En el medio de la vorágine, “me hago tiempo todos los días para parar un poco…”
Era niño cuando acarició por primera vez la guitarra y decidió que su vida iba a ser la música. Y un jovencito audaz cuando buscando una oportunidad, comenzó a trabajar haciendo notas en un canal musical. La oportunidad le llegó y hoy está cumpliendo su sueño. Sin dejar el camino espiritual que también lo viene acompañando desde toda su vida.
Esta noche a las 20.30 en Parque Camet, Axel será la figura central de un multitudinario recital organizado por la provincia en el marco del Verano AcercArte.
Ayer llegó a la ciudad -manejando mientras escuchaba mantras- y con esa tranquilidad que lo distingue en estos momentos de su vida, dialogó extensamente con LA CAPITAL.
-¿Es cierto que comenzaste haciendo notas de música?
-Sí, pero no es porque sea periodista, sino porque desde toda la vida me dediqué a la música, toco instrumentos desde los 5 años, así que se me dio esa posibilidad de trabajar haciendo notas de música y lo hice pensando en que se me abrieran las puertas de las compañías discográficas. Y así fue. Grabé mi primer disco en Sony. Hoy voy por el octavo… en marzo sale el primer corte y para mayo o junio, el disco full.
-¿Cómo se va a llamar este último disco?
-No sé, todavía estoy lejos de saber el título, lejísimos. Es un disco muy profundo que tiene que ver con todo lo que me tocó vivir este último año y medio…
-¿Qué fue lo que te tocó vivir?
-Se murió mi mamá y a los 15 días nació mi primer hijo varón, justo el Día del Padre. Por eso hay en el disco una canción para mi madre y otra para Fermín, mi hijo… Además me fui a vivir al medio de la montaña. A Traslasierra, en Córdoba.
-¿Cómo fue que decidiste un cambio tan rotundo?
-Yo hace siete años que tengo una casa ahí y tengo campos cerca, en Córdoba, íbamos todo el tiempo, con amigos, con la familia a disfrutar pero llegó un momento que algo me llamó, quería desconectarme de todo el barullo y me fui para allá y fue una experiencia hermosa y seguiré allá este año también.
-¿Tenés tiempo para disfrutar? porque mientras tanto seguís haciendo recitales, giras…
-Sí, sí, aunque mi dinámica no baja de un promedio de 80, 90 viajes en avión por año, pero ya estoy acostumbrado. Con el grupo porque vamos contando los vuelos, viendo si llegamos al vuelo número 100. El año pasado no estuvimos cerquita, hicimos 93 (se ríe). Imaginate que viajamos cada tres o cuatro días, hicimos toda América, cuatro giras por México, seis giras por España, presentando “Tus ojos mis ojos”, que está terminando ahora…
-O sea que tu casa de Traslasierra es para tu familia, más que para vos…
-Pero igual es mi lugar en el mundo. Es cierto que la disfrutan más mi señora y mis tres hijos, porque ellos no vienen a las giras, mi hija más grande ya tiene seis años y va al colegio, con sistema Waldorf en un pueblo cerquita, Villa Las Rosas. Donde tengo mi casa en Traslasierra, Las Rabonas, es un lugar que ayuda mucho a la conexión con uno mismo, con la tierra, a volver un poco a la naturaleza. Toda Traslasierra es un lugar que invita a reconectarte con vos. Mirá lo que nos pasó hace unos días, el 5 de enero, la noche de Reyes. Mis hijos como mis sobrinos o los hijos de mis amigos, siempre están desesperados por los regalos… y a mí eso no me gusta mucho. El 5 me dijeron que había una peregrinación muy linda, que se baja de la montaña, muy alto, de “Las Chacras”, otro pueblo de ahí, bajan los Reyes a caballo, con pastores, y todos los chicos hacen su faro con una copita, con un frasco de vidrio, o hierro. Y toda la gente baja de noche de la montaña, entonces les dije “vamos a verlo, a vivirlo”. Y fue espectacular, venían 12 pastores, cantando villancicos todo el mundo, la gente caminando detrás y los Reyes repartiendo regalos para todos los chicos. Y mis hijas recibieron el regalo casi sin mirarlo porque querían disfrutar ese momento, lo guardamos en la mochila porque no les importaba abrirlo. Querían estar con los Reyes ahí, tocarlos, cantar villancicos… lagrimeamos de lo hermoso que es reconectar con eso que se va perdiendo, que yo de chico lo hacía en la plaza de Calzada donde nací y que después se perdió.
-Es raro: elegís ese lugar pero vivís de una manera vertiginosa…
-Sí, pero la dinámica y la actividad que uno puede tener, no tiene nada que ver con la paz interior. Yo me hago tiempo todos los días para parar un poco…
-¿Meditás?
-Todos los días. Ahora venía manejando para acá -a mí me gusta mucho hacer ruta- y las cuatro horas que vine manejando lo hice escuchando, la mitad música de meditación, mantreando. Y la otra mitad música clásica. Llegué acá tranquilo, relajado…
-¿Y qué sentís cuando en un recital tenés tanta gente ovacionándote, cantando con vos… no es una energía poderosa?…
-Súper. Superpoderosa. Y lo agradezco.
-¿Pero no te desestabiliza un poco en esta búsqueda de paz interior?
-Y…, a veces puede pasar, soy un ser humano, si fuera iluminado no estaría en este plano, no soy ningún iluminado. Por supuesto que es fuerte, y también es una enorme responsabilidad para mí. Porque es un ida y vuelta y yo tengo que encontrarme preparado para que lo que baje y salga de mi boca sea lo atinado, lo acertado.
-Este traslado de tu hogar, ¿también supuso un cambio en tu discografía?
-Sí, todo el tiempo uno cambia. Yo creo que uno muere todas las noches y renace todas las mañanas, todos los días. Igual yo venía desde hace muchos años en un camino de estudiar teología y con mucho recorrido espiritual…
-¿Sos muy católico?
-Soy un poco de todo. De chico sí, yo quería ser cura, quería ser franciscano, a los 16 años. Yo era monaguillo en la iglesia desde los ocho años. Después me di cuenta de que todas las religiones son lo mismo, que es una cosa absurda pelearse entre sí, porque la religión es la comunión con uno mismo, con tu propio hogar que es tu casa, es tu cuerpo. Y tu dios es tu espíritu, tu alma, vos sos quien va a guiar tu vida. Entonces, fui tomando algo de todas las religiones, no practico en profundidad ninguna, pero soy súper creyente igual.
-Desde esa manera de ver la vida, ¿cuán importante es el mensaje que da un artista?
-Yo me siento muy responsable de dar buenos mensajes. Hay muchos valores que se van perdiendo y el arte tiene el deber de cultivar a la gente, de interpelar, de sostener esos valores, y te puedo asegurar que la sociedad más culta, más instruida artísticamente, con más arte en su casa es mucho menos violenta. El deporte y la cultura son fundamentales para una sociedad que piensa y evoluciona, así que hoy estoy en este ciclo, que es buenísimo, así como antes estuve con los ciclos de otras gestiones.
-No te condiciona la política…
-Yo no tengo un perfil político, siempre pienso que la política empieza en la casa. En este país somos expertos en señalar lo que está mal, pero hacemos las cosas mal nosotros: nos quejamos de la educación, pero después tu hijo te pide que le leas un libro y lo mandás a jugar a la play o a ver televisión. No, ahí estás haciendo mal las cosas vos. Yo creo que es importante entender que la política empieza en casa. A mí me encanta la política, me apasiona, pero no tengo un perfil partidario, soy un tipo que no pone palos en la rueda nunca: si tu discurso coincide en algún punto con el mío y tenés buenas intenciones, voy a apoyarte, como lo hice siempre, como lo hice antes con Daniel y lo hago ahora con María Eugenia, como lo hice con Néstor antes y ahora con Mauricio…