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El Mundo 11 de agosto de 2022

Francia recibe ayuda europea para enfrentar los incendios que arrasan miles de hectáreas

Ocho importantes focos de incendio se mantenían vivos en el territorio francés, incluidas zonas prealpinas, al borde del mar en el suroeste, en el centro montañoso, y "decenas de pequeños conatos" obligan a actuar rápidamente.

Ocho importantes focos de incendios forestales se mantenían activos en distintas zonas de Francia.

Bomberos de seis países europeos fueron enviados a Francia para ayudar en la lucha contra nuevos incendios forestales reavivados por otra ola de calor y una sequía “preocupante” para el sector agrícola.

Cuatro aviones de la flota de la Unión Europea (UE) contra incendios “fueron enviados a Francia desde Grecia y Suecia”, y equipos de bomberos de Alemania, Polonia, Austria y Rumanía “están en camino”, en respuesta a una solicitud de asistencia del gobierno francés, anunció hoy la Comisión Europea.

“¡La solidaridad europea está en marcha!”, manifestó el presidente francés, Emmanuel Macron, en Twitter.

En la Gironda, al sudoeste del país, las llamas quemaron desde el martes 7.400 hectáreas, y 10.000 personas fueron evacuadas, algunas por segunda vez en lo que va del verano.

Hace un mes, esa región boscosa frente al Atlántico ya había sufrido la pérdida de 14.000 hectáreas.

“La población está preocupada pero mantiene la disciplina. De todas maneras hay un sentimiento de hartazgo, esto es demasiado”, declaró el alcalde de la localidad de Moustey, Vincent Ichard, donde tuvieron que ser evacuados 250 de sus 680 habitantes, en el departamento de Landas.

Unos 361 bomberos del dispositivo de la UE ayudarán a los 1.100 franceses que luchan contra las llamas en esta zona.

En total se quemaron más de 40.000 hectáreas este año en Francia, según las autoridades, mientras que las mediciones vía satélite arrojaron la cifra de hasta 50.000 hectáreas.

No obstante, las cifras multiplican la media anual de los 15 años precedentes, como en España.

El fuerte calor estival afecta también a Alemania y Portugal.

Más de 1.500 bomberos intentaban acabar con un incendio forestal activo desde hace varios días y que quemó 10.000 hectáres en el parque natural de la Serra da Estrela, una región montañosa del centro de Portugal.

En el oeste de Alemania, la caída del nivel del río Rin dificultaba la navegación fluvial, causando problemas de suministro en la zona y pesando en una economía alemana debilitada.

“Tenemos que utilizar tres o cuatro barcos, cuando en tiempos normales sólo nos haría falta uno” para transportar la misma carga, que se debe limitar para evitar que la embarcación quede varada, explicó Roberto Spranzi, jefe de una cooperativa de transporte marítimo en Duisburgo.

En Francia, el pronóstico meteorológico es de tiempo despejado en todo el territorio, sin rastro de lluvia hasta el domingo.

En lo que va de este verano, Francia ya vivió tres olas de calor y julio fue el mes más seco desde marzo de 1961.

Aunque no se llegó a superar nuevamente los 40 grados en varias regiones, como sucedió en julio, 18 departamentos están en alerta naranja, es decir, que sus habitantes deben mantenerse “muy vigilantes” ante la situación reinante.

Se espera que París llegue a los 35 grados en los próximos días y que las lluvias empiecen recién a partir del domingo desde la región sudoeste, según las previsiones meteorológicas.

Además de la falta de agua y de los incendios, las autoridades y los agricultores se muestran “preocupados” por el impacto en las cosechas.

Francia se destaca por la producción de maíz, que requiere mucha agua y que es esencial para el alimento del ganado.

Es el primer exportador europeo de maíz y dedica alrededor del 10% de su superficie agrícola utilizable a ese cultivo.

“Para culminar su ciclo de crecimiento y lograr una producción rentable, necesita agua en julio y agosto, los meses donde menos agua hay en Francia”, explicó Agnès Ducharne, del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés).

Por su parte, las vendimias se adelantaron varias semanas en regiones como la isla de Córcega o el Rosellón, donde los agricultores ya empezaron a cortar las cepas.

“Nunca en treinta años había empezado mi vendimia el 9 de agosto”, dijo Jérôme Despey, propietario en la región de L’Hérault, situada al sureste.



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