Fiscalía Federal pidió 18 años de prisión a narco que bajó avioneta con media tonelada de marihuana
De acuerdo a la acusación fiscal, Cicinio Cardozo Benítez se ocupó de diagramar la maniobra que generó ganancias ilícitas por 25 millones de pesos, y entre otras cosas conseguir la aeronave que fue a buscar la droga hasta Paraguay, el aeroclub sin funcionamiento dónde guardarla, el combustible suficiente y el piloto, a quien contrató por 12 mil dólares. El resto de los acusados de integrar la organización firmó un acuerdo de juicio abreviado que el tribunal también deberá resolver.
El fiscal general Juan Manuel Pettigiani y el auxiliar fiscal Carlos Fioriti están a cargo de la acusación.
Cicinio Cardozo Benítez, el líder de una organización nacrocriminal que contrabandeaba estupefacientes desde Paraguay, podría recibir hasta 18 años de prisión si el Tribunal Oral Federal acepta el pedido que efectuó este miércoles la fiscalía.
Cuatro años atrás, una avioneta aterrizó en un camino rural del partido de General Belgrano, en cercanías de la ruta provincial 29, con 444,570 kilogramos de marihuana compactada. La policía había realizado tareas de inteligencia y conocía lo que habría de suceder, por lo que se anticipó y en un gran operativo, con despliegue de varias fuerzas, logró interceptar a los traficantes cuando estaban iniciando el traslado por tierra de la droga.
El fiscal general Juan Manuel Pettigiani, quien ya había alcanzado un acuerdo con el resto de la banda, sostuvo que la hipótesis acusatoria quedó acreditada durante el debate; y solicitó también, tal como lo prevé el artículo 23 del Código Penal, el decomiso de cuatro vehículos, la avioneta color blanca con detalles en rojo y azul marca Cessna, y el dinero secuestrado que suma más de 7200 pesos argentinos, 941 dólares y 370 mil guaraníes paraguayos.
La maniobra delictiva, explicó Pettigiani junto al auxiliar fiscal Carlos Fioriti, contó con la participación del sobrino del acusado, Javier Anastasio Cardozo Arguello, del conductor de remís Altinier Cabral Ibarra y de Rafael Carvallo Ferrari, quien ofició de piloto de la aeronave con la que se ingresó al país la mercadería prohibida. Al bajar la carga, sobre un camino rural, los bultos fueron colocados en una camioneta Tiguan, conducida al momento de su detención por Vicenta Efiginia Zagaz Carballo. El vehículo contaba con el apoyo de otros dos automóviles, un Volkswagen Voyage ocupado por Celvio Venialgo y Arnaldo Rojas –yerno de Zagaz Carballo-, y un Chevrolet Aveo conducido por el propio Cardozo Benitez.
Al analizar el rol del principal acusado en la organización, el fiscal general dio por probado que se ocupó de la logística vinculada al contrabando de la marihuana, con la participación del resto de los imputados. Para ello tuvo en cuenta los testimonios recibidos durante el debate -dirigido por los jueces Roberto Falcone, Héctor Sagretti y Fernando Machado Pelloni- y aquellos que fueron incorporados por lectura.
En este sentido, Pettigiani marcó que Cardozo Benítez fue el encargado de conseguir la aeronave y de arbitrar los medios necesarios para que pudiera volar, dado que se encontraba con desperfectos mecánicos; acondicionarla para llevar los 533 panes de marihuana y cargar el combustible suficiente, para lo cual fue preparada en su interior con dos tanques plásticos para darle mayor autonomía; contratar un hangar donde poder resguardarla; conseguir un piloto que fuera hasta Paraguay y regresara; encontrar una pista donde aterrizar; conectarse con los proveedores del material en cuestión y buscar colaboradores para poder consumar el delito.
Pettigiani explicó que, de una escucha telefónica captada en enero de 2017 en la que Cardozo Benítez refiere que llevará a un electricista a acondicionar la nave, se infiere su apuro en “subsanar las cuestiones técnicas que lo tenían inquieto y ansioso para poder culminar los trabajos en el avión, con el claro objetivo de utilizarlo para el contrabando de estupefacientes”. Para el MPF quedaron demostrados también los intentos del imputado por evadir cualquier investigación judicial, dado que se constató que cambió su número de telefonía celular de manera constante e incluso mantuvo conversaciones en guaraní “con la finalidad de que no pudieran ser entendidas”.
“A Cicinio no se le escapaba ningún detalle y estaba al frente de todo lo relacionado con el avión y de su puesta a punto”, expresó el fiscal. “Había que ocuparse de conseguir el combustible necesario para realizar el viaje, pintar la matrícula del avión, pagar el respectivo seguro, al tiempo de ir contemplando el clima y prever si las condiciones del tiempo permitían la realización del viaje a Paraguay para buscar la droga”, puntualizó. Agregó que, incluso, contrató personas que volaban en parapente, de manera circular sobre el lugar, quienes oficiaron de “campanas”.
De acuerdo a la pesquisa, con el material estupefaciente secuestrado se podía preparar más de 4 millones de dosis umbrales, que tienen valor total en el mercado ilegal de unos 25 millones de pesos.
Contrabando agravado y
tenencia con fines de comercio
El Ministerio Público Fiscal solicitó para Cardozo Benítez una pena de 18 años de prisión por el delito de contrabando de estupefacientes agravado por la intervención de más de tres personas y haberse utilizado un medio de transporte aéreo apartado de las rutas autorizadas y utilizándose un lugar clandestino para su aterrizaje, en concurso real con tenencia de estupefacientes con fines de comercio agravada por la participación de más de tres personas.
Los demás integrantes de la organización no llegaron a juicio porque previamente rubricaron un acuerdo con la fiscalía, instancia a la que no quiso acceder Cardozo Benítez.