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Pasión, thriller y aspectos poco contados de la historia: Florencia Bonelli y su fórmula del éxito

La escritora bestseller argentina se encuentra en gira para promocionar su más reciente trilogía, "La Casa Neville", ambientada en el centro del poder financiero a nivel mundial: la City de Londres. "Es un lugar muy extraño", definió. En ese marco, la autora presenta una gran historia de amor, en código de thriller.

Cultura 16 de junio de 2024

Por Claudia Roldós

Florencia Bonelli, la responsable de un fenómeno editorial que bate récords en nuestro país, estuvo en Mar del Plata en el marco de una gira de difusión de la segunda parte de su trilogía “La Casa Neville”. “El dinero y el poder sacan lo peor del ser humano”, reflexionó la autora a partir del subtítulo de la segunda parte, que resume el eje en torno al cual se desarrolla la historia.

A 25 años de la publicación de su primera novela histórica y romántica, la pionera y referente del boom del género en Argentina parece haber encontrado en su forma de contar historias llenas de pasión, en contextos históricos clave y entre problemáticas que dialogan permanentemente con el presente, la fórmula perfecta para seguir sorprendiendo a un público fiel, masivo, demandante -y predominantemente de mujeres- que devora sus propuestas.

En este caso, la saga que se había iniciado con “La formidable señorita Manon” -editada por Planeta en octubre de 2023- responde a una historia que quería contar y que le reclamaban sus seguidoras: la continuidad de las aventuras de la familia Blackraven, que ya había protagonizado la bilogía “El cuarto arcano”.

En esta nueva trilogía, presenta un enorme abanico de nuevos personajes pertenecientes a una familia banquera de la City de Londres en 1830, el centro del poder político y económico-financiero mundial hasta hoy.

Tanto en la primera como en la segunda parte –“No quieras nada vil”-, la centralidad de la historia se encuentra en Manon, la joven heredera del imperio bancario -en la ficción el primero que comienza a emitir billetes de baja denominación para la corona británica-, y en Alexander, el primogénito de Roger y Melody Blackraven -la mujer que se había involucrado en la lucha contra el esclavismo en el Río de La Plata 30 años antes-.


Las dos novelas ya publicadas de la trilogía "La Casa Neville".

Las dos novelas ya publicadas de la trilogía “La Casa Neville”.


Manon y Alexander se enamoran y ese amor, esa unión, interfiere con los intereses de quienes se disputan los espacios del poder que maneja mundo.

El poder, justamente, es el eje central de la historia que, con tono de thriller, mucha aventura, giros de culebrón y misterios aún por develar, se teje al ritmo de esas temáticas que, desde aquel momento clave del siglo XIX, siguen resonando en la actualidad, como la capacidad del sistema financiero de levantar o destruir economías de países, la lucha por el manejo de los recursos -humanos y naturales- y sus dividendos, el arte como inversión o las diferentes formas de ejercer el poder.

En la veintena de novelas publicadas, sean históricas o contemporáneas, Bonelli enlaza apasionadas historias de amor con estas problemáticas que la interpelan y sobre las que se sumerge en profundas investigaciones, en pos de brindar contextos realistas y muy documentados a sus ficciones. Esta profundización le abre, además, ventanas de nuevos conflictos a abordar en futuras obras. En este caso, se interiorizó en las guerras del opio, fundantes -contó- del negocio del narcotráfico y relacionadas con el surgimiento de entidades bancarias que hoy siguen en pie.

En el marco de su reencuentro con el público marplatense, en una amena y muy bien organizada jornada que incluyó música de violonchelo y castañuelas y vidrieras temáticas relacionadas con la saga, Bonelli concedió una charla a LA CAPITAL en la que profundizó sobre todas las temáticas que le preocupan y cómo influyen en sus historias.

La autora no pudo adelantar el subtítulo de la tercera parte de la saga, pero aseguró que estará disponible antes de fin de año.

“No me dejan decir nada. Yo lo publicaría mañana, quiero que lo lean, estoy desesperada porque como lectora sé el nivel de ansiedad con el que te quedás después de terminar esta segunda parte”, confesó.

A las fanáticas “bonellistas”, una cita de Epicuro en el epígrafe de “No quieras nada vil” les da esperanza: “Llegará un momento en que creerás que todo ha terminado. Ese será el principio”.

“Es así, cuando uno piensa que se acabó todo, todavía falta una parte: la última, la más larga y la más thriller, con más suspenso, con más personajes, con muchas muertes, pero también de mucha transformación, muy plutoniana, decimos en términos astrológicos, muy de la muerte que da la vida”, anticipó, tras ratificar el final feliz, sello de la autora.

“Me gusta crear estos personajes formidables, como a mí me hubiese gustado ser”

De amor, respeto y admiración

“El respeto y la admiración en el amor, para mí, son ingredientes infaltables”, aseguró Bonelli en diálogo con este medio. Y citó el ejemplo de Melody Blackraven -madre de Alexander y protagonista de la precuela de “La Casa Neville”-, quien “en el año 1806 se puso en contra de toda la sociedad que se servía de la esclavitud en Buenos Aires. Era lo que hoy en las redes sería motivo de aniquilarte por decir algo políticamente incorrecto”, contó.

“Me gusta crear estos personajes formidables, como a mí me hubiese gustado ser, con esa fortaleza, ese no miedo al qué dirán, que es algo que nos condiciona mucho a los seres humanos”, definió.

En el caso de Manon Neville, el “desafío” al que se enfrentó a la hora de componerlo fue la actividad que realiza en el contexto de 1833. “Es una mujer, muy joven, banquera, al frente del banco de su familia en la City de Londres. No era tan fácil encontrarse con una mujer lidiando con esos menesteres. Ese fue el desafío”, señaló.

– Ese rol es lo que genera tanta rispidez, tanta oposición a su historia de amor con Alexander. Hay quienes no quieren esa suma de poder…

– Claro, el dinero siempre trae codicias, envidias y saca lo peor del ser humano. Y no solamente el dinero, sino el poder, porque manejar un banco desde siempre dio muchísimo poder, fija el precio del oro, como lo siguen haciendo hoy en la City de Londres entidades que nacieron en aquella época desde un país que no tiene nada. Ese poderío en sus manos teje en torno a ella una red de intrigas, de envidias, que dejan de ser una cosa que da fastidio o provoca angustia o tristeza y pasa a ser peligroso. Y es lo que lo que quise mostrar en este libro.

– El poder atraviesa como eje la novela y desde distintos puntos de vista, inclusive ese poder que no se deja ver, el que mueve los hilos…

– El verdadero poder, el que está manejando todos los distintos escenarios, pero sobre todo en este ámbito, la City, que es un lugar muy particular. El rey de Inglaterra le tiene que pedir permiso al intendente para poder entrar en City, es un lugar muy extraño, te diría, y ahí radica el poder de todo el sistema financiero del mundo, que nace hace bastantes siglos, se fue perfeccionando sobre todo en el siglo XIX, complejizando, y hoy, desde ahí se maneja el mundo. Un poco con Nueva York, un poco con París, pero el centro es Londres y por eso, mi elección.


"El respeto y la admiración en el amor, para mí, son ingredientes infaltables", aseguró Bonelli en diálogo con LA CAPITAL.

“El respeto y la admiración en el amor, para mí, son ingredientes infaltables”, aseguró Bonelli en diálogo con LA CAPITAL.


Personajes reales con el “poder” de Manon

– Manon está inspirada en personajes reales de los que no se sabe mucho.

– Como la historia no la escriben las mujeres, sabemos poco de Gracia Nasi, pero era un personaje como podría haber sido, pienso yo, en el siglo XIII Marco Polo. Leyendo, me entero de la existencia de esta banquera del Renacimiento que vivió en el siglo XVI. Debido a su condición de judía, empezó a escapar. Una mujer viuda, que hereda de su familia y del marido -que también era banquero- todo este dinero, se hace cargo de su hermana más chica, primero huye a Amberes, después va a vivir a Venecia y así hasta que termina en Constantinopla, en el mundo musulmán que aceptaba mucho a las distintas religiones, era muy abierto y donde ella finalmente vive el resto de su vida, tranquila y haciendo que su riqueza medre.

Si en pleno Renacimiento pudo existir una mujer así, pensé que en el XIX también. E investigando todo el sistema financiero del siglo XIX, me vengo a enterar que existió una famosísima mujer en Londres muy respetada que era lady Child; de hecho, hasta el día de hoy existe su banco -Child & Co- en la City. Ella lo hereda de su abuelo, lo administra y es la presidenta del Consejo de Administración, una de las mujeres más famosas de Londres, muy elegante, patrocinadora del salón de baile Almack’s del que tanto hemos leído en nuestras novelas del siglo XIX. Así que dije bueno, entonces no es inverosímil una mujer banquera en el siglo XIX y se fue perfilando Manon.

– Manon está en el centro del poder mundial de entonces, pero el tema dialoga mucho con la actualidad: la bolsa, las acciones, la especulación financiera siguen hoy…

– Te podría decir que nos persigue, sin duda. Toda esa parte no honra al ser humano, más bien, lo envilece, no por nada el lema de la familia: ‘No quieras nada vil’. Es un sistema que creció cuando no tenían ni telégrafo, se usaban palomas mensajeras, se usaban barcos rapidísimos que cruzaban el canal para llegar a los mercados europeos.
Después viene el telégrafo, que aceleró muchísimo las cosas, pero la verdad es admirable cómo hacían funcionar de esa forma tan perfecta y con unos mecanismos perfectos. Hoy sin tecnología nosotros no sabríamos para dónde disparar. Pero el sistema no ha cambiado mucho. Es la misma capacidad que tiene el sistema de destruir o levantar economías enteras de un país. Y ya en la tercera parte lo van a ver mejor los lectores: cómo una decisión tomada en los mercados por poquitas personas con poder impacta en nosotros, en la economía, en los precios de la carne y en todo.

“La explotación minera es una obsesión de los que manejan la economía mundial”.

– Y se relaciona también con los países poseedores de recursos y quienes los explotan y manejan…

– Sí, la división internacional de países proveedores. En aquella época era notable cómo países como China que estaban muy aislados y les gustaba estar aislados -no por nada construyen esa muralla- eran poseedores de un montón de recursos, sobre todo uno que a los ingleses los volvía locos: el té. Ellos de Occidente no necesitaban tanto, pero sí necesitaban lamentablemente algo que producía Inglaterra en la India, el opio. Yo en esta trilogía no las toco, pero ya preparo el terreno para contar cómo terminaron las guerras del opio, producido en enormes cantidades en la India, que era manejada por la compañía de Indias Orientales, una colonia desde un punto de vista práctico, y lo llevaban a China, donde había un montón de consumidores. El precio del opio baja en los últimos años del siglo XVIII, entonces el consumo se generaliza y genera en China un drama social y económico de magnitud increíble. Y además, todo lo que necesita esa isla pequeña, que no tiene casi nada, toda la biodiversidad, está en lo que hoy llamamos el Tercer Mundo, en África, en América del Sur, América Central, la parte sur de Asia.

– Lo que en un momento fue el coltán que trataste en otra de tus sagas hoy es el litio, por ejemplo.

– Que lo tenemos nosotros. Y el gas, Vaca Muerta. Sí, a veces no es tan bueno descubrir un recurso que el Occidente considera estratégicamente importante. Puede traer graves problemas, lo dicen los libros de historia y muchos periodistas que arriesgan la vida que también te lo dicen y se meten en los grandes conflictos de África, de Asia.

– El tema de la explotación de los recursos naturales lo vas a retomar en la tercera parte de “La Casa Neville”.

– La tercera parte de la historia acontece acá en el Río de la Plata, justamente por ese tema. En ese momento se había agotado Potosí, también las minas de México se estaban agotando y no había nuevas. Era necesario seguir explotando. Los minerales son una obsesión de los que manejan la economía mundial. Están obsesionados por la explotación minera, donde sea que vayan está la tierra abierta así como en el canal para sacarle todo lo que se pueda. Es una explotación que a ellos les interesa mucho.

– En esta época se habla mucho de los recursos renovables, pero siguen los ojos siempre puestos ahí, en la explotación.

– El ser humano siempre fue consciente del recurso renovable, eso tenemos que reconocerle a nuestros antepasados. Me acuerdo hace un tiempo haber leído sobre la batalla de Lepanto, esa batalla naval tan famosa en la que Cervantes pierde la mano, y en la que participó Venecia, que era una potencia marítima y que sabía que tenía que proteger los bosques, porque todos los barcos y los remos los construyen con madera. Y le tuvieron que prestar madera los españoles porque no habían sabido proteger sus bosques.

-El problema es cuando prima el interés económico.

– Se desborda, pero el ser humano no es tonto y sobre todo el que es muy codicioso y está detrás del dinero sabe que no puede matar la gallina, los huevos de oro. De hecho, la Tierra, este planeta, es tan tan generoso que nos sigue dando, pero hay que cuidarla. Insisto, el ser humano tiene su parte oscura, pero también se da cuenta de que no puede destruir todo, hay una conciencia, entonces ponen la voz de alarma y se va acomodando la cosa.


"Trabajo mucho para que el libro sea muy atrapante, muy thriller, con mucho suspenso, incógnitas, golpes de escena".

“Trabajo mucho para que el libro sea muy atrapante, muy thriller, con mucho suspenso, incógnitas, golpes de escena”.


La vinculación del poder con el arte

– Además, hablás mucho de arte en esta saga…

– Sí, porque es una es una consecuencia de la actividad de los banqueros. Ellos saben que invertir en arte es muy redituable. No sé si sabían de arte, de hecho el padre de Manon, Percy, es un filisteo, no sabe nada de arte, pero lo ve como una gran fuente de dinero, de inversión. Compran algo de un artista no muy conocido, pero ellos olfatean y tienen asesores en materia de arte; de hecho, uno de los personajes, Aldobrandini, que además fue el tutor de Manon, sabe muchísimo de arte, los asesora.

Si quería hacer una historia verosímil de banqueros, no podía no poner el tema del arte, van juntos. Si vas a ciertas entidades bancarias, siempre vas a ver que tienen cuadros. Le dan mucha importancia a ciertos artistas, tienen sistemas de mecenazgo. Lo que pasa que con un banquero nunca sabés si tiene puesto el corazón, creo que las más de las veces tienen puesta la mente. Fijate, a Manon le enseñan que tiene que ser práctica y tener sangre fría, pero no puede. De hecho, ella se pregunta si la actividad de banquera va de acuerdo con ese lema de su familia, ‘No quieras nada vil’, porque es una actividad durísima.

– Ella tiene un estilo de liderazgo muy noble, pero cuando tiene que tomar ciertas decisiones las toma, no duda.

– Ella sabe que tiene que proteger la Casa Neville porque junto con la casa, protege a los ahorristas. Una corrida bancaria, sobre todo de un banco con la magnitud y relevancia de la Casa Neville, te podía destruir la economía. Hoy hay ejemplos, como el Credit Suisse, que tuvo el problema terrible el año pasado. Lo que dicen en inglés ‘too big to fail’ (demasiado grande para quebrar), te puede destrozar países enteros, entonces lo salvan. Por supuesto que finalmente los contribuyentes terminan poniendo la plata para que se pueda salvar. Ella era muy consciente del barco que estaba piloteando, que tenía la responsabilidad de vidas y, por eso, si tenía que ser fría y dura, lo era.

Contar lo que no nos enseñan sobre la historia

– Con todo este abanico de temas y otros que hay en esta trilogía, ¿era inevitable el tono de thriller?

– Sí, lo iba escribiendo y quedaba así, muy tensa, como sin aliento. El thriller es lo que a mí me gusta leer. Y el conflicto permanente, porque es lo que mantiene al lector pegado al libro y a esa experiencia del libro que te atrapa, que yo he vivido muchísimas veces como lectora y me encanta replicar. Quiero que mis lectoras y lectores lo vivan, así que trabajo mucho en eso para que el libro sea muy atrapante, muy thriller, con mucho suspenso, incógnitas, golpes de escena.

– Como en otros, en estos libros aprendés un montón de costumbres, de historia, de navegación, sos muy detallista en cuestiones cotidianas…

– Es algo que me parece tan importante, que sepamos cómo vivían. En la escuela no nos enseñan ni las cosas muy banales -cómo vestían, cómo comían, qué comían, a qué hora y de qué modo- ni las cosas más importantes como cómo eran los sistemas de comunicación, cómo viajaban de un lado para otro, cómo era subirse a un barco en aquella época, sufrir el mal de mar, el surgimiento de esos famosos Clippers que tenían un diseño especial para no tocar nunca puerto hasta que llegaban a Cantón en China, cómo administraban el agua. La conciencia de que la alimentación estaba relacionada con el escorbuto por el que morían más que por los naufragios y otras pestes.

Además, me gusta crear un cosmos bien sostenido, verosímil y contundente, y para eso tengo que entrar y ver todo eso. Para hacer esos viajes, tenían que llevar muchísima ropa interior porque no tenían posibilidad de lavarla o que si tenían la bendición de que lloviera, podían juntar agua y a lo mejor ese día lavarse el pelo. Todas esas cosas me encantan y me encanta compartirlas con las chicas porque hace a la vida cotidiana de nuestros antepasados.

El dolor por el conflicto de Gaza

– Hablando de problemáticas que siguen vigentes hoy, también escribiste sobre Gaza.

– Son pueblos que hace 50, 60 años están en conflicto, no conoce otra cosa esta pobre gente, es un horror. Y se ataca a la mujer, sobre todo: no se la mata, se la mutila, se la viola para romper el tejido social, porque los que saben de guerra saben que las mujeres son las que sostienen el tejido social.

– ¿Qué sentís cuando leés las noticias actuales?

– Es un dolor que siento porque no cambió nada. Empecé a hacer la investigación para Gaza -la tercera parte de la trilogía “Caballo de Fuego”- en el 2009 aproximadamente, el conflicto venía desde el 48, desde la creación del Estado de Israel. Ahora creo que hay un gran vuelco. No sé qué va a pasar porque esta vez tomó una dimensión, un nivel de destrucción… Creo que cuando termine, va a haber un cambio grande, pero no sabemos mucho más de lo que leemos en los diarios y vamos a tener que esperar a ver cómo se desarrolla.

A mí me parte el alma como ser humano ver todo ese dolor de ambos pueblos, porque son víctimas los dos pueblos. Y los titiriteros de atrás manejando todo no son los que pelean la guerra y se sirven de la gente de todos lados, de todas las geografías.

Las lectoras me preguntan por lo que pasa y yo les digo ‘no tomen parte por nadie, hay tanto israelíes como palestinos que están sufriendo horrores. No nos peleemos entre nosotros, es lo que quieren los que manejan el mundo, el 1% que es dueño del 90%’. Hay que rezar por los dos pueblos, al Dios que quieras, y pedir misericordia por esos dos pueblos que no conocen la paz.