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Arte y Espectáculos 11 de marzo de 2018

“Estamos formando públicos, pero solos no podemos, necesitamos de las familias”

Sandra Maddonni está al frente del centro cultural Dudú. Ganadora de un Estrella de Mar, habla de los espectáculos para niños y niñas y de cómo es clave el rol de la familia.

“Yo también hice ‘La princesa que quería jugar’, y era una obra que no tenía nada que ver con una princesa, de hecho la protagonista terminaba bailando en un bosque con pantalones, pero en un momento me dije ‘si pongo la palabra princesa seguro que viene más gente'”, se sincera Sandra Maddonni, actriz y directora de teatro, a cargo del centro cultural Dudú, especializado en la primera infancia y, a su vez, dramaturga de la exitosa “Maimará“.

Justamente, con su grupo de actores, actrices, músicas y músicos, Sandra recibió un Estrella de Mar por “Maimará”. Se trata de una obra que volverá a verse en temporada baja en la sala de 25 de Mayo 3349 y en funciones especiales para escuelas. La historia propone un recorrido desde la provincia de Buenos Aires hacia el norte, a través de dos personajes y de canciones folclóricas argentinas que escribió la compositora y profe de música Gabriela Zabala.

“Gabriela me entregó canciones escritas por ella pensando en hacer un concierto didático y yo contraoferté, le propuse hacer una obra de teatro con esas canciones”, contó Maddonni, estudiosa del teatro para niños y docente de teatro en escuelas secundarias y en la Escuela Municipal de Arte Dramático.

Eliana Porras y Leandro Do Carmo interpretan a una turista conocedora del norte argentino y a un guía de turismo de la Patagonia que, de buenas a primeras, tiene que cambiar el territorio de su trabajo. Así se conocen.

“Ella sabe mucho y él está desorientado. Se da esa contraposición y así se van haciendo esos cruces de guiar y acompañar y de atreverse a caminar por nuevos caminos, y además hay una historia de amor que queda abierta”, adelanta y cuenta que los músicos en escena y su rol de narradora aportan elementos claves para cerrar la historia.

– ¿Los espectáculos para chicos y chicas terminan convirtiéndose en propuestas familiares?

– Obviamente cuando hacemos teatro para niños, los niños van con sus padres y hay mucha gente mayor que los acompaña. En algún momento hemos pensando en hacer una función especial para adultos mayores, porque un espectáculo para niños es sano, no tiene revés. “Maimará” es divertida, tiene música en vivo y tiene giros que te dejan pensando. Notamos que a la gente mayor le encanta.

– ¿Considerás que los espectáculos para las infancias se están jerarquizando y aparecen propuestas de autor, más allá de los modelos que se copian del cine o la tele?

– A mí me pasaron dos cosas con los espectáculos infantiles. Primero, la cuestión del horario. Antes eran a las siete de la tarde, porque los teatros no te daban un horario central. Entonces vos llegabas toda “loockeada” y los nenes pasaban por la puerta del teatro con las palitas volviendo a la playa. Y lo otro es que cuando el padre pregunta a sus hijos ‘¿qué querés ver: la obra Aprendiz de músico o La sirenita?’ Siempre dicen La sirenita. Para muchos teatreros fue un enganche hacer las versiones de montones de películas, porque es el padre el que da a elegir.

Ahora si tenemos un padre (y una madre) que se anima a investigar un poco de qué se trata la obra, que apoya otro tipo de espectáculos, ahí aparece otra posibilidad. La familia es la mediadora cultural del niño, la familia es la que tiene que tomar esas decisiones. Yo también hice la obra “La princesa que quería jugar”, y era una obra que no tenía nada que ver con una princesa, hablaba sobre la disponibilidad del tiempo de una nena. Pero en un momento me dije ‘si pongo la palabra princesa seguro que viene más gente’. Después me empecé a posicionar de otra manera en las historias.

– ¿Qué balance hacés del centro cultural Dudú en estos casi dos años?

– En mayo cumplimos dos años de trabajo. Nosotros decimos que estamos formando públicos, pero solos no podemos, necesitamos de las familias, porque en el teatro infantil el que toma la decisión es el adulto, tenemos que apuntar a que el adulto elija. Y el balance que hacemos es positivo. Estamos apuntando a pedir un subsidio. Pero de las tres “p”, plata, prestigio y pasión, dos están más que colmadas. Tenemos ochocientos seguidores en nuestro Facebook y vemos que colegas vienen a pedirnos el espacio. Además se empieza a difundir en Buenos Aires que aquí tenemos un espacio para chicos. Se empieza a armar un circuito. Y sentimos mucha satisfacción.