Fin para un capricho: el Concejo dio marcha atrás con el veto de Arroyo
Por Adrián Freijo
Casi como parte de una lógica autodestructiva, Carlos Arroyo sigue adelante con sus batallas personales sin tomar nota de las sucesivas derrotas -con su consiguiente desgaste- que debería hacerle reflexionar acerca de la conveniencia y oportunidad de sus ya previsibles cruzadas.
La ordenanza renovando el viejo beneficio de los códigos de descuento a los trabajadores municipales -que tiene más de medio siglo de antigüedad- fue vetada sin motivo real alguno, a punto tal que cuando el agua ya llegaba al cuello el jefe comunal hizo trascender “negociaciones iniciadas” que hacían aconsejable esperar a que hubiese una definición antes de aprobar el instrumento legal correspondiente.
Poco duró el intento; de una simple compulsa surgió que tales conversaciones eran tan solo con la pata financiera de la cuestión y que los verdaderos interesados no habían sido ni siquiera consultados al respecto.
La mayoría especial del Concejo -incluyendo a dos aliados de Cambiemos como la UCR y el PRO– cerraron filas para que todo quedara como entonces, para regocijo de la nutrida barra de representantes del STM que solo tuvieron que sentarse a esperar que las brevas maduraran y cayeran sobre la cabeza de un intendente del que a esta altura ya no puede saberse si está asesorado por una manada de elefantes furiosos o simplemente quiere imponer sus visiones personales desoyendo las reglas básicas de negociación y convivencia que dan origen a la ciencia política.
Algo emparentado con el “zoon politikon” con el que Aristóteles definía al hombre y su espíritu gregario.
Su ondulante visión de la política, que ora lo lleva al frenesí peronista y luego lo deposita mendicante en los brazos de Macri y de Vidal, siguen batiendo récords: en menos de 24 hs apoyó el acuerdo del gobierno nacional con el FMI y definió a Perón como “uno de los economistas más importantes del siglo XX” olvidando la sinuosa relación del fundador del justicialismo con los organismos multinacional de crédito y con éste en particular.
Y así todo…el combate perpetuo…la impronta sin reflexión…las visiones personales contra natura del pensamiento general.
Deberá cuidarse mucho el intendente al momento de elegir los límites para su nueva estrategia de marcar presencia y dejar que la distancia la marquen Macri, Vidal y sus adversarios. La idea puede no ser mala pero requiere inteligencia, sutileza y sobre todo claridad de miras y objetivos.
Y andar a los bandazos, pelearse con propios y extraños, aceptar a libro cerrado los consejos de quienes lo utilizan para sus peleas personales e intereses y sobre todo esa peligrosa costumbre de creer que el poder se demuestra desde la obsecación, no parecen vías navegables que puedan llevarlo a buen puerto.
Porque alguien debería recordarle que no hay navío bien conducido que salga de un puerto sin saber cual será su destino.
Y mucho menos cuando ya viene peligrosamente escorado y con una tripulación variopinta e inexperta que parece no entender el arte de la marinería.
Así…Normandía quedará cada vez más lejos.