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Deportes 26 de junio de 2018

Francia y Dinamarca aburrieron en su ruta a los octavos

Protagonizaron un partido sin ocasiones claras de gol, sin polémicas, sin VAR y sin espectáculo. Fue el primero sin goles en el Mundial.

Olivier Giroud anticipa en el cabezazo a Andreas Christensen. Foto: NA | AFP | Jewel Samad.

por Luis Miguel Pascual

MOSCÚ, Rusia.- A los dos les valía el empate para preservar sus ganancias, para Francia el liderazgo del grupo C, para Dinamarca la cuarta clasificación de su historia para octavos de final, en un partido marcado por la apatía que se cerró con el primer 0-0 del Mundial de Rusia.

Hacía falta un cálculo tan mezquino para que un Mundial que había sido divertido viviera un duelo tan monótono, sin ocasiones, sin polémicas, sin VAR, sin espectáculo, sin historias que contar, una nada jaleada por gargantas durante 90 minutos y sonoramente pitada cuando acabó el tiempo.

Didier Deschamps, el día que igualaba a Raymond Domenech como seleccionador con más partidos en el banquillo “bleu”, llenó su equipo de cambios pero no logró saldar la mala imagen que había dado en los dos primeros encuentros.

Los duelos contra Dinamarca se han convertido en un hábito para Francia en los últimos Mundiales, además de un termómetro de su estado.

En 1998, en su propio territorio, los de Aime Jacquet lograron una trabajada victoria en el camino hacia su primer Mundial. Cuatro años más tarde, Dinamarca ganó 2-0 en Corea del Sur a una defensora del título en plena descomposición y certificaron así su eliminación a las primeras de cambio.

El termómetro parece seguir funcionando. La Francia de 2018 es un equipo sin norte, con lagunas defensivas y un centro del campo muy sólido pero poco creativo. Así fue en el debut contra Australia, con una apuesta muy ofensiva de Deschamps, en el segundo duelo frente a Perú, con una alineación más clásica, y de nuevo contra Dinamarca, ante quien dio minutos a jugadores menos habituales.

El seleccionador no da con la tecla, aunque mantiene lo esencial, a su equipo sereno, sin polémicas, lejos de las turbulencias que atraviesan otros de los favoritos.

Francia no encanta pero tampoco asusta. Es un equipo plano, que ha garantizado lo esencial en la primera fase a la espera de que, ahora que llegan las cosas serias, exploten sus estrellas.

El equipo A no parecía tener un plan definido y la alternativa que alineó Deschamps frente a Dinamarca tampoco ha mejorado el original. Los teóricos reservas, que tenían que ganarse el puesto, adolecieron de muchos de los reproches que habían cometido los titulares, sin contar que los que repitieron, tropezaron en la misma piedra.

Parece esperar a la eclosión de Antoine Griezmann, al que miran todos en el equipo pero que, por el momento, tiene las luces apagadas, como si su brillantez se hubiera evaporado en una larga y dura temporada en Atlético de Madrid.

Como en los dos partidos anteriores, fue sustituido superada la hora de juego, síntoma de que Deschamps quiere dosificar a su estrella.

El resto no aporta alternativas. Ousmane Dembelé, que recuperó la titularidad perdida contra Perú, aunque esta vez por la derecha, apenas dejó ver dos corridas sin peligro y Thomas Lemar, que debutaba en un Mundial, le puso más voluntad por la banda izquierda que peligro. Olivier Giroud fue un islote entre la defensa danesa.

Más enseñó Steven Nzonzi, titular por vez primera en el centro del campo, junto a N’Golo Kanté, que volvió a ser el mejor del equipo, sobrio y firme, el esqueleto de una Francia que no baila, inerte, pero que sabe que con el futbolista de Chelsea en su columna vertebral tampoco irá al suelo. Nzonzi lo ayudó y le puso algo de movilidad. Poca en una selección que no se mueve.

Tampoco Dinamarca da para más. Los escandinavos saben guardar bien su orden, pero delante todas sus naves se queman en el altar de un Christian Eriksen que no tuvo la tarde inspirada.

El equipo de Age Hareide sumó otro partido sin perder, algo que viene encadenando desde el 11 de octubre de 2016, pero poco más. Algún contragolpe que no inquietó a Steve Mandanda, que con más de 33 años se convirtió en el debutante más veterano de Francia, un regalo que, de rebote, permitió a Raphael Varane lucir en esa misma competición el brazalete de capitán.

Esta vez sin Samuel Umtiti a su lado por los problemas físicos que arrastra, el de Real Madrid emerge como uno de los jugadores más sólidos del equipo, aunque tampoco es que Dinamarca le diera quebraderos de cabeza.

Síntesis

Dinamarca 0

Schmeichel

Dalsgaard

Kjaer

Christensen

S. Larsen

M. Jorgensen

Delaney

Braithwaite

Eriksen

Sisto

Cornelius

Entrenador: Age Hareide

Francia 0

Mandanda

Sidibe

Varane

Kimpembe

Lucas Hernandez

Kanté

Nzonzi

Dembelé

Griezmann

Lemar

Giroud.

Entrenador: Didier Deschamps

Cambios: segundo tiempo, 5′ Mendy por Hernandez, 15′ Fischer por Sisto, 24′ Fekir por Griezmann, 30′ Dolberg por Cornelius, 34′ Mbappé por Dembelé, 47′ Lerager por Delaney.

Árbitro: Sandro Ricci (Brasil).

Estadio: Luzhniki de Moscú.

Público: 78.011 espectadores.

EFE.