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Deportes 2 de mayo de 2016

“Estoy muy orgulloso de mis compañeros”

Ivory Clark y sus sensaciones tras el triunfo de Quilmes. El "tricolor" pudo ganar el último superclásico de la temporada, ante Peñarol, por 81 a 78, y además se salvó de jugar por la Permanencia.

Por Marcelo Solari

El estadounidense Ivory Clark resultó uno de los puntos altos en la victoria de Quilmes, el sábado, en el superclásico ante Peñarol, por 81 a 78.
El éxito, independientemente de lo que se vivía en otras canchas, además de cortar una serie de cuatro triunfos seguidos “milrayitas” en el mano a mano entre ambos, le permitió al “tricolor” evitar el play-off por la Permanencia ante Juventud Sionista de Paraná
El último clásico de la temporada fue, desde el juego, bastante deficitario. Abundaron los roces, la lucha, las fricciones. Se vivió con la pasión y la tensión de siempre desde las tribunas (alrededor de 4.000 personas estuvieron en el Polideportivo Panamericano) y, acaso más por falencias que virtudes por parte de ambos, el suspenso por la definición se prolongó hasta los segundos finales.
Durante el primer tiempo, y en las antípodas de sus características de juego, Clark fue el líder de la anémica ofensiva de su equipo. Anotó todos sus puntos (13) en esa primer mitad, con excelentes porcentajes.
Para el complemento, con el despertar de Walter Baxley, algo de Luca Vildoza y un poco más del resto, el ala-pivote se centró en lo que mejor sabe hacer: defender. Y fue protagonista de acciones decisivas en su propio canasto.
Concluido el partido, con la tranquilidad del triunfo y la permanencia asegurada, con las huellas de una durísima brega durante la que permaneció 35 minutos en cancha, Clark analizó el juego e hizo un mini balance de la temporada con LA CAPITAL:
-Finalmente se les dio. Pudieron ganar un clásico con todo lo que eso significa…
-¡Uh! ¡Qué partido, eh! Luchamos un montón. Fue todo lucha durante los 40 minutos. Tengo sangre (y muestra los antebrazos con arañazos y golpes), estoy muy cansado pero feliz. Esto no se puede analizar mucho como básquet. Fue una pelea física más que otra cosa.
-¿El corazón jugó su parte también?
-Sí, más que nada fue eso. Corazón, entrega, poco de sistemas de juego. Salió así, muy trabado.
-Trabado y extraño ¿no? Porque en el primer tiempo la ofensiva perimetral de Quilmes no aportó casi nada y tuvieron que tomar muchas responsabilidades los internos, vos incluido…
-Sí, es verdad. Sobre todo extrañamos los puntos de (Walter) Baxley en el primer tiempo. Se dio que tuve que tomar mis tiros y por suerte los pude convertir. No puedo dar otra explicación.
-¿Era más difícil todavía porque si perdían sabían que podían tener que jugar por la Permanencia?
-Sí, seguro. Fue muy difícil afrontar esta situación. Durante la mayor parte del partido pensamos más que nada en defender y defender. Era una parte del plan pero no la única. Teníamos que estar muy duros de la cabeza, también. Se juntaban varias cosas. Por eso no sé mucho qué agregar, aunque está claro que lo importante era ganar y lo hicimos.
-¿Podés hacer un rápido balance de esta temporada en la que te sumaste en el tercio final?
-Había muchas expectativas para esta temporada, pero por distintos motivos no se pudieron cristalizar. Cuando volví al equipo encontré un grupo dispuesto a no entregarse y pudimos terminar la temporada con esta alegría. Fue una Liga muy difícil para Quilmes. Estoy muy orgulloso de mis compañeros por su compromiso, por cómo lucharon. Y estoy muy feliz por todos ellos.



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