Elio Puntieri: “Me gustaría que mis lectores tengan una conexión especial con Morel”
En su reciente novela policial "Dónde caerse muerto", presenta al entrañable y sagaz Camilo Morel, un investigador de seguros con un pasado cargado de ausencias y muy amante de los fierros, que promete volverse antológico.
Elio Puntieri.
Por Ximena Pascutti
En “Dónde caerse muerto”, reciente policial negro publicado por Ediciones Diotima, Puntieri nos sumerge en una trama oscura atravesada por la trata de personas y los femicidios, mientras explora las complejas relaciones entre padres e hijos. También presenta en escena al entrañable y sagaz Camilo Morel, un investigador de seguros con un pasado cargado de ausencias –y muy amante de los fierros–, que promete volverse antológico.
En “Dónde caerse muerto”, el potente policial negro que acaba de publicar Diotima Ediciones, Elio Puntieri traza las pinceladas de uno de esos personajes del género que se vuelven antológicos. Se trata de Camilo Morel, tan entrañable como sagaz, un investigador independiente de seguros, que en esta historia se sumerge en la búsqueda de un lujoso auto robado, para luego ir desnudando una serie de suicidios sospechosos, desapariciones, secuestros y un crimen a sangre fría que lo llevará de forma obsesiva a buscar la verdad.
Elio Puntieri (1972) nació en el barrio porteño de Caballito y creció en la Patagonia. Trabaja como creativo publicitario audiovisual. Publicó relatos en la antología “Hilo, papel y tijera” (Orsai) y en la revista Calibre.38 (España). Amante del policial, obtuvo el premio Bruma Negra 2020 (Plentzia, España) por su cuento “Un cheque de ocho ceros”, donde apareció por primera vez el personaje de Camilo Morel. Ahora está escribiendo su segunda novela, cuya trama también seguirá los pasos del avispado investigador de seguros.
-¿Cómo surgió en tu cabeza el personaje de Camilo Morel? ¿Por qué ese nombre?
-Muchas veces pensé en crear un investigador argentino, al estilo Charlie Parker, Montalbano o Wallander, pero chocaba contra la realidad: no es verosímil un comisario o un fiscal que no esté envuelto en corrupción, y la figura del investigador privado me parecía demasiado exótica para nuestras pampas. Pero en 2012 se me abrió una nueva puerta: le había pedido prestado por unos días el auto a mi viejo, y una mañana salí de casa y no estaba. Me lo habían robado. Hice la denuncia, mi papá llamó a la compañía, y al poco tiempo apareció un tipo que se presentó como representante de la aseguradora a hacerme preguntas. Después supe que era un investigador de seguros.
Desde ahí el personaje me empezó a cerrar más: un hombre que trabaja de manera independiente, contratado para investigar robos o posibles fraudes. Un hombre que no busca justicia sino simplemente su comisión. Ahí empecé a elaborar más el personaje y a crearle un pasado, una historia. Originalmente el apellido era Moral, que me resultaba una linda contradicción. Pero después pasó a ser Morel. Y el nombre, Camilo, me gustó porque suena personal, y porque tiene un guiño a Andrea Camilleri, un gran autor del género.
“Toda esta novela nos enfrenta a un hombre –Morel– que cree que está buscando ganar una comisión, pero en el fondo sabe que busca su redención”.
-Morel fue creciendo y aparece en unos cuentos tuyos. ¿Qué te impulsa a darle cuerda a este personaje?
-A medida que escribía la primera novela, fueron surgiendo historias del pasado de Morel que me parecieron interesantes para resaltar: un padre adicto al juego, una madre suicida, un hijo que vive en el sur, un abuelo italiano que escapó de la guerra y que prácticamente lo crió. Una obsesión por la colección de autos antiguos. Y, además, la historia de un joven de una familia acomodada que a los 20 años tuvo que dejar la facultad y ponerse a trabajar de lo que fuera, porque su padre había perdido absolutamente todo en el casino.
Muchos de estos detalles ni siquiera están escritos en esta primera historia, pero sentí que eran necesarios para cargar de riqueza al personaje: datos que fueran interesantes para explotar en otros cuentos y en próximas novelas, como subtramas. Por eso, dentro de cada historia, vamos a conocer algo más sobre cómo escapó su abuelo de la guerra, cómo compró cada uno de sus autos, cómo se suicidó su madre… son todas pequeñas historias que, además de la trama policial, le dan cierta riqueza al personaje, y nos ayuda a entender su lado oscuro, sus obsesiones y su soledad. Me gusta justamente eso: darle una vida real y compleja, pero sin estridencias ni hechos que se alejen de una realidad cotidiana.
-En la novela están observadas las relaciones entre padres e hijos, y sobre todo la paternidad. ¿Qué te interesaba a la hora de ahondar en estos vínculos? ¿En el vínculo padre-hijo, el machismo interfiere o contamina a veces las expresiones de afecto?
-La historia, casi de manera oculta, comienza cuestionando las relaciones entre padres e hijos, especialmente las ausencias y las presencias. Hay muchas formas de ser un padre ausente, tantas como un padre presente. Morel empieza a descubrir distintas situaciones que lo llevan a cuestionar los roles como padre, y comienza a sentir su ausencia física como un peso. Por eso, la historia nos enfrenta a un hombre que cree que busca ganar una comisión, pero que en el fondo sabe que lo único que busca es su redención.
-¿Qué te inspiró a escribir un policial negro?
-El género policial me conecta con lo más oscuro de una persona. La aparición de lo sombrío, de la crueldad, de lo lóbrego, muchas veces es inesperado y sorprendente, incluso para el entorno de un criminal. Por eso, se pueden crear historias donde la maldad y el lado más perverso nos pueden conectar con un personaje. Nadie puede asegurar que la persona que tiene al lado sea incapaz de cometer un crimen.
Elio Puntieri.
-¿Por qué decidiste incluir autos antiguos en la trama?
-Reflejan el espíritu nostálgico de Morel. Le cuesta cortar su pasado, vive con los recuerdos de una vida en la que fue muy feliz y que un día se rompió por el suicidio de su madre, la caída económica de su padre y la historia de su abuelo. De alguna forma, los autos antiguos son la conexión que él todavía tiene con ese pasado ochentoso que no puede soltar.
-¿Cómo fue tu trabajo creativo para congeniar temas tan diversos como el mundo de las aseguradoras, la trata de personas y los autos antiguos?
-El principal desafío fue generar una historia verosímil y que no fuera forzada ni sonara estereotipada. Fui muy meticuloso en trabajar esos detalles, tanto con el personaje principal como con todos los secundarios. Para eso, estudié e investigué mucho sobre el accionar de las compañías de seguros, la trata de personas, el trabajo de la policía y la justicia en casos de trata, las situaciones paranormales, que también aparecen en la novela, y hasta en el tema de la restauración de automóviles antiguos. De hecho, investigué y me involucré tanto en el tema, que hoy en día yo también estoy restaurando un Renault 4 del año 72. Todo esto sirvió para luego encadenar cada tema de manera natural.
-¿Qué esperás que los lectores se lleven?
-Me gustaría que se lleven una historia policial construida con respeto por el género. Y que tengan una conexión especial tanto con Morel como con el resto de los personajes, que creo que tiene una personalidad atractiva.
-¿Cómo describirías tu estilo de escritura? ¿Qué autores o novelas te influyeron?
-En mi escritura lo que busco es ser directo y preciso. En esta novela busqué transmitir la porteñidad a partir de un narrador simple y poco ampuloso. Desde el policial, las mayores influencias vinieron de los clásicos a los más modernos, como Chandler, Hammett, Connolly, Mankell y Camilleri. Pero después, todo influye. El policial argento de Sasturain, Kike Ferrari o Claudia Piñeiro. La simpleza cotidiana que manejan Soriano, Sacheri y Fontanarrosa, hasta lo oscuro y el mal de Lamberti, Enríquez o Schweblin. También me influyeron Forn, Saccomano… todo lo que uno lee y disfruta mucho de alguna forma termina influyendo en la escritura.
-¿Estás trabajando en algo nuevo? ¿Tendremos más aventuras de Camilo Morel?
-Tengo terminado un primer borrador de la segunda novela de Morel. Va a ser una precuela, que va a contar el origen de su historia como investigador de seguros. Los detalles de esta historia se cuentan por arriba en “Dónde caerse muerto”, donde se habla superficialmente de la primera investigación: cuando lo mandan a investigar el incendio de un parador de montaña en la Patagonia. La próxima novela de Morel estará ambientada en Villa la Angostura en 2011, poco después de la explosión del Volcán Puyehue. Me pareció un escenario ideal para un policial negro: un centro turístico invernal y un paisaje paradisíaco, pero que termina convertido en un paraje solitario, sombrío y postapocalíptico cuando le caen encima varios metros de cenizas volcánicas.
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