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Cultura 4 de junio de 2020

Ella puso “Un toro en la garganta de un jilguero”

Ciela Asad es la autora de un poemario musical. Asegura que la poesía puede ayudar en un momento de incertidumbre como el actual.

Necesitamos pensamientos nuevos, no sabemos nada de lo que sigue y cómo sigue. La poesía tiene un gran poder de abrir zonas del pensamiento, de realizar nuevas conexiones”. Lo dice Ciela Asad, poeta, actriz, música, entrenadora, en relación al rol de la poesía en este momento de pandemia, confinamiento e incertidumbre mundial.

Radicada en la ciudad de Buenos Aires, la poeta acaba de publicar un nuevo libro, “Un toro en la garganta del jilguero” (Leviatán) en el que conecta la música y los sonidos con las poesías y hasta propone, en el final del poemario, canciones para compartir.

cielas

“El autoconocimiento es el camino que transito como artista”

 

“Las palabras son pura música, las lenguas, la voz. Hace cinco años que brindo un taller literario a distancia, y justamente el objetivo que propongo es ir al encuentro de la propia voz”, dijo a LA CAPITAL.

Asad no se queda en la escritura o en la música, motivada por el autoconocimiento y por diversas búsquedas, empezó a darse cuenta de que las infancias son uno de los sectores más castigados por la cuarentena.

“Las y los adultos confinados es tremendo, pero ¿las niñas y los niños? Así es que cada dos o tres días saco a través de mi canal de Youtube poesías, canciones, cuentos y meditaciones para niñes. Ese es mi servicio cultural en esta pandemia”, observó.

¿Te parece que la poesía puede enseñarnos algo en estos tiempos pandémicos?

-Uf, sí, claro que sí. Esta pandemia que nos tiene guardados, y al mismo tiempo tan expuestos, desenmascarados, vulnerables, confrontados a la muerte, al dolor social, en un confinamiento de espejos que nos obliga a parar, a mirar, a seguir en el laberinto virtual, un otro lado que no imaginábamos. La pregunta que nos hicimos muchas, muchos, es ¿qué voy a hacer?, ¿cómo voy a seguir? Mi respuesta fue casi inmediata: poesía. Sentí que tenía que escribir para las infancias. Las palabras no sólo son un medio de comunicación sino símbolos mágicos y música. La poesía es una ventana para ver, como decía el poeta Roberto Juarroz, y necesitamos hoy abrir muchas ventanas y puertas que nos conecten con la belleza, con la bondad, con la solidaridad, la ternura y la esperanza.

-¿Cómo nació “Un toro en la garganta del jilguero”?

-Nació, como todas mis obras, tanto literarias como teatrales, como necesidad. Necesidad, en este caso, de despedida y celebración. Una especie de exorcismo personal para seguir respirando hondo. Para mi, primero está el símbolo y luego la realidad, como lo confirma Gilberd Durant, hablando de la función de la imaginación simbólica. Equilibrar universos personales, en vínculo con la “infancia eterna”. Escribí y seleccioné poemas que respondieran a esta construcción de sentido, resignando dejar afuera otros tantos. Cada libro es un ejercicio de reflexión filosófica, de muchas lecturas, y también de experiencias personales. Para escribir este libro releí “La rama dorada” de Frazer, por ejemplo. Retomé lecturas de poetas muy queridos y admirados como Lorca, como Salvatore Qasimodo, Black…y escuché mucha música y muy diversa.

-De la lectura del poemario se desprende que es un libro de poesías con una fuerte impronta musical y sonora, ¿por qué?

-Porque la poesía es música. Música y poesía estuvieron presentes en mi desde muy pequeña. Escribí mi primer poema a los ocho años y aún recuerdo el temblor en todo el cuerpo, como una música. Las emociones son melodías del alma. Las palabras son pura música, las lenguas, la voz. Hace cinco años que brindo un taller literario a distancia, y justamente el objetivo que propongo es ir al encuentro de la propia voz. La propia voz de escritora, de escritor, nada menos. Es nuestra voz la semilla de lo que queremos decir y hacer en este mundo. Suelen asombrarse cuando les pido, por ejemplo, que canten lo que escribieron, que canten lo que ven… piensan que les estoy haciendo una broma. No, no, cantá esta palabra… y cuando estés adentro de ella vas a encontrar todo su magnificencia.

-¿La idea es fusionar las artes?

-Es hermoso, es muy emocionante cuando se pueden derribar los diques que separan la literatura, de la música, del teatro, de la danza, del canto… y permitir que brote la información ancestral y la sabiduría interior que todos y todas tenemos guardadas. Los hindúes relacionan notas musicales a los Chakras, los centros de energía del cuerpo, para mi fue todo un descubrimiento, la sonoterapia trabaja con esto. Trabajo con un método propio de entrenamiento corporal que se llama Kuvera, y tiene como objetivo el desenvolvimiento creativo de todas las personas. Es poesía en el espacio. Es meditación en movimiento. El autoconocimiento es el camino que transito como artista. Y el instrumento que todos tenemos es el cuerpo, el cuerpo como intermediario de ambos mundos: el externo y el interno. Es necesario expresarnos, sacar afuera, ir al encuentro con la poesía, porque la poesía es la gran sanadora, ya que nos abre a un mundo otro, a explorar sentidos, a ver con nuevos ojos… El universo nació con un sonido, ¿no? me imagino que con muchos…. después, llegó para el hombre la palabra.

-Decís en las palabras de autora que “un jilguero con garganta de toro es una imagen poderosa e inquietante para invocar”, ¿por qué te parece necesario invocarla?

-El toro evoca la idea de potencia. El macho impetuoso y también el terrible minotauro, guardián del laberinto. Símbolo de la fuerza creadora. Cabalgar al toro, como lo hace Shiva es dominar y transmutar esta gran energía. El jilguero en cambio es pequeño, pero tiene una voz poderosa, las aves son símbolos de las relaciones entre el cielo y la tierra. ¿Qué hace un toro en la garganta del jilguero?, tal vez solo quiera dejar de ser tan “macho” y cantar como él. Tal vez el jilguero lo llamó para tomar su potencia. No lo sabemos. Como sea se produce un encuentro interesante. En la poesía no hay que buscar respuestas, cada lector o lectora encontrará respuestas nuevas y lo que sería mejor, cada lector o lectora abrirá nuevos interrogantes.



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