“En la vorágine actual, entregarte a una historia viva, con todas las complejidades humanas, es un respiro necesario”, analiza Florencia Naftulewicz.
La actriz, directora y escritora es la autora de “Quieto”, obra en la que también actúa junto a Miguel Ángel Rodríguez, y que llega este viernes, 3 de enero, al teatro Bristol de Mar del Plata.
La puesta dirigida por Francisco Lumerman, que tendrá funciones de jueves a martes a las 20.30, debuta en el circuito comercial marplatense con la expectativa de replicar el éxito alcanzado en el teatro independiente en Buenos Aires.
“Quieto” invita al público a adentrarse en la intimidad del vínculo entre un padre, Renzo, y su hija, Julieta, dos personajes que buscan reconectar tras un tiempo de distanciamiento. La historia se desarrolla en el hogar familiar, donde la hija llega, con toda su vorágine, energía, ocupaciones, y choca con su padre, un hombre atrapado en el duelo tras la pérdida de su esposa.
“Es una obra que trata sobre entender al otro, sobre la ternura y el amor infinito en ese contexto tan particular”, explicó Naftulewicz en una charla con LA CAPITAL.
La obra equilibra momentos de comedia y drama, llevando al espectador por un viaje emocional que trasciende edades y contextos, a partir de un vínculo universal, pero no tan explorado en teatro.
Tras un exitoso año en Teatro Nün, en Buenos Aires, la obra fue vista por Carlos Rottemberg, quien les ofreció programarla para el verano marplatense. “Fue una sorpresa increíble”, señaló la autora. “Venimos de un teatro muy pequeño, pero ya habíamos experimentado presentaciones en escenarios más grandes porque hicimos una pequeña gira por el interior y eso nos dio confianza”, agregó.
“Quieto” nació como una producción pequeña. Según la artista, el diseño de la escenografía, una “cajita” que enmarca la intimidad de los personajes, contribuye a su capacidad de adaptación. “Nos dimos cuenta de que la obra tiene la fuerza necesaria para sostenerse en cualquier espacio”, aseguró.
Su primera temporada
Para Naftulewicz, esta también es una experiencia personal significativa: es su primera temporada en Mar del Plata. “Siempre quise vivir esto. He salido de gira, pero nunca hice una temporada completa en ninguna ciudad, y hacerlo con una obra mía y en Mar del Plata lo hace aún más especial”, confesó.
La dirección de Francisco Lumerman resultó fundamental, según la artista. “Conocía sus obras, pero nunca habíamos trabajado juntos. Confié plenamente en él e hizo crecer mucho la obra”, relató Naftulewicz.
A su vez, destacó la experiencia de compartir escena con Rodríguez, un actor de gran trayectoria, que aportó no solo su talento, sino también su generosidad en el trabajo en conjunto.
Sensibilidad
Otro de los aspectos destacados de “Quieto” es su capacidad de abordar temas tan universales pero a los que no se les presta atención en el día a día, como el duelo y la depresión. Y lo hace con una sensibilidad que invita a la reflexión.
“El personaje de la hija intenta sacar al padre de su ‘quietud’, pero él se pregunta por qué debería hacerlo. La obra plantea esta tensión”, reflexionó Naftulewicz.
Este enfoque, lejos de plantarse como una bajada de línea, permite al espectador conectar con los personajes desde su propia experiencia, con la combinación de humor y ternura, que llevan de la risa a la emoción.
“La obra plantea por qué siempre tenemos que ponernos la exigencia de estar bien y quién es la hija para querer sacar o mover a ese padre, aunque lo haga con todo el amor del mundo”, definió.
Miguel Ángel Rodríguez también habló sobre “Quieto” con LA CAPITAL.
Y valoró que “el teatro ofrece un espacio donde esas emociones pueden expresarse de manera honesta. Hoy, en medio de la vorágine de la vida cotidiana, tener una hora para sentarse en una butaca y entregarte a una historia viva, con todas las complejidades humanas, es un respiro necesario”, opinó la autora.
El disparador creativo de Naftulewicz fue explorar la relación entre un padre y una hija, un tema menos representado en el teatro que otros vínculos familiares. “Hay obras sobre madres e hijas, madres e hijos, padres e hijos, pero no tanto de padre e hija. Yo tenía muchas ganas de investigar este vínculo y darle voz a esa hija que quiere encontrarse con su padre. Esa imagen inicial fue lo que dio origen a todo”, explicó.
Tras un proceso de escritura solitario, la producción de Kari Hernández, Sandra Srolovich y Maru Belli de Teatro Nün y la convocatoria al director cerraron la historia.
Florencia también valoró la incursión de Rodríguez en el teatro independiente, en el que nunca había trabajado, y que cuenta con una amplia trayectoria en ciclos televisivos, comedia y series. “Es un maestro en el escenario, y estar con él es un placer y un desafío. Tenés que estar siempre presente y preparada, porque es como los maestros que siempre te tiran centros para que hagas goles. Trabajar con él ha sido un aprendizaje constante”, resaltó Naftulewicz.