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Policiales 10 de agosto de 2024

Femicidios, consumo problemático de droga y el rol del Estado

En Mar del Plata se registraron 16 femicidios entre 2019 y 2024. En más de un tercio de los casos, a esa extrema violencia de género se le sumó la adicción a las drogas y la vulnerabilidad de la víctima.

Por Juan Salas

Entre 2019 y 2024, en Mar del Plata se han registrado 16 femicidios. Es decir, que en poco más de 5 años, 16 mujeres fueron asesinadas por su condición de mujer, como resultado de la violencia machista más extrema.

De estos 16 femicidios, siete estuvieron signados además por el consumo problemático de estupefacientes de la víctima y el mayor nivel de vulnerabilidad que esto conlleva. Si bien la violencia de género es transversal a todas las clases sociales -el ejemplo más claro es la denuncia contra el expresidente Alberto Fernández por golpes y agresiones a Fabiola Yáñez- en situaciones de marginalidad la gravedad es mayor y pareciera que la ausencia del Estado se hace notar todavía más.

Estas cifras no buscan invisibilizar otros crímenes de mujeres, pero se centran en los femicidios, en los asesinatos de una mujer por un hombre por el hecho de ser mujer, con independencia de que se cometa en el ámbito público o en el privado y que exista o haya existido alguna relación entre el agresor y la víctima.

Pueden ser casos de violencia intrafamiliar, conyugal o incluso asesinatos en ocasión de robo que derivan en un femicidio, como fueron los episodios de María Angélica Rossi y Elisabeth Othondo, ocurridos en 2023.

Siempre existe la tendencia a confundir cualquier asesinato de una mujer con un femicidio, ya que ésta última figura es un tipo especificado en el artículo 80 en su inciso 11 del Código Penal. Por ejemplo, en el año 2023 fueron asesinadas 7 mujeres en Mar del Plata pero no todos fueron tipificados como “femicidio”.

Según las cifras del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, en el país matan a una mujer por ser mujer cada 29 horas, en este contexto, agrupaciones feministas denuncian un “desmantelamiento” de las políticas públicas de género del Estado Nacional.

Ese “desmantelamiento” también habría afectado a la línea 144, de asistencia a la víctima, que si bien continúa funcionando y hasta registró un pico de llamados tras la denuncia contra el expresidente, advierten faltante de personal.


Femicidios en contextos de marginalidad y droga


Especialistas en temática de violencia de género consultados, explicaron que en la actualidad se observa una “altísima” incidencia del consumo problemático de estupefacientes y alcohol, además de un deterioro grave de los vínculos familiares.

En lo que va del año, en Mar del Plata se registraron los femicidios de Talia Aragon, Verónica Martínez, Betiana Moreira y Rocío Fernández. En todos los casos se advirtió un contexto de consumo problemático de estupefacientes con la salvedad del de Moreira que, esa problemática según explicó su propia hermana, era la base de conflicto de la vida de la víctima que la llevó a cambiar de provincia y a estar alejada de sus 8 hijos.

En los últimos cinco años, otros tres femicidios estuvieron signados por un trasfondo de adicciones y el submundo de la droga: los crímenes de Ana Laura DíazJordana Belén Rivero y Adriana Estéfano.

El asesinato de una trabajadora sexual

Ana Laura Díaz fue asesinada en noviembre de 2019. Su cadáver apareció en un descampado de Fitte y Puán y junto al cuerpo encontraron también un cinto y un cuchillo sin rastros de sangre, que habrían sido utilizados en el asesinato.

Por el femicidio fue detenido Miguel Bermúdez, quien mantenía una relación sentimental con la víctima. Según la hipótesis, la mujer, que vivía en condiciones de marginalidad y ejercía la prostitución en las inmediaciones de la ruta 88, discutía permanentemente con el acusado y hasta le habría robado distintos objetos en las últimas semanas. Ese, precisamente, habría sido el motivo del ataque mortal.

Además, Díaz era investigada en una causa judicial iniciada recientemente por la supuesta comercialización de estupefacientes.

La robaron, golpearon y la arrojaron de un séptimo piso

Una imagen de Jordana Belén Rivero obtenida de las redes sociales.

Una imagen de Jordana Belén Rivero obtenida de las redes sociales.

Luis Baraj fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Jordana Rivero (28), la mujer que fue arrojada del séptimo piso de un edificio céntrico el 2 de marzo de 2020.

Jordana Rivero fue asesinada en la madrugada del 2 de marzo de 2020, luego de invitar a Baraj y a Paola Rojas a su departamento de Salta casi Luro. Allí, con el consumo de estupefacientes como trasfondo, Baraj y Rojas, que la habían conocido en el Bingo del Mar, la ataron, la retuvieron contra su voluntad y le robaron las tarjetas de débito y prendas de vestir.

Rojas se retiró del lugar para ir a extraer dinero del cajero y así sustraerle algunos ahorros a Rivero, una estudiante de psicología de 28 años, mientras que Baraj permaneció en el departamento para asegurar la impunidad del robo.

En el tiempo en que permaneció solo con Rivero, la víctima logró zafarse de sus ataduras y gritó desesperadamente para pedir auxilio. Ante esta situación, Baraj arremetió salvajemente contra ella y la golpeó en el rostro y cuerpo. Fue tal la brutalidad del ataque que le provocó fracturas en el rostro y un intenso sangrado que hizo que la víctima se ahogara y muriera. Luego la arrojó por la ventana del séptimo piso. Así, Baraj pretendía lograr la impunidad de los delitos cometidos.

Femicidio en un contexto narcomenudeo

Adriana Estéfano (52) fue asesinada de un disparo en el abdomen en el interior una vivienda del barrio Peralta Ramos Oeste donde se vendían drogas y por el crimen quedó detenida su pareja, Mykael Ponce (40).

El hecho ocurrió el 22 de julio a la noche y fue descubierto cuando Mykael Ponce llegó hasta la guardia del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) en su automóvil particular, con su pareja, Estéfano, quien presentaba una herida de arma de fuego en el abdomen y parecía no mostrar signos vitales.

Los médicos constataron el fallecimiento de la mujer y, si bien el hombre intentó escapar del hospital fue detenido por el personal policial del Destacamento HIGA.

Ponce quedó imputado por el femicidio de Estéfano, y luego se supo que la casa en la que vivían era objeto de una investigación por venta de drogas.

Crimen en acantilados

Talía Aragón.

Talía Aragón.

Talia Aragon tenía 27 años, tres hijos y una vida signada por la violencia de género de sus diferentes exparejas y el consumo problemático de estupefacientes.

El asesinato de Talia Aragón se conoció en el mediodía del miércoles 29 de mayo, cuando un hombre vio el cuerpo sobre la playa en la zona sur de la ciudad y horas después personal de Rescate y Riesgos Especiales logró recuperarlo. La autopsia realizada por los forenses de la Policía Científica confirmó que el cadáver presentaba una puñalada en la región torácica derecha que le provocó una lesión en el pulmón de ese lado. Luego se comprobó una herida defensiva en un brazo y múltiples fracturas por la caída.

Por el crimen se encuentra detenido, con prisión preventiva, Lucas Emanuel Giménez (43), su último novio y una de las últimas personas que estuvo con Talía antes de que desapareciera.

Testigos describieron la relación entre Giménez y Aragón como “tóxica” y “violenta”. Incluso el propio fiscal en el llamado a indagatoria de Giménez expresó que éste con la víctima “mantenía una relación sentimental en un contexto violento”. A propósito de esto, a la mesa de trabajo del fiscal llegó un informe sobre la judicialización de un episodio de violencia doméstica en la que Giménez había sido denunciado por una expareja.

El femicida que intentó huir en tren

Verónica Martínez (55) vivía junto a su pareja, Sebastián Gayoso (75), en una casa ubicada Ortiz de Zárate, entre Cerrito y Marcelo T. de Alvear. Según vecinos, la relación se había vuelto tóxica y eran frecuentes la discusiones en la pareja y esas peleas se veían potenciadas por el consumo problemático de estupefacientes.

El crimen de Martínez ocurrió el domingo 21 de julio a la tarde en el interior de la casa. Allí la mujer fue atacada con un arma blanca y recibió una herida en el tórax y cuello. Gayoso, por su parte, fue detenido a las 24 horas, en la estación de tren de Pilar y quedó imputado por el femicidio.

El último femicidio en la ciudad

La víctima tenía 27 años.

Rocío Fernández tenía 27 años.

Rocío Fernández (27) se había de su casa de Vernet y Güiraldes en la madrugada del sábado 3 de agosto y tras encontrarse con un amigo se dirigió en un taxi hasta un sector del Puerto. Luego de eso no se supo más de su paradero, aunque ella se encargó de enviarle a un conocido la ubicación de Grecia y Libertad avisando que iba a estar ahí.

Este dato recién lo entregó ese conocido a la investigación en la tarde-noche del martes, lo que impidió una búsqueda más presurosa tras la denuncia del lunes realizada por la familia, que le manifestó su preocupación a la policía ya que la joven había abandonado recientemente un tratamiento psiquiátrico y padecía un consumo problemático de estupefacientes.

El cuerpo de Fernández fue hallado el miércoles a la mañana dentro de la casa de Grecia al 1000 en el interior de un freezer y por el crimen fue detenido el dueño de esa vivienda, Juan Carlos Galarregui cuando intentaba subirse a un colectivo en Santa Clara del Mar.


Políticas públicas de género del Municipio


El intendente Guillermo Montenegro, en su primera gestión elevó a la jerarquía de Dirección General de Políticas de Género, con consecuencias directas en políticas públicas: como la ampliación de la capacidad del Hogar Galé a 30 personas; la inauguración de la Casa de Medio Camino y el otorgamiento de becas y créditos para mujeres.

En el Hogar Galé están los casos más críticos, con las mujeres en mayor riesgo. Operadores de allí advierten que cada vez más ingresan mujeres con adicciones a las drogas, principalmente pastillas y que en muchos casos, si bien se trabaja en un abordaje a la problemática, no sostienen el tratamiento. “El consumo les deteriora todas sus posibilidades de adherencia a los dispositivos”, explican.

En cuanto a la asistencia y monitoreo, al cierre de esta nota en Mar del Plata hay 2054 botones anti pánico activos, sin que haya mujeres en lista de espera para que se les otorgue alguno.

Según informaron desde la Dirección General de Políticas de Género, en ninguno de los cuatro femicidios que se registraron en la ciudad en este año había antecedentes de haber pedido asistencia al Municipio, ni tampoco hay registro de oficios judiciales que hayan pedido una intervención directa.

Sí se advierte que Rocío Fernández había solicitado un tratamiento psicológico en el área de salud, pero nunca llegó a presentarse.

Cabe remarcar que las víctimas pueden acudir directamente a la Dirección de Género (Catamarca 2921 o al Whatsapp 2235425640), hayan hecho o no la denuncia penal. De esta manera, si una mujer está viviendo una situación de violencia y no se anima a denunciar, por el motivo que sea, puede acercarse para recibir asistencia, acompañamiento psicológico y legal.

Además de estas asistencias a las víctimas, desde el Municipio también realizan grupos para varones que ejercen violencia, actividades de prevención en colegios, rondas de mujeres, talleres de alfabetización jurídica, programas de concientización y consejería para la prevención de violencia, entre otras actividades.

Desde la Dirección de Políticas de Género del Municipio informaron que “en todos los casos de femicidio y de tentativa de femicidio, la intervención y asistencia directa es llevada adelante por personal municipal. El área que depende del gobierno de la Provincia de Buenos Aires no cuenta con servicio territorial, sino que intervienen desde La Plata, colaborando en casos en que puede otorgar un subsidio que es gestionado a través de las trabajadoras sociales del municipio”.

En tiempos en los que el desmantelamiento del Estado Nacional es evidente, y de hecho es una consigna del Gobierno Nacional, la realidad indica a golpes y femicidios que las políticas públicas de género son urgentes y necesarias, y en contextos de marginalidad y adicciones todavía más.