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Cultura 16 de agosto de 2023

Entretextos e imágenes: “Sangarropo” de Claudia Pose

La artista plástica, escritora y psicóloga sacó a la luz en 2022 "Sangarropo", un libro de cuentos encuadernado e ilustrado manualmente por la propia autora. Cada ejemplar tiene una tapa e ilustración distinta. Un diálogo armónico entre plástica y escritura.

Fotomontaje de Marcela Golfredi, a partir del libro de Claudia Pose.

Alas oscuras

Después de un día de quinta con el cuerpo caliente por el sol, cae una noche seca. Una luna perfecta y las estrellas claras empujan mi decisión de la tarde. Comienzo a sentir los chistidos entre los árboles y mi coraje crece.

Espero a que todo salga como lo planifiqué. Mi papá prende el farol de la pileta, como todas las noches, toma un balde con agua y cloro y camina alrededor volcando un chorro grande repartido en cada sector para que se mezcle parejo en el agua. La luz de la casa ilumina la noche y se huele la comida que mi mamá prepara en la cocina. Cenamos en familia como cualquier noche de verano y más tarde, cuando todos duermen, me escabullo sola hacia el parque.

Pájaro Azul Claudia Pose

Ilustración de Claudia Pose.

 

No llevo más que malla y valentía. Apago el farol, venzo el miedo y la oscuridad y me sumerjo a la pileta sin hacer ruido. No quiero alertarlos. Me quedo parada dentro del agua dejando afuera sólo lo necesario para respirar. Y espero. Con paciencia. Espero. Estoy quieta, huelo el cloro recién echado y siento frío. Pero aguanto. Y aquí están. Con vuelo rasante bajan desde los árboles los murciélagos, que tras este día de calor vienen por agua para calmar su sed. Bajan de a tres y son muy rápidos. Se dejan caer desde los árboles cercanos directamente hacia la pileta. Como un hidroavión apenas rozan el agua y levantan vuelo otra vez. Pasan cerca, muy cerca. Los veo venir de frente como si me fueran a embestir; pero cuento con que no me lleven puesta a pesar de su ceguera, por su famoso radar. Me fuerzo a permanecer parada y mirarlos, desafiando el riesgo. Me pregunto si sentirán mi presencia o percibirán mi miedo. Cuando dejan de venir, salgo del agua y me tomo un minuto para calmarme. Levanto mi mirada hacia los árboles pero ya no los veo. Entro en silencio a la casa, camino descalza para no hacer ruido, me seco el pelo como puedo, me pongo el pijama y me tiro en la cama con el corazón a mil, mientras mis hermanas duermen.

Ilustración de Claudia Pose.

Ilustración de Claudia Pose.

 

El caballo

A veces las tres juntas lográbamos permiso para deambular por las cercanías de la quinta. Durante una de esas recorridas nos topamos con un caballo moribundo. Estaba acostado sobre el pasto, desbalanceado, con las patas flacas extendidas, y la panza hinchada, gigante. Pensamos que tal vez fuera de Damián, un gaucho de la zona que tenía muchos animales y no los trataba bien. Era un caballo blanco. Y estaba solo. Muriendo.

Casi sin hablar fuimos para nuestra casa, agarramos los banquitos de madera con los que a veces hacíamos picnic en el parque y también mi guitarra. Y volvimos con él. Nos sentamos al lado, muy quietas, acompañándolo.
Un caballo es un animal inmenso. No puedo explicarlo, pero el tamaño tiene su importancia. Ver morir a un caballo no es lo mismo que ver morir a un insecto o un pequeño sapo. Podíamos ver los tendones y las venas sobresaliendo por debajo de la piel y se marcaban todavía sus enormes músculos. Y había moscas. Muchas. Insistentes. Esas que son tornasoladas cuando les pega el sol. Las sacábamos como podíamos, pero ellas no hacían más que volver y zumbar. El caballo nos miraba y luego cerraba los ojos concentrado en su respiración. Sus pestañas eran largas, curvas y blancas como su piel. Había algo humano cuando nos miraba. Yo me preguntaba si se daba cuenta de que se estaba muriendo.

Al principio intentaba levantarse, volcando todo el peso para un lado como en un vaivén, para darse impulso. Después dejó de intentarlo y sólo se balanceaba para poderse acomodar. A nosotras nos daba miedo cuando se movía, pero igual hicimos un intento por acariciarlo y nos quedamos allí.
Estuvimos todo el tiempo, mientras la sombra de las hojas se agrandaba en la larga agonía del caballo. No dejamos de cantar, amarradas por la tristeza entre nosotras tres.

Ilustración de Claudia Pose.

Ilustración de Claudia Pose.

Mar chiquito

Cuando paro de llorar por el mar que dejo, resignada con las valijas hechas y el auto listo mirando a Buenos Aires, voy en busca de mi frasco.

Llego a la playa y lo llevo en el bolsillo hasta el inicio de las olas. Lo destapo, le pongo arena y lo sostengo bajo el agua para llenarlo de mar.
La arena y el mar se encuentra, se mezclan, se enturbian, se mueven. Después, la arena busca el fondo y se detiene ahí. Tiro dos caracoles rosas y uno rayado, chiquito, que aparecieron solos, justo bajo mis pies.

Bajan despacio, sin apuro hasta llegar al fondo curvo del frasco, donde se acuestan en la arena. Lo tapo y miro a trasluz mi mar enfrascado, mi verano de agua.
Lo agarro fuerte con las manos y lo llevo apretado a mi porteña espera, para que me acompañe en el invierno largo, hasta poder volver al verdadero mar.

 

Una de las tapas artesanales de "Sangarropo".

Una de las tapas de “Sangarropo” hechas artesanalmente por su propia autora.

Claudia Pose nació en CABA, pero desde siempre Mar del Plata fue su lugar. Es artista plástica, psicóloga y en 2022 sacó a la luz “Sangarropo”, un libro de cuentos articulados entre sí, encuadernado e ilustrado manualmente. A cada ejemplar le corresponde una tapa e ilustración distinta, lo que produce un enlace entre la plástica y la escritura; dos universos que aparecen casi siempre de la mano en su interior.

Sangarropo TAPAS

En 2022 se publicó “La física de la sensualidad”, de José Gallo, editado por Eudem, en el que Pose participó como ilustradora, interpretando los contenidos de la ciencia desde una perspectiva social. Acaba de terminar y corregir un poemario sobre la temática del duelo, en el cual, como en el mar, las olas de dolor y las preguntas sobre la existencia suben y bajan navegando con diversa intensidad.

Fotomontaje de Marcela Golfredi a partir del libro artesanal de Claudia Pose.

Fotomontaje de Marcela Golfredi a partir del libro artesanal de Claudia Pose.