El intendente Carlos Arroyo aseguró este martes que duda respecto a “muchas cosas” que se dicen sobre el funcionamiento de la Secretaría de Educación, y dijo que las críticas a su titular, Ana María Crovetto, tienen “un contenido político”.

En una jornada en la que circuló una versión sobre la renuncia de Crovetto y luego de que la semana pasada la secretaria recibiera duras críticas en una sesión del Concejo Deliberante, el jefe comunal destacó que la funcionaria “tiene más de 40 años de experiencia” y es “una persona conocida en todos lados”.

En declaraciones a Radio Continental Mar del Plata, el intendente sostuvo que “por algún motivo (Crovetto) llegó a ser jefa de inspección de General Alvarado”, un cargo de carrera. “No fue una designación política Y no se llega a un cargo así tan simplemente si uno no hace política. Bueno, ella llegó sin hacer política, no la designaron a dedo así porque sí”, comentó.

“Entonces, tengo mis motivos para tener mis grandes dudas con respecto a muchas cosas. No creo que sea tan así”, añadió sobre las críticas y la falta de diálogo que le endilgan distintos sectores a la secretaria. “Creo que hay un gran contenido político. Lamentablemente, es como que hubiera sectores que tienen que ser manejados por determinadas personas grupos o partidos, y no es así”, apuntó.

Además, señaló que “tal vez problema de Crovetto” sea que “no es política”. “Yo para el diálogo la tengo a la subsecretaria. Pero necesito el cerebro para manejar la parte administrativa pesada. La subsecretaria, y se supone que también la directora, son las que tienen que mantener el diálogo”, diferenció.

Arroyo defendió la inspección que encabezó el 23 de febrero en la secundaria municipal 205. Dijo que los libros del establecimiento “estaban mal llevados”. “El libro matriz no estaba habilitado. Los calificadores, que son registros fundamentales para poner las notas, tenían hojas en blanco. Tampoco estaba habilitado ni firmado. Las notas que estaban pasadas no estaban firmadas por nadie”, enumeró.

Incluso mencionó que había “una nota borrada”, correspondiente a un alumno que había quedado libre. Según Arroyo, en la escuela le dijeron que se había sacado “un 4 en Literatura” y le pudieron “un 8 para se le alterara el promedio”.