España paseó su fútbol por Alemania e hizo los méritos suficientes para ser el campeón de la Eurocopa 2024, consagración que decretó sobre el epílogo ante Inglaterra (2-1) en la final disputada en el estadio Olímpico de Berlín.

Gracias al gol soñado de Mikel Oyarzabal, España se convirtió en la única selección que conquistó cuatro ediciones del trofeo continental.

La lesión de Rodri, posteriormente elegido el mejor jugador de la competencia, presentó un reto mayor para el segundo tiempo, cuando las cosas todavía estaban igualadas sin goles. Pero España explotó los extremos con Yamal (el mejor jugador joven, con 17 años recién cumplidos) y Nico Williams, los principales exponentes de la nueva generación. Aunque también llegó al éxito por el corazón de Carvajal. El sacrificio de Morata. O la presencia siempre determinante de Dani Olmo, quien evitó en la línea el empate cuando la historia ya se terminaba.

Pero España fue un equipo más allá de los nombres. Con una identidad similar a la que la llevó a la gloria mundial en 2010, con dominio sobre los rivales a partir de la tenencia de balón.

Ante Inglaterra fue un examen de paciencia. Porque el equipo de Gareth Southgate se esmeró en cortar los circuitos y hacer un partido con pocos espacios.

Hasta que Yamal apareció entre líneas y encontró a su socio Nico Williams, quien completó su gran torneo con un buen zurdazo cruzado en el inicio del complemento.

Inglaterra cambió el libreto y asumió los riesgos. Se salvó un par de veces y después encontró el empate con una definición de Palmer de media distancia.

De nuevo se levantó España de un golpe, como cada vez que lo recibió en el torneo. Cucurella atacó su banda y el centro tenso lo encontró Oyarzabal, dispuesto a abrazarse a la gloria.

Esta vez no hubo milagro inglés. Lo acarició con dos cabezazos en tiempo de descuento. Pero la justicia le dio el título a España. El primero de una generación dispuesta a ir por todo. Por lo pronto, es dueña de Europa.