El músico Aron Kemelmajer y la música Graciela Alías celebrarán hoy los quince años del ciclo “De Bach a Piazzolla” -que crearon para difundir el repertorio clásico de cámara- con una invitada sumamente especial: Oriana Kemelmajer Alías, la hija de ambos de diecisiete años y una pianista en ascenso. Será a las 18 en el Teatro Colón y la función estará dedicada a Willy Wullich, quien fue impulsor del tradicional ciclo.

Alías en piano, Kemelmajer en el violín y la joven Oriana también en el piano interpretarán obras de Bach, Mozart, Chopin, Schumann, Lavry y Astor Piazzolla. Esta vez no compartirán los tres un solo repertorio, sino que lo harán en solos y dúos que se irán combinando de acuerdo a lo que pida cada obra.

“Orgullo y compromiso” asegura Aron que siente al tocar junto a su hija, mientras que Alías reconoce que Oriana experimenta un gran crecimiento musical. “A los once decidió dedicarse al piano, a los doce ganó un concurso y desde entonces a gran velocidad desarrolla su profesión, jamás hubo presión familiar” para que tomara el camino de la música, explica.

Recientemente, Oriana, que se define como una pianista temperamental que no deja de encontrar nuevos sentidos a las obras de Beethoven -su preferido- se quedó con el primer premio del Festival Internacional de Música de Marbella, en España. La reconocieron por la seguridad con la que interpretó las “32 Variaciones en Do Menor” de Beethoven.

Ahora la espera una beca en Europa como parte del premio. Y ya viene de tocar en París, Francia, junto a mamá. Es decir, se proyecta como una gran artista que parece no tener techo. Alumna a distancia del colegio secundario, cursa en el Conservatorio Luis Gianneo.

“Siempre me decanto por lo más clásico (del repertorio) pero no puedo elegir un solo período, me gustan todos. No veo que haya un momento en el que me haya dado cuenta de que quería ser pianista, siento que lo hice de toda la vida, es natural, es sencillo”, dice Oriana, ante la sonrisa y el amor de Aron y Graciela.