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El Mundo 24 de noviembre de 2017

Francisco: “Es terrible que un sindicato se corrompa y olvide a los trabajadores”

El Papa instó a los sindicalistas a impedir que "los intereses espurios arruinen su misión tan necesaria en los tiempos en que vivimos". No recibió a los gremialistas en audiencia, como estaba previsto.

El papa Francisco.

CIUDAD DE VATICANO.- El papa Francisco señaló que es “terrible” cuando un sindicato se corrompe y no se interesa por los empleados, en una carta a los participantes de una cumbre sobre este tema en el Vaticano, a quienes dijo: “¡No se dejen corromper!”.

En la misiva, difundida este viernes por la Santa Sede, el pontífice dijo que “así como en ocasiones la política es responsable de su propio descrédito por la corrupción, lo mismo ocurre con los sindicatos”.

“Es terrible esa corrupción de los que se dicen ‘sindicalistas’, que se ponen de acuerdo con los emprendedores y no se interesan de los trabajadores dejando a miles de compañeros sin trabajo; esto es una lacra, que mina las relaciones y destruye tantas vidas y familias”, lamentó.

E instó a los sindicalistas a impedir que “los intereses espurios arruinen su misión tan necesaria en los tiempos en que vivimos”.

“El mundo y la creación entera aguardan con esperanza a ser liberados de la corrupción. Sean factores de solidaridad y esperanza para todos ¡No se dejen corromper!”, exclamó en la misiva, pues el papa finalmente no los recibió en audiencia, como estaba previsto.

La “Conferencia Internacional sobre el trabajo y los movimientos sindicales” reunió a representantes de países como Argentina o Brasil para abordar el mundo laboral entre las encíclicas “Populorum Progressio” (1966) de Pablo VI y “Laudato Si” (2015) de Francisco.

En la misiva, Francisco pide a los representantes de los trabajadores no caer en el “individualismo colectivista”, es decir, “proteger solo los intereses de sus representados, ignorando al resto de los pobres, marginados y excluidos del sistema”.

Y también a “educar conciencias en solidaridad, respeto y cuidado” para fomentar “nuevos hábitos y políticas públicas”.

El pontífice cree que “el trabajo no puede considerarse como una mercancía ni un mero instrumento en la cadena productiva de bienes y servicios” sino que, “al ser primordial para el desarrollo, tiene preferencia sobre cualquier otro factor de producción, incluyendo al capital”.

Y, recordando la encíclica del beato Pablo VI, opinó que “no hay que exagerar la mística del trabajo” ya que “la persona no es solo trabajo” y hay “otras necesidades humanas que necesitamos cultivar” como “la familia, los amigos y el descanso”.

“Es importante, pues, recordar que cualquier tarea debe estar al servicio de la persona, y no la persona al servicio de esta, lo cual implica que debemos cuestionar las estructuras que dañan o explotan a personas, familias, sociedades o a nuestra madre tierra”, subrayó.

Francisco insistió en la necesidad de apoyar un desarrollo humano “integral” y, para ello, “una contribución válida” consiste en la conexión entre “las tres ‘T’: tierra, techo y trabajo”.

“No queremos un sistema de desarrollo económico que fomente gente desempleada, ni sin techo ni desterrada. Los frutos de la tierra y del trabajo son para todos y ‘deben llegar a todos de forma justa'”, señaló, aludiendo a la constitución “Gaudium et Spes” (1966) del Concilio Vaticano II.

Francisco también abordó el tema de la producción de energía y afirmó que es “imperioso” una “transferencia de la industria energética actual a una más renovable para cuidar nuestra madre tierra”.

Apuntó asimismo a “un segundo juego de tres ‘T’: trabajo, tiempo y tecnología” y alertó de que “la intensificación de los ritmos de vida y de trabajo (…) no colaboran con el desarrollo sostenible ni con la calidad del mismo”.

Y, por esa razón, instó a los trabajadores a enfrentarse a “una mentalidad utilitarista, cortoplacista y manipuladora” para la que “solo importa la ganancia inmediata” y el “dios dinero”.