En el best seller “La libertina” (Editorial Planeta), la escritora Florencia Canale reconstruye la vida de “La Perichona”, o “la coronela”, protagonista de la vida en una Buenos Aires colonial. Nacida como Marie Anne Périchon, casada con el irlandés Thomás de O´Gorman, es la abuela de Camila O’Gorman y una atrapante figura que supo manejar los negocios y la fortuna de su familia en forma personal, muy alejada del modelo de mujer del siglo XIX.

Clave en el Río de La Plata, se convirtió en espía y amante del virrey Santiago Liniers y de William Beresford, entre otros personajes de la época.

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“Fue una mujer diferente, una transgresora, una aventurera, a esta libertina lo que la define es el amor libertino, que poco tiene que ver con la fiesta loca, el amor libertino era una práctica amatoria de fines del siglo XVIII que tenía que ver más con el poder que con el placer”, indicó la escritora, en una entrevista por Zoom realizada por LA CAPITAL.

A lo largo de sus páginas, Canale también se encarga de contar la vida política de la época, que tiene su epicentro en una Europa convulsionada tras las Revolución Francesa y el cambio de los paradigmas sociales y culturales.

Con el eco de esos cambios que se sienten en el Río de La Plata, la autora cuenta la vida en la Buenos Aires que se enfrenta a las invasiones inglesas y que urde lo que viene: el corte con España.

“Cae el antiguo régimen y surge la libertad, ese concepto tan novedoso, como un elemento de disparador de ansiedades, de intrigas”, agregó.

“Europa cambia todo el tiempo, el poder cambia de manos y toda esa revuelta se exporta, sube a los barcos y llega a América. Es el momento del siglo XIX que más me atrae”, contó Canale, que ya indagó en este período en su anterior libro, “Amores prohibidos” en el que investigó sobre los romances de Manuel Belgrano.

Novela histórica, convertida en éxito de ventas, “La libertina” también narra cómo Anita se construye en esta “mujer inquietante” que se sienta a negociar “con los muchachos del Puerto” de Buenos Aires y que rompió “límites y fronteras” en el marco del rol establecido que tenía la mujer entonces, únicamente dedicada a la crianza de los hijos y a la vida en el hogar.

Para Canale, el verdadero amor de Anita es “la adrenalina, el riesgo, el probar, el correr límites”. Por ello la consideró una transgresora, una adelantada a su tiempo, una desenfadada que evitó el aburrimiento y el rol que la sociedad del momento tenía destinado para ella.

En la entrevista con LA CAPITAL, Canale también reflexionó sobre las lecciones que su personaje viene a darles a las mujeres del Siglo XXI, al tiempo que contó por qué se siente tan interesada en el pasado.