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La Ciudad 14 de junio de 2020

“Excepción”, la palabra que desvela a Montenegro y medita la Provincia

El intendente cree que es la llave para autorizar actividades de la fase 5, como la gastronomía. El gobierno de Kicillof evalúa pedidos de municipios, pero pone el foco en la situación epidemiológica. Se renueva la agenda legislativa. Raverta muestra su interés por el pago chico. Y Abad gana terreno en la UCR.  

El intendente y el secretario de Educación, Sebastián Puglisi.

Por Ramiro Melucci

El indisimulado sesgo de preocupación que había dejado en el municipio el anuncio del sistema de faces de Axel Kicillof ha experimentado una mutación. Guillermo Montenegro constató en los últimos días, de manera formal e informal, que Mar del Plata transcurre sus días en la fase 4 de la cuarentena, pero cree que no está tan lejos de autorizar actividades de la 5 como sospechaba en un principio.

El decreto con que la administración provincial reglamentó el sistema de fases llegó para corroborar la posición que ocupa la ciudad en el mapa epidemiológico bonaerense. Escindido del conurbano, donde la curva de contagios no para de ascender. Pero a una distancia considerable, aún, de los municipios que no registran contagios de coronavirus hace 21 días, el requisito que estableció la Provincia para ingresar en la quinta y última fase.

El mero anuncio de una norma, e incluso su letra, puede despertar conflictos si no se la pone en contexto. Eso fue lo que hizo el gobernador durante la semana. Repitió ante periodistas e intendentes que había margen para presentar excepciones. Les dio así a los alcaldes que se sentían sin capacidad de maniobra un motivo para el optimismo. Montenegro era uno de ellos.

La primera señal fue el cambio de horario de las salidas recreativas. El gobernador las pensó en una franja nocturna para no juntarlas con las actividades comerciales y productivas. El intendente decidió exactamente lo contrario. Sin rispideces. A pedido de las entidades del sector, también amplió el horario de los comercios de productos no esenciales en la antesala del Día del Padre. Otra vez, sin reproches del gobierno provincial.

Pero conviene apreciar una diferencia sustancial. Aquellas modificaciones se introdujeron en actividades contempladas en la fase 4. Resta saber si la Provincia obrará con la misma plasticidad para la autorización de rubros que figuran en la 5. El intendente ya le formuló dos pedidos de excepción al jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco: el de la gastronomía y el de los deportes individuales al aire libre. El hombre de Kicillof ha dicho en público que, si bien la pandemia en estas costas parece contenida, Mar del Plata sigue presentando casos. Es verdad que la Provincia, como pretendía el intendente, está dispuesta a no incluir a los repatriados en la regla de los 21 días sin contagios. Pero también que, de momento, ni siquiera así la ciudad se arrima a esa cifra.  

En la semana en que volvió a esperanzarse con una pronta reactivación económica, Montenegro también envió los protocolos para la hotelería y los shoppings. En el diálogo con las cámaras empresarias y sindicatos para establecer las pautas del regreso a la actividad sobresale Fernando Muro. No hay sector que no reconozca el empeño del secretario de Producción. Aún así, el panorama económico es adverso. El intendente no lo desconoce, pero opta por exhibir un horizonte diáfano. El último mensaje en esa dirección aludió a que la ciudad debe prepararse para empezar a recibir turistas en septiembre.

Las actividades que queden pendientes de aprobación en esta etapa podrían depender del impulso que les dé la comisión que se formará en el Concejo Deliberante para la evaluación de protocolos. El proyecto del oficialismo para generarla dio esta semana un nuevo paso: fue aprobado por la comisión de Legislación. Solo queda el aval del plenario.

Otro mojón se establecería en agosto. El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, aventuró que ese mes podrían volver las clases en Mar del Plata. La frase no pasó desapercibida en el gabinete municipal. Montenegro convocó enseguida al secretario de Educación, Sebastián Puglisi, para que cuando ese momento llegue las escuelas municipales estén en condiciones de cumplir los protocolos. El sistema sería, en un principio, semipresencial: no todos los alumnos podrían asistir a las aulas al mismo tiempo.

En la última reunión de gabinete, el intendente ordenó a sus funcionarios que trabajen en función de la pospandemia. La gestión empezará a refocalizarse en las obras del Emvial, el Emsur y OSSE. El propio jefe comunal mostró el camino al supervisar trabajos de engranzado en calles de Batán. Pretende, además, que la eliminación de microbasurales sea prioridad. Justo después del relanzamiento de la separación de residuos, vinculado al acuerdo con los recicladores informales y Ceamse que puso fin al bloqueo del predio, y cuando quedó a la vista una parsimoniosa vuelta a la normalidad del servicio de recolección. Sobre todo en la periferia.

La planificación pospandemia incluye al Concejo Deliberante. Se insinúa la nueva agenda. Que es, en rigor, aquella que había anunciado el intendente en la inauguración de las sesiones ordinarias, en el lejano marzo. Pueden marcarse tres indicios. La presentación de la iniciativa para reglamentar a los cuidacoches, redactada por el oficialista Agustín Neme. La elevación del proyecto “Compre Marplatense” para priorizar a las empresas locales en las contrataciones públicas. La propuesta para conformar una comisión que evalúe la modificación de la fórmula mediante la que se calcula la Tasa de Servicios Urbanos (TSU), que data de 2005 y todos los bloques consideran vetusta.

La lista añadirá otra iniciativa, también mencionada por el intendente en el cuerpo legislativo. Buscará modificar las normas que regulan las habilitaciones comerciales. La intención es facilitarle a los negocios cambios o ampliaciones de rubro en un momento en el que muchos están obligados por el contexto a transformarse para sobrevivir.

A medida que el temor a la pandemia cede en la ciudad, la política vuelve a su cauce natural. Tras concentrarse primero en la gestión del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y luego en sus primeros pasos en la Anses, Fernanda Raverta reapareció para apuntalar su proyecto de ciudad. Un par de entrevistas con medios locales y una nutrida reunión por Zoom con distintas vertientes del Frente de Todos sirvieron para marcar el rumbo.

El jefe de su bancada en el Concejo, Marcos Gutiérrez, también intervino en otra concurrida reunión virtual convocada por la ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García. Participaron los 135 presidentes de bloque de concejales del kirchnerismo. Unificaron criterios para valorizar los programas de apoyo y asistencia financiera que estableció la Provincia para los municipios.    

En otro punto cardinal del mapa político emergió el probable destino de Maximiliano Abad, presidente del bloque de diputados de Juntos por el Cambio en la provincia, como jefe de la UCR bonaerense. El titular nacional del centenario partido, Alfredo Cornejo, le dio el espaldarazo de cara a unas internas que todavía no tienen fecha. Su rival sería el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. La puja empezaría a mostrar la musculatura de la alianza con la exgobernadora María Eugenia Vidal y, en definitiva, el andamiaje de la oposición bonaerense frente a las legislativas del año que viene.