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Cultura 29 de enero de 2025

Entretextos: cinco poemas de Jorge Vivas

"Fábula Tech: la fama es puro cuento", "Canallas del Olimpo", "Con fines difusos", "El suplente" y "La fatiga se olía en el ambiente" son los títulos de los poemas que el escritor marplatense comparte con LA CAPITAL.

Por Jorge Vivas (*)

Fábula Tech: la fama es puro cuento

Desaforado buscaba, en la red medio oscura,
con VPN inventado y el aparato aislado,
intentando calcar con artificio propio,
lo que la inteligencia ajena le prestaba.

Buscando un lugar meritorio,
donde hacer de la fama un peldaño,
para arropar con gloria, el propio nombre
y mitigar su indigente historia originaria.

Rescatados del chat, formó mil versos
de modelos lingüísticos tomados,
con pasión, acomodó lo impropio
y le bastó con copiar lo que era dado,
hizo receta de fernet con cola,
cambiando algún recuerdo y ninguna coma.

Y así, posteó al mundo su producto etéreo,
digital y veloz se propagó en el cielo,
la cloud computing lo acogió con paciencia,
y entre sonrisas y emojis halagüeños
tuvo k like, que le dieron su aliento.

Fue la felicidad, ser validado,
por un mega de extraños que lo amaban
y pasaban sus versos de uno en otro,
propagando su voz por caminos inciertos.

Aunque igual de veloz fue el golpe bajo
del Flow Control Device que funcionaba autónomo,
del famoso africano con apellido hebreo,
que lo desarrolló para alinear la tropa,
de satelitales chicos, que orbitaban cercanos.

No sabía que los chatbots más grandes
eran también, los más falsarios,
que eran menos propensos a aceptar su ignorancia
y que eran más recelosos de la copia ajena.

Y así, averiguaron que su texto, era producto humano
o era constructo de un artificio, accidental o artero.
Con la misma centella que lo arrojó a la fama
vio sus versos caer y cancelarse.
El mismo huracán que lo llevó hacia el cielo
ahora deleteaba su cuerpo en la web
y lo dejaba yermo.

***

Canallas del Olimpo

La historia es un camino que no tiene retorno,
que nos dice los actos, la emoción, las palabras,
aunque a veces no cuenta,
permanece al acecho.

Entonces, si aparece,
reconstruye los hechos, los urde, los condensa,
entreabre rubores y aplaca los lamentos,
enceguece dolores, deseos inconfesos.

Cuando agita vergüenzas,
propias … mal heredadas,
desespera reparos
por redes, sobreactuados.

Paradoja el poder que lo lleva enhebrado,
la codicia voraz del insaciable eterno,
que llora por los muertos
que él mismo habrá matado.

Sátrapa seductor, maligno solapado,
arropado en nobleza, apetecible engaño,
traspasaste los aros que
ni Dante ha pensado.

***

Con fines difusos

Desde el aire inefable donde lo verde es manso,
y el río blanco crepita, se retuerce, encajona.
Donde a cada horizonte se opone una muralla
con cicatrices blancas, casi nunca curadas.

Donde el frío se agolpa tras la piedra entornada,
y el kuntur sobrevuela la carroña anhelada.
Desde la inmensa roca que inestable se asoma
hasta el hueco profundo casi nunca explorado.

Bloques de vidrio empujan el lago hasta la orilla
y el paso suena hueco, sobre el piso de lava.
Donde asoman coihues de nueces estrujadas
con sus hongos recuerdan hoteles, de los caros.

Desde allí me saludo, cada vez que me encuentro,
y apenas reconozco mi nombre ciudadano.
Busco en la vastedad ignorante al impulso
de filtarme en los poros de mi propia frontera.

***

El suplente

Reemplazo del que fue,
nunca pudiste,
reclamar tus derechos ciudadanos,
ni entablar con los otros esas charlas,
que a escondidas comparten, en secreto.

Otro soldado más del regimiento,
que ayuda a mantener la fila recta,
otro número que clama al numerarse
con su nombre ilegible
decorando tu espalda.

Pudiste ser, lo que el hacedor quiso,
cada voz, cada gesto,
con que te ha concebido,
quiso el destino, para otros, desatino
correr la suerte que el imperio quiso.

Fue la ventura, el azar, o la mala fortuna,
te eligieron creyendo que eras otro,
y ya, sin marcha atrás,
por apuro o por costo,
te entregaron envuelto y con tarjeta.

No fuiste quien colmó la expectativa,
ni un substituto ajeno, pero digno,
apenas un remedo del engaño
de un error, de un apuro, de un olvido,
y pagas parado en un estante,
la desazón frustrada de un mal entretenido.

***

La fatiga se olía en el ambiente

La fatiga se olía en el ambiente
y le pesaba tanto como el odio
que acumuló entre juegos desde niño
mientras buscaba el agua
lejos del campamento.

Ardor de labios secos le rozaban
la historia del amor que ha recibido
racionado entre quince que miraban
las mismas manos
callosas y apuradas.

Los muros vigilantes exudaban
el temor paranoico, la prevención fundada,
el polvo que flotaba era tan propio
como el otro
ajeno, en la frontera.

Cuando alcanzó el mercado,
como siempre,
tomó una caladura de sandía
y fue al control,
como cada mañana.

Tambores en la sangre le arrullaban
cuando su mano alcanzó su cuello.
Una visión fugaz fue ver el cielo
poblado con esquirlas
del cuerpo que volaba.

Jorge Vivas.

Jorge Vivas.


(*) Jorge Vivas es Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Mar del Plata, docente e investigador de la Facultad de Psicología.