CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Cultura 19 de enero de 2025

Felipe Pigna repasa el libro que lo llevó a la popularidad, invita a releer a Alberdi y reflexiona sobre la actualidad

Antes de su presentación en Verano Planeta, el historiador conversó con LA CAPITAL sobre los 20 años de "Los mitos de la historia argentina", la obra con la que desarmó ciertas ideas arraigadas de nuestro pasado, desde el descubrimiento hasta la independencia. Un repaso por su carrera, algunos de los mitos que siguen vigentes y su mirada sobre la educación en la actualidad.

Felipe Pigna, en la inauguración de Verano Planeta 2025. Foto: Franganillo Comunicación.

Por Rocío Ibarlucía

Felipe Pigna ha logrado acercar la historia argentina a la gente. “Para que la quieran, para que la ‘reconquisten’, para que disfruten de una maravillosa herencia común (…), y para saber quiénes somos y quiénes podemos ser” escribió en la introducción de Los mitos de la historia argentina, libro publicado en 2004 y relanzado el año pasado en una edición aniversario aumentada.

Veinte años después, el autor de libros como Gardel, Calles y Los Güemes, por mencionar solo los más recientes, reflexiona sobre el impacto de esta obra, nacida de su experiencia como profesor en el Colegio Carlos Pellegrini de la UBA. Sobre este libro y el siguiente tomo, además, se basó el exitoso programa televisivo Algo habrán hecho por la historia argentina, que condujo junto a Mario Pergolini y que, como dice Pigna en entrevista con este medio, “generó que las familias se reunieran a ver un capítulo como si fuera un partido de Argentina”.

Desde entonces, Pigna se ha dedicado a divulgar la historia argentina a través de libros, charlas en escuelas, universidades y teatros, documentales, programas de radio, de televisión y ahora también desde su canal de YouTube. Con un estilo ameno y didáctico, invita a un público de todas las edades a reflexionar sobre los relatos históricos que forman parte del imaginario colectivo nacional para repensarlos, en algunos casos ponerlos en cuestión y vincularlos con el presente. 

Así lo hizo en Los mitos de la historia argentina, al desarmar ciertas narrativas arraigadas en los manuales y actos escolares, desde la conquista de América hasta la independencia, con un enfoque que humaniza a los héroes de la patria y repara en los sujetos relegados o ausentes en los discursos oficiales. 

Nino Ramella y Felipe Pigna, el pasado miércoles 8, en el primer encuentro del ciclo Verano Planeta 2025. / Foto: Franganillo Comunicación.

Nino Ramella y Felipe Pigna, el pasado miércoles 8 de enero, en el primer encuentro del ciclo Verano Planeta 2025. / Foto: Franganillo Comunicación.

—¿Qué significó Los mitos de la historia argentina para tu carrera, viéndolo a la distancia?

—Para mí, fue un antes y un después, porque en ese momento había empezado a estar en los medios, en Radio Mitre, en Canal 7, pero no tenía los niveles de popularidad que me permitió el libro cuando apareció. Además, fue la base del programa Algo habrán hecho, que eso sí significó un cambio muy brusco y muy positivo, pero sin transiciones, porque el programa salió un lunes, midió 25 puntos de rating y al otro día la gente me saludaba en la calle y el colectivero me tocaba la bocina, una cosa muy rara para mí. 

—¿Cómo explicás el éxito de Algo habrán hecho

—Creo que hacía falta hablar de nuestra historia desde otro lado, que contemplara lo que la historia escolar en aquel momento no contemplaba, como el lugar de la mujer, de los pueblos originarios, del pueblo en realidad, el protagonismo popular en distintos momentos, mirar a los personajes históricos de una manera más humana, más real. Por otro lado, la forma de narración, la calidad de los actores, los viajes, la infografía, todo eso hizo que el programa fuera distinto y quedara segundo como el programa de la década en un concurso. 

—¿Y creés que un programa histórico seguiría teniendo ese impacto hoy? ¿La gente se sigue interesando por la historia como entonces? 

—No lo sé, lo que pasa es que hay una tiranía de la programación que supone lo que la gente supone y en realidad la gente no programa en la televisión abierta, opta por lo que hay. Entonces, no es verdad que a la gente no le guste, no sabemos si no le interesa. Cuando se le dio la ocasión, le interesó mucho. 

A mí me pasa con el canal de YouTube que lancé el año pasado, que hoy tiene 200.000 seguidores, y en Instagram tengo un millón de seguidores, o sea que por supuesto que hay interés. Todo esto no lo digo como autobombo, sino porque es muy raro que una persona tenga un millón de seguidores no hablando de otra cosa que de historia y de cultura.

“Siempre de las peores salimos pero, ¿por qué?, ¿quiénes fueron aquellos personajes que nos llevaron a hundirnos en distintos momentos?”

—¿Qué fue lo que te motivó en un principio a escribir este libro?

—Había un clima de época, veníamos de un desastre donde habíamos tocado fondo, que había sido el 2001, cuando hubo una especie de revisión general de cómo llegamos a esa situación, donde parecía que el país quebraba, de hecho quebró en algún punto, y entraron en crisis las instituciones, los partidos, los bancos, nadie creía en nada. Entonces, a mí me parecía que era interesante trabajar sobre la identidad. Siempre de las peores salimos pero, ¿por qué?, ¿quiénes fueron aquellos personajes que nos llevaron a hundirnos en distintos momentos?, ¿a qué personajes valía y vale la pena rescatar? Un poco esa era la función que tenía el libro: rescatar la memoria y la identidad, que me parecen tan importantes. 

Los mitos

—¿Creés que se sigue reduciendo la historia a un asunto escolar, como señalabas en 2004, cuando además en las escuelas la historia era abordada de forma desvinculada del presente, exaltando o denostando a ciertos personajes históricos?

—Sí, yo creo que es peor, porque hoy casi no hay registro de la escuela. Nuestras generaciones tenían un registro mayor de lo que pasaba en la escuela, la gente se acordaba de las lecciones, de los actos. En cambio, hoy, por la crisis del sistema educativo, por la desvalorización de la educación, la memoria se ha vuelto mucho más lábil, hay una especie de memoria líquida. 

Yo decía en la introducción que el 25 de Mayo no era visto como un acto histórico-económico sino como un acto escolar y terminaba quedando reducido al pastelito, al corcho quemado, al betún, pero no significaba un hecho fundacional para nosotros como país. A eso me refería con acto escolar y creo que hoy es peor todavía. 

—También señalabas que la historia no puede separarse de la política. En estos tiempos, no son pocos los padres que acusan a docentes de hacer política en las aulas. 

—Sí, es increíble, porque una de las cosas clave de la educación es la libertad de cátedra, después se podrá debatir, pero la acusación ya es otra cosa, ya estamos entrando en un terreno muy peligroso.

“Hay una ausencia de debate muy potente en este momento que lleva a la descalificación del otro porque piensa distinto” 

—¿Qué dirías a quienes enfrentan estas críticas?

—Más que decirles, es acompañarlos, porque yo sé que es un momento muy difícil de la educación. Por donde lo mires, hay un fuerte desprestigio de para qué sirve la educación, se está poniendo en duda el sistema educativo en general y particularmente las ciencias sociales, que son aparentemente más fácilmente opinables, están siempre en el foco de la tormenta. Entonces, me parece que es un clima de época. Desde el poder se alienta este tipo de cuestiones policíacas, de denuncia, a veces sin ningún fundamento, o por fanatismo, por lo que sea, cosa que vamos a ver cada vez más. No tengo duda de que esto va a ir in crescendo porque desde las propias autoridades nacionales se alienta la persecución del que piensa distinto. Hay una idea de amedrentar y acobardar a los que no piensan como ellos. 

—¿Qué sería un buen docente de historia para vos?

—Para mí, un buen docente de historia es como la profesora que yo tuve en quinto año del Nacional N°16 Manuel Belgrano, Elvira Giacometti, que me inspiró y me ayudó a decidir mi vocación y sentir que la historia servía mucho más que para recordar acontecimientos del pasado. Es una persona que te da opciones frente a temas que podamos denominar polémicos, una palabra que a mí me encanta pero está tremendamente bastardeada. En los zócalos de televisión, aparece “polémicas declaraciones de Wanda Nara”. Polémica es otra cosa, con todo respeto. Polémica es cuando dos personas presentan ideas diferentes y cada una se enriquece en la diferencia, en lo que dice el otro, escucha, aporta datos, cosa que nos está faltando hace bastante tiempo en Argentina. Hay una ausencia de debate muy potente en este momento que lleva a la descalificación del otro porque piensa distinto.

“La gente tiene miedo de opinar, de decir lo que piensa”

Y lo peor que está pasando es que la gente está teniendo miedo como yo hace mucho que no veo. La gente tiene miedo de opinar, de decir lo que piensa. Hay un amedrentamiento muy fuerte que tiene, por otra parte, un apoyo en lo económico y político desde el poder, sabemos que están los trolls. Pero, además, si ves que a determinada gente la empiezan a perseguir por lo que dice, cuando vas a opinar la próxima vez te lo vas a pensar dos veces. Eso es lo que está pasando.


Pigna, en Verano Planeta 2025. Foto: Franganillo Comunicación.

Pigna, en Verano Planeta 2025. Foto: Franganillo Comunicación.


Los mitos: del descubrimiento a la independencia

—¿Cuál de todos los mitos que desmontás en este libro te sorprende que haya perdurado tanto tiempo?

—El más sorprendente y la verdad que resiste el paso del tiempo es el mito del descubrimiento de América. Es un mito completamente injustificable que ninguna facultad de Historia seria del mundo te lo admitiría porque no tiene sentido. Yo pongo siempre el ejemplo: “Álvar Núñez Cabeza de Vaca descubrió las Cataratas del Iguazú”. Bueno, ahí vivían miles de guaraníes que obviamente ya conocían las cataratas y entonces lo que se está diciendo en realidad no es que las descubrió, sino que fue el primer europeo que las vio y ahí las cosas cobran sentido y existencias. A partir de que un europeo las ve, aparecen, con lo cual se está negando a la población previa, incluso la capacidad cognitiva de esa población previa, por eso el rebautizar, renombrar, construir iglesias arriba de los monumentos prehispánicos. Y el concepto de descubrimiento es increíble, que ahora vuelve con mucha fuerza. 

—El 12 de octubre, por ejemplo, se ha vuelto a denominar como Día de la Raza en lugar de Día de la Diversidad Cultural. ¿Qué implica este renombramiento? 

—Implica una enorme ignorancia. Porque la Unesco ya dijo reiteradas veces que el concepto de raza no tiene ningún sentido ni valor científico, que es un concepto anacrónico, que el concepto válido para la antropología y para la historia es la etnografía y la división lingüística de las culturas, no con ningún criterio comparativo, sino con un criterio taxonómico de clasificación, o sea, claramente la lengua es un elemento distintivo culturalmente hablando. Es mucho más interesante la división lingüística de la humanidad que la división en colores que no dice nada. En Europa son todos blancos y son todo distintos. Entonces, ¿para qué te sirve la clasificación en pieles blancas, amarillas, negras y rojas? Obviamente, para una cuestión discriminatoria, para dejar en claro que hay una raza superior y que ha sido la que sobrevivió que, por lo tanto, debe tener todos los méritos, que de alguna manera se marca dentro del concepto de meritocracia, o sea, la raza blanca hizo los méritos suficientes para dominar el mundo según esa absurda teoría.

“El padre del liberalismo, Adam Smith, dice que la riqueza de las naciones es la industria. Fijate vos qué distancia con las ideas de Milei”

—En el libro analizás a los liberales argentinos y destacás la posición de Alberdi a favor de que el Estado intervenga en salud y educación, una idea lejana a la que plantea hoy La Libertad Avanza. Entonces, ¿qué uso hace Milei de Alberdi, el personaje histórico que más exalta en sus discursos?

Es un recorte caprichoso de la idea de que Alberdi era el hiperliberal enemigo del Estado, cosa que no pudo serlo nunca porque es el padre de la Constitución y la Constitución se hace para conformar un Estado. Alberdi habla de la división de poderes, en las Bases habla de la necesidad de la igualdad con equidad, entre otras cosas. Alberdi es un tipo sumamente interesante que tuvo diferentes etapas en su vida, un enorme intelectual que fue criticado y combatido por los liberales argentinos de ese tiempo, Mitre, Roca y demás, sobre todo Mitre, y que hace una fuerte crítica a la guerra del Paraguay, con lo cual se gana la enemistad de Mitre y su expulsión del servicio exterior. Cuando era diplomático en París, escribe un libro extraordinario que se llama “El crimen de la guerra”, que se usó mucho para tratar de evitar la Primera Guerra Mundial en Europa. Así que Alberdi es un tipo muy interesante que no debería ser recortado solamente cuando habla de dejar en libertad las fuerzas productivas, que era un concepto común a la mayoría de los liberales de su tiempo pero que a la vez abrevaban en Adam Smith, que decía que el Estado tenía que cumplir funciones irrenunciables como la salud, la educación, la seguridad, que no las puede delegar bajo ningún punto de vista. Esto lo dice el padre del liberalismo, Adam Smith, quien además sostiene que la riqueza de las naciones es la industria, la principal actividad que hace rica a la nación. Fijate vos qué distancia con las ideas de Milei. 

El encuentro con Felipe Pigna, moderado por Nino Ramella, fue a sala llena. Foto: Franganillo Comunicación.

El encuentro con Felipe Pigna, moderado por Nino Ramella, fue a sala llena. Foto: Franganillo Comunicación.

—Dedicás un capítulo a Belgrano, para recordarlo más allá de la imagen simplificadora del creador de la bandera que murió pobre. ¿Cuáles de sus ideas políticas, económicas, sociales considerás más relevantes para el presente?

—Bueno, todas, porque todas están puestas en duda hoy. Fijate que fue la primera persona en nuestro país que habló de que la mujer tenía que estar en igualdad de condiciones que el hombre, acceder a los tres niveles de la educación, acceder a cargos públicos. Después, habla de la necesidad de industrializar el país, de que transformemos localmente la materia prima antes de exportarla; habla del cuidado del medioambiente, de la contaminación de los ríos y habla en contra de talar árboles; dice que la educación tiene que ser gratuita, obligatoria y a cargo del Estado cien años antes de la Ley 1420, dice que el maestro es el funcionario del Estado más importante y tiene que tener el mejor sueldo de toda la administración pública; una cantidad de cosas extraordinarias de un tipo que fue verdadero un pionero, sin duda. Así que yo creo que habría que volver a leerlo fuertemente o, más que leerlo, poner en práctica sus ideas. 

—En el último capítulo, planteás que la independencia fue política, pero no económica. ¿Hasta qué punto esa dependencia económica sigue limitando la autonomía política de Argentina?

—Yo creo que es así. Lamentablemente, el país se independizó políticamente de España, pero entró rápidamente bajo la órbita británica, porque además no logró su desarrollo por múltiples razones, entre las cuales está una guerra civil interminable de 65 años; entre 1815 y 1880 el país dedicó su energía, sus recursos a combatirse mutuamente, eso es tremendo. Además, cuando se unifica el país en 1862, bajo Mitre, nace un modelo agroexportador, eso evidentemente es algo que marca las desigualdades por delante. Entonces, la independencia proclamada de España no termina siendo una independencia del todo real, sino que Argentina va a tener algunos momentos de independencia, casi te diría destellos, a lo largo de estos 200 años.

Hoy, el historiador debe “redoblar los esfuerzos para que la gente no se olvide de su pasado”

—Para cerrar, ¿cuál creés que es la tarea del historiador en un contexto en el que se plantea una batalla cultural contra, entre otras ideas, la memoria histórica?

—Bueno, mantener la memoria, redoblar los esfuerzos para que la gente no se olvide de su pasado. Me parece que es un trabajo doble que tenemos hoy en día porque hay un negacionismo prácticamente de todo, de la condición de Argentina, de la memoria, de la dictadura, de las minorías, de lo que sea. Entonces, es una negación constante y, en realidad, una descalificación absoluta de para qué sirve la historia. Según este criterio, la historia no sirve para nada, entonces mejor no hablemos de historia o hablemos fraccionadamente, caprichosamente de ciertos personajes. 

Por otra parte, lo que uno advierte es que diga lo que diga y haga lo que haga el Presidente, no hay costo por el momento, no hay una pérdida de apoyo, no hay una masa crítica que se constituya a partir de lo que diga, con quién esté de novio y a quién eche, qué instituto cierre, qué intereses afecte. Por ejemplo, sacaron el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada y fijate que no tuvo prácticamente repercusiones, salvo en los sectores muy militantes. También uno se pregunta hasta dónde realmente la oleada feminista había calado en la sociedad. Es interesante pensar para el futuro, porque esto va a pasar como todo pasa en la historia argentina, hasta qué punto eso que nosotros pensábamos que eran derechos adquiridos o consensuados, como la memoria de la dictadura o la justicia reparadora, eran parte del patrimonio cultural o del imaginario social argentino o era un segmento quizás más movilizado, el más activo. Está bueno aprovechar este tiempo para pensar mucho y hacer las cosas mejor en todo caso y que no quede como un tema de minorías o sofisticado. 

Antes de la charla con Pigna, la vicepresidenta del Emturyc, Johanna Panebianco, entregó la declaración de "interés cultural y turístico" a Verano Planeta, que lleva 28 ediciones ininterrumpidas, que fue recibida por Marcelo Franganillo, su productor general y fundador, y la presidenta y CEO del Grupo Álvarez Argüelles, Claudia Álvarez Argüelles.

Antes de la charla con Pigna, el Emturyc declaró de “interés cultural y turístico” al ciclo Verano Planeta, reconocimiento que fue recibido por Marcelo Franganillo, su productor general y fundador, y Claudia Álvarez Argüelles.

Un anticipo de su primera novela 

Felipe Pigna anticipó a LA CAPITAL que en mayo de este 2025 lanzará su primera novela. Vale aclarar que no se trata de su primera incursión en la ficción, porque ya había publicado “Los cuentos del abuelo José” (2019) y “Los cuentos de don Manuel” (2020), con los que acercó la historia argentina también al público infantil. 

En este caso, se embarca en una novela histórica sobre la cual estuvo trabajando durante dos años, que narra el viaje a Londres de Belgrano y Rivadavia en el marco de “una misión secreta para sondear qué pasaría si proclamáramos la Independencia”, describe Pigna. 

“Estando ahí, les ofrecen coronar a un príncipe español en el Río de la Plata que es el hermano de Fernando VII, Francisco de Paula, y se produce toda una situación muy surrealista. Pero tiene la mala suerte de que cae Napoleón, con lo cual todo el proyecto se derrumba. Entonces, aparece un personaje que parece de novela pero fue real, que se llama el conde Cabarrús, que les ofrece secuestrar al infante y llevarlo a Buenos Aires para finalmente coronarlo a la fuerza rey. En torno a eso se podrán imaginar las peripecias”, concluye Pigna en esta entrevista realizada unas horas antes de la charla que dio ante una multitud en la inauguración de Verano Planeta 2025.

La próxima charla de este tradicional ciclo de escritores será con Tomás Rebord, este lunes 20 de enero a las 21 en el Hotel Costa Galana (avenida Patricio Peralta Ramos 5725). El abogado y streamer hablará con Nino Ramella sobre su primera novela, “Comentarios al Náucrato”. La entrada es libre y gratuita, hasta completar la capacidad de la sala.