El viernes a la noche tocaba una de sus bandas de cumbia favoritas en un boliche de Ringuelet: “La Champions Liga”. Entonces la adolescente de 14 años insistió en su casa hasta que consiguió el permiso para ir a verla con su grupo de amigos. Tenía que volver con dos de ellos, que se quedaban a dormir en su casa, pero se desencontraron y volvió sola. Cuando se dio cuenta que un hombre la seguía cruzó de calle dos veces para perderlo, pero no lo consiguió. La arrastró hasta las vías del ferrocarril Roca, a la altura del Camino Centenario y 479, y la violó.

La joven iba hablando por teléfono con uno de sus amigos cuando notó su presencia e imaginó que se trataba de un ladrón que quería robarle el celular. El hombre la siguió un par de cuadras y cuando la alcanzó, la agarró del brazo y mediante la fuerza física abusó sexualmente de ella por primera vez. Posteriormente el hombre arrastró a la menor hacia el parque ubicado sobre la calle 13, para volver a abusar de ella.   La joven luchó para escapar, pero no tuvo éxito. Ante la resistencia de la adolescente, el atacante apretó su cuello con ambas manos y la amenazó con tirarla a las vías del tren mientras este pasaba.

Cuando os amigos de su hija llegaron esa noche a la casa como habían planeado, alrededor de las 2, fue entonces cuando el miedo invadió a la mujer y decidió recurrir a la policía. Los agentes policiales le indicaron que volviera a su casa y esperara el retorno de su hija.

Esperó, y su hija llegó sola unas tres horas después. “Mamá me hicieron mierda”, recordó la mujer que le dijo apenas cruzó la puerta. A partir de ese momento todo se convirtió en un espiral de angustia.

El gabinete de delitos sexuales confirmó las lesiones producto de la violación, la familia hizo la denuncia pero la investigación no avanza. “Necesitamos justicia para mi hija. Que pague quien le robó parte de su vida”, dijo su mamá al diario El Día.

“Parece que no le creen a ella lo que está denunciando y que hay un violador en la calle”, sostuvo.