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Cultura 8 de agosto de 2022

Escribió poesía mientras estuvo detenido, ya tiene su libro: “Tiré mis armas por armar mis prosas”

La historia de Maicol Rodríguez: detenido a los 16 años, estuvo casi cinco en diversos institutos. Editó un libro de poesía que recopila esa experiencia. Quiere llegar a otros pibes detenidos. "Escribir era lo único que me hacía libre", asegura.

"Tampoco está fácil vivir afuera", dice Maicol Rodríguez.

 
“Cuatro años, once meses y veinte días”. De memoria repite esa frase: es el tiempo que estuvo “adentro”, detenido en diversos centros para menores de Mar del Plata y la zona. Ya libre, Maicol Rodríguez dice estar feliz, pero adaptándose. A los 22 años, recuperó la vida en familia, los proyectos y, además, forjó una misión: que su primer libro de poesías llegue a los pibes y pibas que tienen que pasar lo mismo que vivió él.

Editado por Cepes Ediciones, el poemario “El lado oscuro del sistema” contiene las poesías que empezó a escribir mientras transcurría los días privado de su libertad.

 


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“Si ya estás adentro y sabés que tenés mucho tiempo, tenés que tratar de hacer lo que no hiciste afuera, por ejemplo estudiá”


 

Antes de vivir esta experiencia de detención, era usual que volcara sus emociones de manera escrita en diarios íntimos. Sin embargo, nunca pensó en tener su libro. Fue el empuje que le dio el tallerista Branco Troiano, con quien aprendió las herramientas de la literatura en un taller virtual, el que transformó en obra este imparable impulso por contar lo que sentía.

“Noches de sufrimiento / días de pensamiento / llamadas diciendo lo siento / despertaron un poeta que sigue creciendo”, escribe en el poema titulado “Días tras noches”. Y en “El proceso más largo”, el joven poeta desgrana: “Vivo mi propia historia / el encierro es una derrota / pero podés convertirlo / en una victoria”.

Dueño de una gran sencillez y de una mirada siempre esperanzadora, sigue en otro de sus textos: “Convertí la sangre en muchas rosas / cambié mi pasado con dos cosas / vi el infierno ahora veo una vida hermosa / tiré mis armas por armar mis prosas”.

La familia, los amigos que no están, el amor que surge de manera inesperada, la vida en los centros de detención por los que estuvo, el suicidio y los hechos trágicos que atravesó están contados en este libro, del que emerge “una voz conmovedoramente pura, carente de cualquier pose”, según describió Troiano el estilo de su alumno.

A Maicol lo tienta estudiar Derecho, “para defender a un pibe el día de mañana”, aunque también tiene ganas de convertirse en maestro mayor de obras. En lo inmediato busca trabajo, mientras ayuda a su mamá.

-¿Cómo llegás a la poesía?

-Un psicólogo estaba haciendo un taller de escritura con un profesor, que se llama Branco Troiano. Fui, me metí, entré gritando y después pregunté qué era porque me parecieron copadas las frases que leían. Él me dijo: “Si querés quedate, pero no podés hablar”. Y me quedé ahí al lado, escuchando. Era la época de la pandemia, el curso era virtual y lo hice por el celular del psicólogo o por su computadora. En el centro de detención había frases en las paredes y yo escribía. Ahí empecé. Branco vio lo que escribía y dijo: “Tiene poesía buena, tiene que hacer un libro”. Cuando me dijeron eso yo dije que sí, jodiendo, y después pasó.

-¿Cómo se convierte el encierro en victoria?

-Y yo vi el sentido de esa frase en que si ya estás detenido, si ya estás adentro y sabés que tenés mucho tiempo, tenés que tratar de hacer lo que no hiciste afuera, por ejemplo estudiá. Yo terminé el secundario, hice talleres, tengo catorce diplomas: de mozo, de carpintería, de corte y confección, de electricidad, de computación y otros.

-En otros de tus poemas decís: “Tiré mis armas por armar mis prosas”.

-Sí, en realidad este libro es para los chicos que están viviendo mi situación, el encierro, para que lo puedan leer y para que sepan que pueden hacer las cosas bien, porque si hacés las cosas bien te podés ir antes. El que sufre sos vos pero también tu familia, los únicos que te siguen son tu mamá, tus hermanos, después los amigos… ninguno. Hacer las cosas bien es no buscar quilombo, evitar la pelea, no enojarte por cualquier cosa. Es que te van haciendo un seguimiento todo el tiempo. Si salís y volvés a cometer los mismos errores vas a volver. El cambio está en uno mismo.

-¿Qué valor tuvo para vos la escritura, mientras estuviste detenido?

-Escribir era lo único que me hacía libre, era lo único que podía hacer y nadie te decía nada. Fue ser libre más allá de las rejas. Yo escribía de noche, no podía escribir de día, porque estaban todos, los psicólogos, los asistentes sociales, durante el día había mucho quilombo. Escribía de noche que era más tranquilo, durante mucho tiempo dormí solo. Al libro lo escribí en tres meses, todo lo que escribía lo guardaba. Después de los cincuenta poemas que tenía me hicieron elegir veinte.

-¿Se vendrán más libros?

-Tengo muchas canciones escritas. Más adelante quisiera hacer un libro, todavía no sé el título, pero que sea el lado de afuera, que siga a éste pero del lado de afuera, porque tampoco está fácil vivir afuera, es lo que veo. Si no estás preparado desde adentro no vas a poder afuera. Ahora estoy enfocado en buscar trabajo y en ayudar a mi mamá. Caí de muy chico, tengo ganas de disfrutar cada momento.