Opinión

Equidad de género y deporte

por María Isabel Pérez y Karina Lefevre

Podríamos decir que la pregunta central es: ¿De qué hablamos cuando hablamos de equidad en el deporte?.

La respuesta es sencilla: hablamos de igualdad de oportunidades para ocupar cargos directivos y de gestión en los clubes, de equidad económica en los deportes rentados y de no discriminación en los deportes considerados “de hombres”.

Es de destacar que en nuestro país se ha avanzado en garantizar la igualdad de género en diversos ámbitos, específicamente el parlamentario, evolucionando de la Ley de Cupo a la Ley de Paridad, a través del trabajo sostenido de distintos sectores de la sociedad, lo cual debiera ser replicado en todos los espacios de toma de decisiones, ya sea en el orden público, como así también en las asociaciones civiles deportivas.

Si bien el cupo femenino en los clubes está legislado por la Ley del Deporte, la falta de reglamentación del mismo dificulta el debate y, peor aún, el reconocimiento de la profunda necesidad de una mayor participación de la mujer en la toma de decisiones que aporte su particular cosmovisión y perspectiva.

Acompañando el tratamiento legislativo de diversos proyectos de ley presentados, redactamos e impulsamos un proyecto de modificación del Artículo 20 bis de la Ley del Deporte 20.655/2015, para que las listas que se presenten para la elección de integrantes de las comisiones directivas en las Asociaciones Civiles Deportivas de primer, segundo y tercer grado, no puedan tener más de un 75% de candidatos de un mismo sexo. En ese sentido, clubes como Rosario Central y San Lorenzo de Almagro han sido pioneros en modificar sus estatutos incorporando la obligatoriedad del cupo femenino en todos sus órganos de gobierno; obligatoriedad que deben cumplir todas las agrupaciones políticas que quieran competir electoralmente.

Sin embargo, si bien estamos viviendo tiempos de cambio, hoy nos encontramos en una encrucijada como consecuencia de tantos años de lucha en vano, y tiene que ver con lo doloroso y decepcionante que puede resultar este largo y profundo proceso, lo cual genera que muchas mujeres dejen de participar y la paridad de género en las comisiones directivas sea una utopía.

Observamos que es necesario generar el debido involucramiento de todas las mujeres, ya que, a la hora de hablar de paridad, podemos chocarnos con que, en realidad, muchas de ellas no se interesan en la participación política y militante.

Este involucramiento es parte activa del tejido institucional y se transforma en nuestra principal materia prima, la cual generará el círculo virtuoso para que protocolos de acción y comisiones de género en todas las disciplinas, sean moneda corriente para las nuevas generaciones de deportistas y dirigentes femeninas y para que, de una vez y para siempre, las asociaciones civiles deportivas se gestionen con perspectiva de género.

Es nuestro objetivo el acercar posiciones bajo la única bandera de la sororidad y así lograr que todas y cada una de nosotras encuentre su espacio de pertenencia y de militancia, en pos de una realidad más justa y equilibrada.

(*): Presidenta y tesorera, respectivamente, de MACFUT (Mujeres Asociadas a Clubes de Fútbol).

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