Facundo Manes: “Vine a la política a inspirar al país hacia la modernidad y el desarrollo”
El neurocientífico y diputado impulsa "un acuerdo programático" y un "cambio de semblanza" en la oposición para "ganarle al kirchnerismo en 2023".
Por Gonzalo Gobbi
El neurocientífico Facundo Manes siempre estuvo cerca de la política, pero la pandemia y el rol más protagónico que asumió la Unión Cívica Radical lo incentivó a “dar el paso”. Se volvió una pieza clave para que Juntos por el Cambio ganara las legislativas y asumió como diputado, aunque aún no se reconoce como “político”, pero tampoco como un “outsider”, sino como “un ciudadano común” que busca “inspirar a la gente hacia la modernidad del Siglo XXI”, proceso que está dispuesto a liderar con el 2023 en la mira.
“Argentina necesita nuevos líderes y el liderazgo que va a prevalecer en 2023 será el que logre conectar emocionalmente con la sociedad y la inspire a un nuevo sueño”, aseguró en una entrevista con LA CAPITAL en su paso por Mar del Plata, donde presentó su nuevo libro -“Ser humanos”, escrito junto a Mateo Niro- y mantuvo varias reuniones con trabajadores, empresarios, profesionales de salud y dirigentes políticos.
¿Será candidato en 2023? Todos lo afirman, él mismo lo desliza pero aún no lo confirma. “Me gusta estar cerca”, admite y propone “cambiar la semblanza” de la oposición, ampliar la coalición y consolidar “un gran proyecto colectivo” que “involucre a todos” como en 1983.
– “Ser humanos”, como tus últimos libros, habla de neurociencia pero con un mensaje cada vez más social y político. ¿Tu carrera sigue el mismo camino?
– Volví a la Argentina en 2001 y el área de las neurociencias cognitivas no estaba tan insertado en la sociedad. Decidí quedarme en el país. Pensé en ayudar desde lo que sé, creando laboratorios, institutos, nuevos centros y formando gente. Empecé a recorrer la Argentina y en cada charla la gente me preguntaba cómo era vivir afuera. En todos los libros, como en “Cerebro Argentino”, tratamos con Mateo Niro de articular rigurosidad científica con un poco de lo nuestro, la argentinidad, hasta que llegó la pandemia y nos excedió a todos. En la historia de la humanidad las pandemias cambiaron la mentalidad de cada época. Podemos salir mejores o peores.
– ¿De qué manera las grandes crisis como esta pandemia pueden ser una oportunidad?
– Argentina es un país empobrecido, en decadencia. Tengo 53 años y viví 22 en contracción económica. Tuvimos un mal manejo de la pandemia. En términos de muertes por millón de habitantes; educativos -con un año y medio sin clases- y con una cuarentena eterna. El impacto psicológico ha sido enorme y la vacunación fue mala. Acá tenemos que pensar de nuevo en grande. No podemos encarar la pospandemia con las prácticas de siempre.
– En esa Argentina “empobrecida” y “en decadencia” que marcás, ¿cómo salimos mejores de la pandemia?
– La única manera es entre todos, con empatía y resiliencia. Debemos entender que el bienestar de los demás es más importante que el éxito personal. Como dice la película “Lawrence de Arabia”, nada está escrito, depende de nosotros. Esto es una ventana para cambiar. La pandemia abre la oportunidad de replantearnos todo y encarar de una vez, como encaramos la democracia, la modernidad y el siglo XXI. Ahí viene mi participación en la política.
Manes a pura selfie durante su paso por un restorán de la ciudad.
– Siempre estuviste cerca, pero diste “el paso” y hoy estás adentro. ¿Por qué ahora y cuál es tu objetivo?
– No me considero un político, tampoco un antipolítica ni un outsider. Mi idea es entrar a la política porque es la mayor herramienta de transformación social, pero hay que oxigenarla. Soy un ciudadano común, comprometido con su país, que intenta liderar a otros ciudadanos para inspirar a un país hacia la modernidad y el desarrollo del siglo XXI. Desde que volví al país la política me invitó a ser candidato. Siempre tuve mi corazoncito radical y me honraba que me lo ofrecieran, pero decía que no. Cuando la UCR en su conjunto me lo pidió con un gran propósito dije que sí y nos fue bien. Vi que el partido se levantaba y que mi decisión iba a implicar algo más grande. Los seres humanos somos felices cuando somos parte de un proyecto que nos excede. No alcanza con la UCR, pero puede ser un pivote para crecer, salir del fracaso del kirchnerismo y del fracaso de la política económica de Macri.
“Argentina necesita nuevos líderes y el liderazgo que va a prevalecer en 2023 será el que logre conectar emocionalmente con la sociedad y la inspire a un nuevo sueño”.
– Considerando ese fracaso que planteás, ¿la UCR debería pasar a liderar Juntos por el Cambio?
– Sin duda. La oposición tiene que cambiar la semblanza. No vamos a poder ganar en 2023 con la semblanza del 2015 ni del 2019. Vinimos a ampliar la coalición, a darle otro perfil, a defender el voto de Cambiemos, a buscar el voto de quien se defraudó y el del que nunca votó al espacio. El radicalismo tiene el rol de convocar a la sociedad de abajo para arriba, de presionar para que nuestro país ingrese a la modernidad. Y si encaramos la modernidad esto será imparable y la resistencia del status quo no lo podrá frenar.
– Ampliar, imagino, tiene un límite, ¿o es con todos los sectores con tal de ganarle al kirchnerismo?
– Por supuesto que no. Hay que hacer un acuerdo programático, agrupar dirigentes en base a ideas y no a estrategias electorales. Quienes se sumen deben estar de acuerdo con lo que hay que hacer por el país. No puede ser un rejunte de personas. La gente pide ideas, no telenovelas.
– ¿Qué sectores faltan en Juntos por el Cambio?
– Falta un nuevo perfil, un acuerdo programático y una autocrítica. En parte, mi candidatura fue una autocrítica. Hay que hacer un gran consenso. Cambiemos no lo hizo, se cerró en la forma de gobernar. Necesitamos un liderazgo que inspire. Argentina necesita líderes nuevos, con ideas que inspiren a una sociedad resignada. El liderazgo que va a prevalecer en 2023 será el que logre conectar emocionalmente con la sociedad y la inspire a un nuevo sueño.
“No alcanza con la UCR, pero puede ser un pivote para crecer, salir del fracaso del kirchnerismo y del fracaso de la política económica de Macri”.
– ¿Es más importante inspirar que gestionar?
– No, es un requisito fundamental. Hace años que en Argentina se administra la pobreza. Es uno de los pocos países que involuciona sin guerras. Hay que cambiar el rumbo. El último gran proyecto colectivo argentino que nos involucró a todos fue la democracia. Si no logramos hacer una épica, una epopeya grande para encarar el desarrollo y el siglo XXI, esto no lo soluciona nadie.
– Se habla de tu candidatura a presidente en 2023 y tus declaraciones así lo dejan entrever, pero falta tu confirmación ¿No estás seguro o es parte de tu estrategia para lograr ese objetivo sin decirlo hoy?
– Estoy más interesado en pertenecer a un proyecto colectivo que cambie la Argentina que en un cargo. Soy un ciudadano comprometido con esta oportunidad que tiene la Argentina de reinventarse y que no quiere ser espectador de la decadencia. Se viene un nuevo mundo, un país nuevo. Es la lucha de nuestras vidas y yo voy a estar hasta el final. No es momento de candidaturas ni de armados, sino de recorrer el país, hablar con la sociedad y escuchar. Si en 1983 la sociedad no hubiese presionado, Alfonsín no hubiese podido reconstruir la democracia. Si la sociedad no quiere encarar el desarrollo, por más que llegue un liderazgo con buenas intenciones, no lo va a hacer. Yo ya di el paso, pero no es suficiente, necesitamos que todos se comprometan. Ese será mi rol este año.
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