por Lilián París
Poeta, ofréceme el racimo de tus versos.
Escríbeme un poema desolado
porque ya estás en mi recuerdo.
Poeta, recuérdame en el tiempo de los nardos
y de las primaveras del encuentro
porque ella va llegando
con corolas de flores en el tiempo.
Poeta, mi voz se hace crepúsculo al nombrarte.
Dame la luz que necesito.
Ofréceme una estrella que quede
graciosamente prendida en mis cabellos.
Para devolvértela cuando vuelvas y ya hayas pisado
los caminos transitados del encuentro.
¡Ah! Y no te olvides convocar en el remanso de la luna,
enamorada del silencio, a los lagos dormidos cuando
cae la noche y me despierto.