“Escribo porque no tengo el don de tocar el piano como Charly García”
El marplatense Gastón Domínguez publicó su primer libro de poesía. Hubiera deseado emocionar con una canción. Eligió escribir. La historia de cómo gestó “Cosmos”, un poemario sobre seres diminutos.
En “Cosmos”, su primer libro publicado, el escritor y periodista Gastón Domínguez elabora una poesía de lo microscópico. “El poemario cuenta una historia, o mejor, una vida en un mundo minúsculo, con seres minúsculos que luchan por el poder”, aclara el autor sobre esta historia, que publicó el sello editorial Halley.
Esos seres habitan una gota de agua de rocío y aunque son imperceptibles para el ojo humano, replican muchas conductas de las complejas sociedades contemporáneas: “Esos bichitos se comen entre ellos en el afán de supervivencia, humanos y humanas también nos comemos entre nosotros”, reflexiona el autor, que es marplatense y se dedica a la docencia.
Crítico sobre los vínculos que prevalecen en lo cotidiano, Domínguez enlaza ese submundo de bichos que solo se ven mediante máquinas con aquello que sucede en las diversas grupalidades. “Un ciclo/ de dominación:/ yo te domino/ y yo/ te domino”, escribe y reconoce que el concepto de “voluntad de poder” guió su historia.
En una charla con LA CAPITAL, cuenta sobre los caminos barrocos que dejó de lado para llegar a esta síntesis: un libro con guiños a Carl Sagan, a la música y a la política.
-Tus poesías están atravesadas por la pequeña escala: lo que ocurre adentro de una gota de rocío. ¿Por qué te interesa lo minúsculo?
-Parto de la premisa que menos es más, desde siempre. Pero esto es muchísimo menos de lo que me imaginaba, se fue dando. En un taller de poesía tuve una devolución muy precisa acerca de lo pretencioso y barroco de mis poemas de entonces. Quedé devastado, tenían razón. Con el correr de los días empecé a escribir algunas ideas en un cuaderno y, ahí, de a poco, con la devolución muy presente, pensé que tenía que rehacer mi escritura, ir por otro camino. Y empecé de cero, probaba palabras, hacía poemas muy cortos, era también soltar un poco la muñeca. Me empezó a gustar el resultado y vi el camino que se abría.
-¿De qué manera está emparentado el poemario con la serie Cosmos, de Carl Sagan?
-Durante esas semanas del taller de poesía, estaba viendo por Netflix la remake de la serie de Carl Sagan. Durante la crisis de escritura posdevolución vi el capítulo donde explican qué son los tardígrados, conocidos como los “osos de agua”, todo lo que hacen y todo el tiempo que pueden sobrevivir. Y me fascinó. Fue el primer “personaje” del poemario.
-Escribís dos frases que son reveladoras: “…la vida entera/ haciendo la guerra/ para/ simplemente/ evaporarse/” y “…está en/ la naturaleza/ de las cosas/ morir por algo”. ¿Son reveladoras de la condición humana?
-No lo sé, solo sé que la muerte es inevitable y que vivir se hace cada vez más difícil. Creo que podríamos vivir mucho mejor, pero eso no sucede. Y la vida se pasa rápido. A mí me desespera y no lo puedo entender, se supone que la especie humana tiene raciocinio y todo eso.
-¿Por qué escribís y por qué escribís poesía, en concreto?
-Porque no tengo el don de tocar el piano como Charly García. Me hubiese encantado ser músico, componer una canción que pusiera la piel de gallina a quien la escuchase. Y de la música a la poesía hay un paso, aunque de ninguna manera me considero poeta. Escribí un libro de poesía, sí, pero de ahí a ser poeta hay un mundo por delante. Además, me da un gran placer escribir poemas. Y a mano mucho más. Me gusta la intimidad que se genera al momento de escribir poesía, algo que no me sucede con la prosa.
-¿Considerás necesario mostrar tu escritura? ¿Por qué?
-No creo que sea necesario mostrarla, supongo que tiene que ver con dejar algo en el mundo que, con suerte, me sobreviva. Pero con la publicación de este libro, al ser el primero que publico, descubrí que sacar un libro es también una fiesta con amigos, mucha gente me demostró su afecto, se alegró por mí y me felicitó. Fue hermoso. ¡Ahora falta saber si les gusta el libro!
-¿Qué influencias advertís que tenés?
-Muy diversas, pero excepto algo perdido que puede aparecer en estos poemas, no se ven reflejadas en el libro. Me interesa mucho la música, las letras, el cine argentinos. En poesía no tengo predilectos. Me gusta mucho Pizarnik, Fabián Casas, Vinicius de Moraes, Diana Bellessi, las letras de Solari, no sé, hay tantos que se hace difícil elegir. La poesía es inabarcable.