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La Ciudad 12 de septiembre de 2022

Francesca de Natale, una vida entre Italia y Sudamérica

Visitó Mar del Plata la candidata a integrar el Parlamento italiano en representación de América del Sur. Los italianos en Argentina ya están votando por Correo Argentino.

Francesca de Natale tiene a Sudamérica en el corazón y, sobre todo, en su familia. Por eso, su visita a Mar del Plata tuvo un sabor especial. No solo porque conoció “lugares hermosos” y degustó algunas “delicias del mar argentino”, sino que además tomó contacto directo con italianos que viven en nuestra ciudad.

Como tantos italianos en el siglo pasado, el hermano del bisabuelo de Francesca también emigró a la Argentina en busca de fortuna. Esa relación y ese lazo familiar nunca se han interrumpido y no es casualidad que ella haya regresado varias veces a la Argentina, tanto que alterna su vida entre Italia y Sudamérica. Hoy Francesca de Natale Sifola Galiani es candidata a la Cámara de Diputados en la circunscripción de América del Sur.

“Es importante que haya un acceso más amplio y sin límites generacionales a todos aquellos que quieran adquirir la ciudadanía”, afirmó, en cada una de las charlas que tuvo en Mar del Plata, donde entre otros sectores conoció la banquina del puerto y el Torreón del Monje.

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-¿Cómo es su vínculo con la Argentina?

– El hermano de mi bisabuelo, el tío Francesco, se había mudado allí y a pesar de la enorme distancia mi abuelo y mi padre siempre mantuvieron un estrecho vínculo formado por cartas, fotos en blanco y negro y recuerdos. Con el tiempo, ese familiar con su descendencia se convirtió en mi ADN latinoamericano. Cuando después de decenas de años fui yo quien cruzó el océano para llegar a Buenos Aires, encontré ese pedazo de familia, esos colores y esa energía de la que siempre solo había oído hablar, me pareció que siempre los había vivido, que yo había redescubierto una parte de su hogar. Argentina se hizo parte de mí y pude integrarme y conocer las realidades de Brasil, Uruguay, Venezuela, Chile y Perú. En estos años de viajes entre Italia y Sudamérica, me di cuenta de cuánto valor tiene la comunidad de italianos que allí reside, que como nación no podemos perder. Este año decidí hacer más, elegí comprometerme a hacer crecer esa comunidad de italianos y garantizarles derechos y asistencia. Elegí hacerlo presentándome a la Cámara en la circunscripción de América del Sur porque creo que es mi deber y el de cada uno de nosotros comprometernos con nuestra propia comunidad, y mi comunidad es también la de Argentina.

-¿Cuál es el punto del programa que considera más importante?

-Definitivamente creo la convalidación de títulos secundarios. Tengo una matriz emprendedora en mi historia personal y para mí es fundamental que las mujeres y los hombres se pongan en condiciones para poder trabajar, moverse y empezar de nuevo. Es por esto que la convalidación de títulos es fundamental. Italia debe seguir siendo un hogar real y accesible para los italianos que viven en el extranjero, lo que significa que las calificaciones del nivel secundario obtenidas deben convalidarse con procedimientos no burocráticos, simplificados y casi automáticos. Hoy la burocracia dura meses, a veces años, provocando la frustración y la desvinculación con nuestro país, como también ciertas dificultades para el ingreso al trabajo o universidades. La ratificación del Convenio de Lisboa -que se suponía garantizaría a todos la evaluación de sus títulos académicos y agilizaría las prácticas- no ha aligerado en modo alguno y también ha vinculado el reconocimiento del título a la finalidad y al objetivo para el cual fue solicitado. Por lo tanto, los italianos se ven obligados a realizar diferentes trámites y acudir a los organismos correspondientes en virtud del uso que deben hacer de su título. Sin carriles preferenciales, solo esperas interminables. Con mi intervención política en el extranjero pretendo promover un sistema de convalidación automático y fácil de implementar.

-Su coalición propone el “Ministerio de los Italianos” en el extranjero. ¿Por qué?

-Italia es para los que viven en el extranjero como una madre abandonada en la adolescencia, cuando te sientes adulto para irte de casa, pero no estás del todo completo como persona. Es una raíz profunda que nos mantiene unidos. Tener un Ministerio al que acudir que se preocupe exclusivamente de mantener vivo, apoyar, proteger y fortalecer ese vínculo es fundamental para nosotros. No puede ser el Ministerio de Asuntos Exteriores, que ya tiene demasiadas funciones complejas de gestionar, pero es un ministerio dedicado a los italianos, pero que no viven en los confines de la bota. Un italiano que está en el extranjero necesita un organismo institucional que garantice la igualdad de derechos. Los consulados no son suficientes porque están saturados y no dan el apoyo que merecen los italianos, entonces necesitamos, como en los años 90, renovar el Ministerio de los italianos en el mundo que trabaja para mejorar los acuerdos con los países receptores.

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-¿Cuál es su concepto de ciudadanía?

-Siento un vínculo profundo y arraigado con Italia y América del Sur, soy ciudadana italiana al igual que mis ancestros e hijos y para mí es una certeza esencial. Creo que este también es el caso de todos aquellos que son expatriados, que han dejado sus países y comunidades por trabajo u otras razones. Por eso es importante que haya un acceso más amplio y sin límites generacionales a todos aquellos que quieran adquirir la ciudadanía de un Estado. Actualmente en el Parlamento italiano existen propuestas que tienden a limitar la ciudadanía Ius Sanguinis a los descendientes de primera o segunda generación con el resultado de que se reduzcan los derechos de cientos de miles de hijos y nietos italianos.