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Gastronomía 15 de abril de 2023

ElBulli contado por elBulli: así es su museo para “comer conocimiento”

elBulli1846, de 3.000 metros cuadrados, incluye el mítico restaurante, donde se distribuyen 69 instalaciones artísticas, conceptuales y audiovisuales. Abrirá tres meses al año con capacidad para 200 visitantes diarios.

Ferran Adrià posa ante la vitrina en la que se reproducen algunos de sus platos más icónicos. Foto: EFE | elBulli1846.

Por Pilar Salas

ROSES, España.- La menestra de verdura en texturas, que para el español Ferran Adrià supuso el “inicio de una revolución”, vuelve a la cocina de elBulli pero sólo para contemplarse, porque el considerado restaurante más influyente del mundo regresa el 17 de junio transformado en un museo destinado a “comer conocimiento”.

El restaurante en la localidad catalana de Roses, en la costa mediterránea, cerró en 2011 tras haber conseguido cuatro estrellas Michelin y ser reconocido como el mejor del mundo en cinco años en la década de 2000.

El museo abrirá tres meses al año con capacidad para 200 visitantes diarios que sólo podrán tomar agua y café. “Voy a una exposición de Norman Foster y no le pido que me haga una casa. Habría que montar un equipo de más de 40 personas y ahora es imposible”, se justifica Adrià.

A cambio les ofrece todo su conocimiento y el recopilado por elBullifoundation y laBullipedia en un espacio de 3.000 metros cuadrados que incluye el mítico restaurante, donde se distribuyen 69 instalaciones artísticas, conceptuales y audiovisuales para entender “cómo cambió el paradigma de la gastronomía mundial”.



El comedor de elBulli transformado ahora en una de las salas expositivas. Foto: EFE | ElBulli1846.

El comedor de elBulli transformado ahora en una de las salas expositivas. Foto: EFE | ElBulli1846.



Eso es elBulli1846, cifra que referencia las elaboraciones servidas en el restaurante, cerrado en 2011 para “reinventarse”. Adrià lo recorre con la satisfacción de quien sabe lo que desde aquí se aportó: “Es importante este proyecto para que la gente no se olvide”.

No hay atisbo de vanidad detrás, sino uno de los principios que inculcó en elBulli: compartir conocimiento a través de ponencias, libros, conferencias, entrevistas…

Gracias a este espíritu, las esferificaciones por las que les “querían matar” son hoy “un juguete” y utensilios como biberones, sifones, pipetas o pinzas de emplatado pululan hasta en los hogares, quizá desconociendo su origen.

Nueva cocina mundial

Estas y otras impagables aportaciones que convirtieron a España en impulsora de la nueva cocina mundial se recorren por espacios llenos de interrogantes adrianianos y del esplendor de una cocina que buscaba tanto la ruptura con lo establecido como que “el comensal fuera feliz”, asegura a EFE.

Al primer contrato escrito a mano del fallecido Juli Soler, coartífice de elBulli y quien embarcó a un poco convencido y “pipiolo” Ferran Adrià a los 22 años, se suman videos como el de un frenético servicio en el restaurante y reproducciones fidedignas de platos icónicos como la sopa de letras, la espuma de judías blancas con erizos, el tuétano con caviar o el granizado salado de tomate con orégano fresco y manjar blanco.

Con ellos crearon tendencias, pero es que además elBulli fue el primer restaurante con tres estrellas Michelin que quitó la carta e impuso el menú degustación, abogó por los “snacks” y comer con las manos, deconstruyó recetas tradicionales, incorporó a un artista en su equipo para diseñar el menaje, dialogó con otras disciplinas, creó el primer taller de investigación e instaló el “código abierto” para “compartir conocimientos”.


El Bulli reabre el 17 de junio transformado en un museo


En un recorrido de unas dos horas y media con audioguía en varios idiomas, “hay dos tipos de visita, la del que estuvo en el comedor de elBullirestaurante y se va a emocionar, porque le vendrán recuerdos, y la de la gente que no estuvo nunca, que lo vivirá de otra manera”, asegura.

Con una inversión de once millones de euros, tras este museo hay una larga lucha y un entendimiento final con ecologistas y vecinos por estar ubicado en un parque natural, aunque nada frenó el empeño de Adrià en exponer datos “indispensables para quien quiera trabajar en la cocina”.

Adrià, el lavaplatos que quería ser futbolista y acabó siendo el cocinero más influyente del mundo, da “por cerrado un círculo” con la inauguración del museo, al que se dedicará dos años, compaginándolo con las actividades de la fundación. “Me tengo que plantear qué haré en 2025”, admite.

EFE.



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