En 2016 se fugó de un penal y ahora fue procesado por un secuestro en Mar del Plata
En abril pasado una mujer fue secuestrada durante algunas horas. Se trató de un caso extraño, con vínculos con el consumo y venta de drogas. Luego fue liberada sin que sus captores cobraran el rescate. Uno de los imputados es un peligroso delincuente.
Fernando Busto, uno de los reclusos que en octubre del año pasado se evadió del penal de Viedma junto a Ivan “Chanchi” Becerra, fue acusado por la Justicia Federal de secuestrar a una joven en abril último en esta ciudad.
El juez Santiago Inchausti, por pedido de la fiscal Laura Mazzaferri, procesó esta semana a Busto con prisión preventiva por el secuestro de una mujer en el barrio Los Pinares al hallar prueba suficiente que acredita su participación en el hecho, mientras se sigue la búsqueda del segundo autor.
La víctima, cuyos datos son mantenidos en reserva por la peligrosidad de los delincuentes involucrados, fue golpeada durante las horas que estuvo cautiva y pudo ser rescatada por personal de la DDI ante un “descuido”.
Busto fue detenido meses después cuando caminaba por la avenida Libertad y empleaba una identidad falsa. Sin embargo, su fisonomía, y un tatuaje en el cuello derrumbaron su maniobra por mantenerse anónimo. Un teléfono celular que llevaba consigo lo vinculó directamente con el secuestro.
Los hechos que se le imputan a Busto se iniciaron el 5 de abril de 2017, a las 18.30, cuando una joven se dirigió en su camioneta Volkswagen Crossfox hasta Victoriano Montes y Río Negro, donde otra persona le iba a entregar droga. La mujer poseía desde hacía tiempo problemas de adicciones y esa situación de vulnerabilidad fue aprovechada, según la fiscalía, por Busto y su cómplice.
Es que en ese momento ambos jóvenes la abordaron y la obligaron a conducir con rumbo desconocido. También le quitaron el teléfono celular y la golpearon.
Luego hicieron las llamadas extorsivas en las que se comunicaron con la madre de la víctima y le exigieron la entrega de 50 mil pesos para liberarla. “Si no me traes los 50 mil pesos ya le empezamos a cortar cada cinco minutos un dedo”, dijeron los delincuentes.
Durante la noche, los captores se mantuvieron sobre el vehículo dando vueltas, mientras la familia de la mujer se presentó en la fiscalía federal y realizó la denuncia.
Cerca de la medianoche, la camioneta se quedó sin nafta y uno de los captores fue en motocicleta a comprar. El otro se quedó con la mujer en la vereda, sentada sobre una piedra y amenazándola.
Al cabo de poco más de una hora, el delincuente regresó con el combustible y obligó a la mujer a dirigirse hasta la Crossfox para echarla en el tanque. Lo que no sabían en ese momento es que un móvil no identificable de la DDI estaba en las próximidades, ya que los policías habían distinguido el vehículo. De pronto vieron entrar en escena a la mujer, que tras cargar nafta, se subió a la camioneta y avanzó. Los delincuentes notaron a la policía y huyeron. En French y Jara, los policías interceptaron el vehículo y rescataron a la mujer.
Meses después Busto fue detenido en la calle también por la DDI. Un teléfono celular en su poder fue clave para involucrarlo directamente con el hecho, además de otras circunstancias que la Justicia preservó por cuestiones procesales.
Busto tiene antecedentes por robo agravado en grado de tentativa, homicidio en grado de tentativa, portación de arma de guerra sin debida autorización y la evasión del penal de Viedma.