Por Bruno Verdenelli
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Dar con marplatenses que vivan en el extranjero y que en el invierno justo estén de visita por su ciudad de origen puede ser una verdadera odisea. Claro, la mayoría suele retornar en verano. Pero hay excepciones: Flor Palazzolo es una, porque si bien reconoce que uno de los motivos que la llevó a emigrar fue la búsqueda de una temperatura más cálida y constante que la de Mar del Plata, también demuestra que es capaz de viajar de regreso y sólo de paseo a finales de agosto, en plena tormenta de Santa Rosa.

En el caso de esta empresaria de 36 años, que se mudó a Miami hace 12, si bien el calor de Florida siempre constituyó un factor de atracción, el motivo de su partida fue más profundo. Y así se lo explica a LA CAPITAL en medio de una recorrida por el Torreón del Monje.

“Decidí irme de Mar del Plata no por una cuestión económica, sino por un motivo mucho más personal e intrínseco, que tenía que ver con mi desarrollo personal y profesional”, dice. Y agrega: “Mar del Plata si bien en el último tiempo creció mucho, en el momento en el que yo vivía acá, hace 12 años, era bastante más chica, y era una ciudad en la que la mayor parte de las empresas eran empresas de generaciones pasadas y yo no quería seguir con un legado familiar… Entonces decidí abrir puertas al mundo e ir a probarme a mí misma”.

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Después de cursar la carrera de Publicidad, Flor decidió que no quería hacerse cargo de Cuerpo y Alma, una marca de ropa que habían fundado sus padres y que marcó cierta tendencia en la moda femenina juvenil a fines de los ’90. Tras ello, ya en 2012 y con 24 años, viajó a los Estados Unidos y posteriormente fundó su propia firma allí. “Es una compañía de aceleración de empresas que usa el marketing digital y la tecnología como herramienta para ayudar a estas empresas a desarrollarse”, describe. Además, a través de la misma empresa armó una ONG cuyo objetivo es ayudar a mujeres con necesidades .

A pesar de que bromea con que lo que más le gusta de vivir en Miami es “la temperatura”, recalca que en verdad lo es el sentimiento de orgullo que tiene por “haber cumplido el objetivo” que perseguía hace más de una década. “Es haberme podido desarrollar, vivir la vida que elegí vivir, estar tranquila, tener la capacidad de cumplir con las cosas que me propongo, sentirme segura de la persona que soy y disfrutar de lo que construí”, responde luego, más seriamente.

En medio de la charla, recuerda que el Torreón del Monje es un sitio especial para ella porque lo visitó desde “muy chiquitita” por ser íntima amiga de Nicolás Parato, uno de los dueños, y de su familia. “Es un lugar que me da mucha tranquilidad”, expresa.

Vivir dividida

Tanto ese sector de la costa, como algunas playas, el centro y el Bosque Peralta Ramos son zonas de Mar del Plata que Flor extraña. Aunque admite que, más que cualquier punto o lugar de la ciudad, lo que más añora son principalmente sus vínculos.

“Si bien después de 6, 7 años de vivir en Estados Unidos pude hacer que mi mamá, mi papá, o sea mi núcleo más cercano, puedan venir a vivir a Miami, obviamente que mi corazón en muchos aspectos sigue estando acá. Y creo que es muy difícil todo el tiempo, pero es más difícil cuando pasan cosas buenas, y todavía más complicado no estar cuando pasan las otras cosas que no son tan buenas”, reflexiona.

Y continúa: “El querer estar cerca para tus personas queridas, esas con las que creciste, y con las que te desarrollaste, y con las que obviamente seguís compartiendo la vida a distancia, creo que eso es lo más complejo y lo más difícil”.

Consultada acerca de si volverá alguna vez a vivir en Mar del Plata, Flor contesta que no de forma definitiva. “Creo que mi objetivo es poder vivir 6 meses acá y 6 meses allá, o un par de meses acá y un par de meses allá, que creo que no es tan difícil. Pero bueno, hoy mi círculo también está allá de alguna manera… Mis amigas, el deporte que hago, mi empresa y también la vida que decidí construir, así que lo ideal para mí sería poder dividirme de manera consciente, entre este lugar que es mi casa y que me vio crecer, y obviamente el otro lugar, que es adonde vivo ahora y donde pude realizarme como persona”.