. Más que búsqueda uno va encontrando y, bueno, iba generando confianza en la gente y también la misma pasión.
-¿Ese nene de 16 años tenía la misma confianza?
-No. Pero una cosa que siempre me llamó la atención de chico es la victimización como parte de una cultura que detesto. Siempre la sentí como algo poco digno, por eso me cautivó eso de este personaje y me lleva a la historia de mi jefe y de Jorge, que eran Cacho Santoro y Jorge Marrale que me recomendaron ni más ni menos que estudiar teatro, así que causalidad sí, pero de suerte nada.