Un comedor comunitario del barrio Santa Rosa sufrió anoche el robo de buena parte de sus principales elementos de cocina para preparar la comida diaria para 140 familias humildes de la zona. Los responsables del lugar indicaron que los delincuentes se llevaron también las garrafas, alimentos y hasta la bomba de agua, y piden ayuda a la comunidad marplatense para poder seguir funcionando.

“Pensé que en un lugar donde hacés de todo por ayudar a la gente, nunca nos iba a pasar algo así. Nos arruinaron”, dijo entre lágrimas Susana Figueroa, quien desde hace tres años hace un enorme esfuerzo por sostener el comedor “La cocina de Cua cuá”, donde además de brindarle comida todos los días a la gente de la zona, en su mayoría personas sin trabajo que subsisten de hacer changas o de la basura en el predio de disposición final de residuos, funciona un secundario con formación en oficios, un roperito y una huerta comunitaria que se sostiene junto a los vecinos.

Este sábado al llegar al comedor, Susana encontró todo revuelto y que faltaban varios elementos, como así también que la ventana del baño estaba rota. Por allí habrían ingresado durante la noche o la madrugada una o más personas a robar.

“Se llevaron todo. Las ollas, la comida, las garrafas con las que cocinamos y hasta la bomba de agua que es fundamental, porque acá en el bario no hay agua corriente, sino de pozo”, relató Susana, mientras la policía trabajaba todavía en el comedor, ubicado frente a un jardín de infantes.

La huerta comunitaria que funciona junto al comedor.

Desde que comenzó la pandemia, en “La cocina de Cuá cuá” se redoblaron los esfuerzos dentro de la comunidad para asistir a la gente que más necesita. “Nos pusimos más la camiseta, aunque hace tres años que damos todo. Esto era un pedazo de tierra y hoy damos de comer a 140 personas. Es un barrio humilde, en el que la gente si no sale a cirujear o cortar el pasto, subsiste del basural, que ahora está cerrado. Hoy nos pasó esto y ¿qué le decimos a la gente que viene a buscar comida ahora? ¿Qué no hay más? Siento una amargura terrible”, sostuvo.

Susana, su familia y la red de mujeres que sostienen a pulmón el comedor piden ayuda “más que nunca” a la comunidad para reponer los elementos sustraídos y volver a poder cocinar para darle la comida a los vecinos.

Aquellos que puedan donar alimentos, ollas o garrafas podrán hacerlo comunicándose con Susana al teléfono celular 223 301-0102. Lo que más necesitan, aclaró, es una bomba de agua, nueva o usada, pero que funcione.

Con dicha bomba de agua, además de cocinar, riegan la huerta comunitaria que funciona junto al comedor. Esa huerta abastece de vegetales al lugar, pero también enseña a los vecinos a trabajar la tierra.

“Hasta hace un tiempo, más de 40 mujeres traían el agua en baldes para que esto funcionara. Por eso es fundamental la bomba de agua, como también los elementos de cocina y los alimentos”, completó.