Entretextos: En mi cabeza siempre es carnaval, un cuento de Clarisa Cruz
Clarisa Cruz nació en Santa María, Catamarca, en el año 1990. Es profesora de Lengua y literatura. En el año 2020 publicó “Emociones complejas” y en el año 2022, “Relatos embobados para no dormir la siesta”.
Por Clarisa Cruz
¡Puto! ¡Maricón!
Estos gritos los venía escuchando desde esa niñez extraña en la cual le decían que vaya a jugar con los nenes. Se iba con su hermano mayor a una canchita de tierra a un par de cuadras de la casa materna. Pero jamás jugó un partido, le gustaba mirar. Se aburría, la pelota no dejaba de rodar levantando la tierra que le cubría el pelo corto y sus piernas pequeñas. Antes de anochecer debían ir corriendo a la casa a sacarse la mugre sino el papá se enojaba y quien ligaba era la mamá. Pero una tarde, apurados por llegar, el hermano menor corrió tan rápido que no lo alcanzó, quienes le gritaban puto y maricón estaban encima de su cuerpo, le bajaron el pantalón manoseándolo y tatuándole la vergüenza. Lo que siguió fue guarecerse en el silencio y repetir un mantra: me voy del pueblo.
En el mismo pueblo, Santa María, cuando era niña, en carnaval fui a la Avenida 9 de Julio a ver las comparsas. Durante el evento anunciaron que al final pasarían Los Caballeros de la Noche. La euforia de la gente se notó a través de los gritos y silbidos. Estaba ansiosa pensando que vería algo similar a Los caballeros del zodíaco, pero en su lugar desfiló la Karly’s y Vanesa Show. Karly’s era la peluquera de la familia, todos íbamos a la casa de su mamá donde tenía su salón. Mi abuela siempre decía que la única que le pegaba en el color de la tintura era ella.
La Karly’s pasó sonriendo por la avenida, la gente aplaudía, recuerdo su atuendo llamativo, el cabello largo enrulado, un armazón de plumas de colores, su silueta esbelta, unos tacos altísimos, todo su cuerpo brillante. Pero Vanesa brillaba más, su piel morena se cubrió de gel, el paso de su cuerpo por los ojos de los espectadores los dejaba temblando. Yo quedé confundida pues no entendía por qué les decían Caballeros de la Noche cuando yo veía mujeres. Años después entendería que la Karly’s y Vanesa habían usado nombre de varón.
El nene al que le gritaban puto y que no podía salir de la casa por miedo, un día dejó el pueblo. Conoció por casualidad a una chica que le dijo: “Vos no podés estar aquí, tenés que conocer a la Pocha”. A Salta fue a parar. La Pocha tenía una casa donde recibía a las maricas del norte y ahí nació la Karly’s. En ese lugar conoció a Lohana Berkins y a la prostitución. Le enseñaron a maquillarse, a peinarse, a vestirse como una chica, a esconderse de la policía si las encontraban en la calle a la noche. Aprendió a ser ella.
Y volvió al pueblo porque a su mamá le llegó el chisme de que andaba metida en cosas raras y la hizo llamar. Una Karly’s que ya no temía salir sola se bajó del colectivo esa vez. Ese año, en el 85 recuerda, no llegó para los corsos de carnaval y traía desde Salta un traje y ropa que le gustaba usar. Al baile en La Polvareda fue con un enterito rojo y su cabello largo. La policía entró al lugar como si quisiera hacer un allanamiento y la sacaron por ser travesti. En la comisaría quisieron meterle mano como aquella vez en su niñez, pero esta vez dijo: “Si me tocan, los denuncio”. La respuesta del cana fue: “Dispará puto te voy a hacer aca las patas”. Pero Karly’s no corrió. Con los zapatos en la mano y la dignidad abrazándola cruzó la plaza con tranquilidad. Desde ese día no permitiría que nadie la hiciera sentir mal.
Las palabras son las armas que ella usó, lo mismo hizo Vanesa Show una tarde de verano. Yo estaba afuera del supermercado Dioli esperando a mi mamá. En la vereda se encontraba un hombre que vendía un diario tucumano y coca. Tenía en su boca un acullico, al hablar se le notaba la lengua y los dientes verdes. Para esos años Vanesa había engordado, nada quedaba del cuerpo esbelto y brilloso que vi en el carnaval cuando era niña. Pasó en una bicicleta y frenó de golpe cuando el hombre que coquiaba le gritó: “¡Ay, mi amor! Ya estás embarazado”. La risa provenía de diferentes lugares, a mí me dio vergüenza que dijera eso y bronca también, pero al instante la voz de Vanesa se escuchó: “Sí, y es tuyo, ¿no te acordás? Hacete cargo”. El retruco generó el doble de carcajadas. El hombre se cubría la vergüenza con un sombrero y Vanesa siguió su camino.
Hace años que las chicas ya no salen en los corsos, hace años que la gente en el pueblo dejó de insultarlas y agredirlas. Karly’s tiene su casa y su peluquería, habla de su pasado con la tranquilidad de una guerrera, la luchó tanto y hoy ve los frutos. No volví a escuchar a Vanesa Show y a su lengua karateka -como diría Moria-. Me quedo con la imagen de ellas en mi cabeza, bailando en pleno carnaval, dejando un mensaje: hay que ser lo que deseemos ser.
Biografía
Clarisa Cruz nació en Santa María, Catamarca, en el año 1990. Es profesora de Lengua y literatura. En el año 2020 publicó “Emociones complejas” y en el año 2022, “Relatos embobados para no dormir la siesta”. Es parte del proyecto escolar “Palabras y voces de mi tierra” que tiene como objetivo visibilizar a escritoras y escritores de Catamarca. Instagram: @claru_zurc / Facebook: Clarisa Cruz.
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